Di Tella en los medios
La Nacion.com
24/04/18

Fue a clase sin corpiño y la sancionaron: ¿Hasta dónde se puede regular la vestimenta en la escuela?

Claudia Romero, directora del Área de Educación de la Escuela de Gobierno de la Universidad Torcuato Di Tella, señala: "Es interesante la reacción, los alumnos reclaman contra la escuela y la suelta de corpiños muestra que está muy sensible la agenda de género, que se despertó. Bienvenida sea su presencia".



La polémica desatada por Bianca, la alumna apercibida en el Colegio Reconquista de Villa Urquiza por asistir a clase sin corpiño, llevó a muchos a recordar la escuela secundaria de hace 25 o 30 años. En ese entonces se dejaba establecido, aún en escuelas públicas, que las alumnas no podían llevar el pelo suelto y la falda o los guardapolvos no podían estar por encima de las rodillas. A los alumnos se les exigía que el pelo no llegara al cuello de la camisa y que debían ir vestidos con colores oscuros.

"En 1982, en mi último día del quinto año, no pude entrar a la escuela porque mi preceptor me negó la entrada. ¿La razón? quise usar medias blancas en lugar de las azules. Esperé en la plaza toda la tarde sola la salida de mis compañeros. Esas eran normas ridículas que en nada se vinculan con el rendimiento escolar. Pero también es cierto que no vamos vestidos de cualquier manera a ningún lugar, por ejemplo a trabajar", señala a LA NACION Marcela Zuzuarregui, docente y capacitadora. Y sugiere: "No les tengamos tanto miedo a los chicos. Si establecemos reglas claras y coherentes el resto viene como consecuencia de ello".

Todo cambió. Hoy la vestimenta escolar se discute en los llamados Consejos Escolares de Convivencia. Allí los alumnos, docentes, preceptores, directivos y padres deben establecer algunos códigos que favorezcan la convivencia escolar, entre ellos las pautas de vestimenta.

Según el ministerio de educación porteño estas prácticas se están realizando en todos los secundarios y en la mitad de las escuelas primarias. Existe una guía online para que los docentes y directivos puedan tener a mano una herramienta para la prevención, intervención y acompañamiento de las alumnos.

"Esos consejos deben reunirse al menos cuatro veces al años" dice a LA NACION Andrea Bruzos, subsecretaria de Coordinación Pedagógica y Equidad Educativa del GCBA. Y agrega: "Cada escuela tiene su reglamento de convivencia que están basados en la ley 223 de Convivencia Escolar, pero no todas tienen pautas de vestimenta". "Pero donde existe ese reglamento de convivencia el tema está muy claro. Incluso, y para evitar conflictos, en algunas escuelas se prohíbe a los chicos que asistan con camisetas de equipos fútbol", aclara la funcionaria

Respecto al problema suscitado en la escuela Reconquista la funcionaria señala: "Hay que ponerle voz a los reclamos, pero sería mejor que los alumnos propongan temas y se debatan en la escuela en lugar de quejarse. Las propuestas mejoran la convivencia y traen beneficios para ellos, las quejas no".

Por último, Bruzos reflexiona sobre el momento tan particular. "Hay que hablar con los alumnos, muchos confunden los extremos de los temas de género, hay que buscar un equilibrio. En eso estamos trabajando".

"La vestimenta parece ser irrelevante, pero no lo es si forma parte de un acuerdo de la comunidad educativa", señala Claudia Romero, directora del Área de Educación de la Escuela de Gobierno de la Universidad Torcuato Di Tella. "Es interesante la reacción, los alumnos reclaman contra la escuela y la suelta de corpiños muestra que está muy sensible la agenda de género, que se despertó. Bienvenida sea su presencia", sostiene.

Romero advierte además que "este es un nuevo desafío para la escuela y una enseñanza formidable para que los alumnos participen de las reglas de convivencia, pero que una vez que están establecidas sepan que también deben cumplirlas y si no se cumplen que se sancione como indica el mismo código de convivencia. El gran desafío es que cada práctica en la escuela debe ser una práctica educativa y saber separar la sanción moral y las discriminaciones que muchos reglamentos explícitos contienen".

"Los adultos que actúan en la escuela van a tener que mejorar su capacidad de argumentación y de persuasión para estas cuestiones que están más sensibilizadas, como la agenda de género, para que no se desborden", aclara la especialista.

¿Cómo actúan otras escuelas?

En las escuelas privadas es más claro: la mayoría utiliza uniformes y los padres cuando inscriben a sus alumnos aceptan un reglamento que impone la escuela. En la mayoría se establece que los alumnos no pueden asistir a clase en "ojotas, shorts, musculosas". De todos modos no es frecuente que se sancione a un alumno por su vestimenta, pero sí que se le llame la atención.

"Nosotros nos adaptamos al Consejo de Convivencia pero también tenemos en cuenta, al momento de adecuarnos, varias cosas: la actividad que realiza el alumno en la escuela y en Ciudad Universitaria cuando tiene actividades deportivas y también el clima", dice a LA NACION Leandro Rodríguez, rector del Carlos Pellegrini.

Gustavo Zorzoli, rector del Colegio Nacional Buenos Aires recuerda que en esa institución "está establecido en el artículo 7, del Reglamento de Convivencia, que los estudiantes no tendrán restricciones de vestimenta especifica. Deberán adecuar la misma y su presentación a las formas y objetivos de la actividad colegial".

También pasa en otros países

En Inglaterra el código de vestimenta es muy estricto. El primer uniforme fue azul. Se creía que este color acostumbraba a los niños a la organización y a la humildad. Actualmente cada institución tiene su propio uniforme y símbolo. Pero es tan estricto que, incluso cuando hace calor, prohíben ponerse shorts. Este verano los alumnos varones hicieron una manifestación y asistieron a clase con polleras. Después de esta protesta, muchas escuelas introdujeron un uniforme escolar de género neutro.

Recientemente el instituto Braden River, en Florida, Estados Unidos, sancionó a una alumna llamada Lizzy Martínez, de 17 años, porque la adolescente fue a clase con una camiseta de manga larga y sin corpiño. La dirección le llamó la atención e hizo que se pusiera tiritas sobre los pezones; la alumna dice que fue una "humillación" y que no hay razón para exigir a las chicas que usen esa prenda de ropa interior. Como protesta, Martínez ha decidido no llevar corpiño hasta que el instituto se disculpe y dejen de imponer su uso a las alumnas.

Hoy Bianca, de la escuela Reconquista, desafía y cuestiona que haya normas distintas para los cuerpos de las chicas, manifestando y reivindicando sus derechos de género y consiguiendo solidaridad de sus pares, que convocan a una "suelta de corpiños" frente al Palacio Pizzurno para mañana las 17hs.