Di Tella en los medios
Radio Metro 95.1
17/05/18

Paola Bergallo: "Vivimos en una sociedad que exalta la maternidad pero no es igualitaria"

Por Juan Pablo Varsky

La profesora de la Escuela de Derecho UTDT conversó con Juan Pablo Varsky en el programa "No somos nadie" sobre el debate en torno a la despenalización del aborto. "Es un debate que las feministas, esperamos hace muchos años. Es una deuda de la democracia", aseguró.

El periodista Juan Pablo Varsky recordó que el debate por el aborto "no terminó" y que la primera oradora en las audiencias previa al debate parlamentario fue Paola Bergallo, profesora de la Escuela de Derecho de la Di Tella. "Fue un privilegio y una responsabilidad", aseguró Bergallo. 

"Es un debate que las feministas, el movimiento de mujeres, esperamos hace muchos años. (El debate sobre la despenalización del aborto) era una deuda de la agenda democrática en nuestros derechos humanos", sostuvo la profesora UTDT .


JPV: Creencia, religión, ciencia, derechos humanos. ¿Cuál es el enfoque correcto?

PB: Es interesante entender que la discusión involucra derecho y política pública. Los legisladores tienen que interpretar la Constitución, pero no como un juez o jueza que tiene un conflicto particular. Es una decisión sobre si seguir usando el derecho penal para regular el aborto. La Constitución no lo manda. Empezamos a usarlo a fines del siglo XIX. En 1921 ya había una legislación progresista y trabajamos para usarla. Hay que redefinirla a la luz de la Constitución de 1994, de esa Argentina liberal, democrática. Esa norma estuvo en los libros con una práctica que nos hacía creer que el aborto estaba totalmente penalizado. Nos olvidábamos de esas excepciones que estaban en el Código Penal. Lo terminó certificando la Corte Suprema de Justicia con el fallo FAL. Ese trabajo y la guía que el ex ministro de Salud Ginés Gonzales García nos encargó y no se pudo aprobar en su mandato. Esos episodios fueron de la legislación que estaba vigente. Ahora ese desafío lo tienen los legisladores. La cuestión que tienen que decidir es cuánto la Constitución determina que tiene sentido seguir usando ese derecho penal que hemos usado sin éxito, ese derecho liberal que interpretamos conservadoramente, y que no logramos arraigar en la sociedad como una norma bien permisiva. El Congreso tiene que interpretar los límites de ese modelo liberal e ir hacia donde van las democracias más modernas. Es una decisión de política publica.

JPV: ¿Los legisladores empiezan a incorporar o tenían este concepto? ¿O es el debate actual el que brinda estas nociones?

PB: Siempre deliberar nos ayuda a cambiar nuestras opiniones, sobre todo cuando no están basadas en la información. Hay argumentos de salud pública, cuestiones médicas particulares, y de política, es decir, de entender la falta de legitimidad de una norma que nos rige desde 1921, y del que las mujeres no participamos en esa deliberación. No hubo ni un solo voto de las mujeres. El debate es pedagógico. Es mucho más que la discusión sobre el aborto, implica vivir y argumentar en una democracia constitucional. 

JPV: ¿Cómo ves el debate en el Congreso hoy?

PB: Se está filmando, por lo que está todo documentado. Las actoras amplifican en redes sociales los siete minutos de exposición, al estilo de las charlas TED. Ahí hay un desafío, aunque creo que se puede hacer más trabajo comunicacional. Yo estoy siguiendo los contenidos de los expertos. La gente ve todo en el mismo registro, pero lo que estamos haciendo es diferenciar las categorías de exposiciones en experiencias, expertises y opiniones. Van familiares, sanitaristas, religiosos y juristas. Hay abogados de la sociedad cívica, académicos y académicas que hacen investigación jurídica. Por ejemplo, Julieta Di Corletto hizo una tesis doctoral de Historia sobre la penalización situaciones de violencia y género y llevó los datos sobre cómo esta norma no funcionaba ni funciona tampoco y cuando lo hacía se ensañaba contra las mujeres mas pobres.

JPV: ¿Sirven los datos en nuestro país?

PB: Somos una sociedad que no tiene tradición de buscar la verdad en general y menos en confiar en la posibilidad de producción de datos objetivos. Es una actitud anticientífica. Si bien no existe tal cosa como la objetividad completa,  hay procesos que las ciencias sociales y duras desarrollados para controlar todo lo posible nuestros sesgos. En el área de metodología y transparencia de datos creo que estamos cambiando. Se hace pedagogía, lo hizo el Movimiento de mujeres. Lo más importante de todo esto es mirarlo como un proceso pedagógico de civilidad. 

JPV: ¿Cuál es el argumento más fuerte en contra del aborto? 

PB: En las audiencias hay un choque de paradigmas sobre cómo concebimos el derecho. Respecto de los argumentos legales, estamos mostrando quienes estamos a favor de la despenalización la complejidad del tema y que hay muchas formas de promover el respeto por la vida gestacional y hacer posible, al mismo tiempo, el derecho de las mujeres. Eso exige entender que en las democracias constitucionales se pondera cuando hay choque de argumentos y derechos. Los argumentos en contra hacen mucho hincapié en el valor de la vida gestacional, cosa que todos compartimos, pero tiendan a negar esa necesidad de ponderación, y cuando avanzan en aceptar la ponderación, tienden a ponderar de forma incompatible con el respeto del derecho de las mujeres. Ahí hay una cuestión más metodológica de desacuerdo. Entonces el que defiende la vida, y hace siempre hincapié en el comienzo de la vida, y argumenta diciendo que, como la vida siempre vale, vale igual en el fondo la vida del embrión, del feto, y de la persona nacida. 

JPV: Si todo el tiempo es vida, y vos matas a alguien, la palabra asesinato es eficaz.

PB: Exacto. La eficacia de ese discurso y de las imágenes que acompañaron este discurso tantos años en parte explican ese tabú tan fuerte en la sociedad, que es bastante moderna y progresista, pero que si la comparás con sociedades de ingresos medios y realidades parecidas a la nuestra, ahí quedamos dislocados del centro. De hecho, somos la primera sociedad con tener matrimonio igualitario. Y tardar tanto en esto, cuesta entenderlo. En 2012 celebramos que la Corte considera que el aborto por violación está permitido, cosa que estaba aclarada en el Código Penal desde las dos últimas dictaduras. Opera sobre una cultura católica, donde el proceso de laicización es formal pero no emocional. Y en esa cultura católica, las imágenes de la vida fetal, porque todos creemos que ahí hay un valor, operan en un mundo donde no tenemos imágenes de las mujeres, porque las que abortan no se muestran. No hemos tenido a las mujeres visualizadas ni puestas en el ejercicio de la ponderación. 

Noelia Barral Grigera: En ningún caso se mostró la imagen de una mujer desangrada por aborto clandestino.

PB: Es justamente lo que implica tomarse en serio el derecho de las mujeres. Es un tema de consistencia: hablas de los derechos de las mujeres, no las usas. La sociedad no puede imaginarse esas mujeres que mueren o sufren daños, ni a todas las otras que abortan, sean o no pobres. Ese tabú opera en varones y mujeres.  

JPV: ¿Qué hay sobre el riesgo de hablarle solo a los convenidos? 

PB: Tratar al otro sin respeto ni consideración no solo que no es útil para cualquier debate, sino que no es respetuoso de su dignidad. Es una cuestión de principios y de estrategia. Ahora bien, se ven muchos formatos de pseudoargumentos y pseudociencias. Y del otro lado se pide templanza, cuando vivimos en una sociedad que fuerza la maternidad pero no es igualitaria. Somos una sociedad que exalta mucho la maternidad pero destrata mucho a las madres, y más a las pobres. No dimos educación sexual. Tampoco damos acceso a la anticoncepción. Entonces: ¿con que legitimidad le vamos a pedir a quienes defienden esos derechos, a los que están cerca de las mujeres, en la clandestinidad, que no se enojen cuando hablamos de estos temas? Creo que hay derecho a estar enojadas. Esta es una deuda de la democracia, hubo que hacer mucha pedagogía para llegar a este debate.

Escuchá acá la entrevista completa: