Di Tella en los medios
Clarín
20/04/18

Tres tristes Trump en las Américas

Mariano Turzi, profesor de Relaciones Internacionales UTDT, analiza la relación actual de Estados Unidos con la región. "El panorama hoy no es de animosidad pero sí de ausencia: Washington simplemente ha elegido abandono, no jugar un rol protagónico en los asuntos latinoamericanos", sostiene Turzi.


En un año, la administración Trump se alejó ostensible y ostentosamente de la promoción de los derechos humanos y el libre comercio como cimientos del orden mundial y pilares primarios de la acción internacional de los Estados Unidos. En este contexto, la Cumbre de las Américas fue sintomática del estado actual de (des)orden mundial.

Primero, el Presidente norteamericano no asistió, evidenciando una clara falta de liderazgo. Históricamente, la Cumbre constituyó una oportunidad para que los Estados Unidos promoviesen sus intereses y refuercen su posición en la región. Hasta George W. Bush asistió a Mar del Plata en 2005 a sostener el liderazgo norteamericano ante un grupo mucho más hostil de presidentes de la denominada nueva izquierda.

El panorama hoy no es de animosidad pero sí de ausencia: Washington simplemente ha elegido abandono, no jugar un rol protagónico en los asuntos latinoamericanos. ¿Podría interpretarse como un proceso de retiro voluntario norteamericano de una posición de liderazgo regional? Ello tiene eco a lo largo de la región. De acuerdo a datos del Centro Pew, entre 2015 y 2017, la opinión pública favorable a los Estados Unidos se redujo 19 puntos, de 66% a 47%. La mayoría de los latinoamericanos tiene opiniones negativas sobre la conducta de los asuntos internacionales de Washington y sobre el propio Trump, describiéndolo como arrogante (82%), intolerante (77%) y peligroso (66%).

Segundo, el discurso del vicepresidente Mike Pence evidenció la falta de visión estratégica de Washington para el hemisferio. Los nueve primeros párrafos del discurso fueron acerca del ataque aliado de Estados Unidos, Inglaterra y Francia contra el régimen sirio de Assad y el apoyo ruso. Esto en una cumbre cuyo lema era la lucha contra la corrupción.

Una de las “providencias especiales” sobre los Estados Unidos son sus vecinos latinoamericanos: alta asimetría de poder y baja hostilidad relativa a otras regiones. Esta ventaja estratégica ha estado reduciéndose en la última década por el ingreso de potencias extra regionales –abrumadoramente China- y la falta de una diplomacia inteligente hacia la región.

Tercero, no hubo otros países que avanzaran y lideraran la Cumbre en ausencia de los Estados Unidos. El regionalismo latinoamericano atraviesa una nueva etapa: un vacío de liderazgo norteamericano, crisis internas por destituciones y la incertidumbre de procesos eleccionarios a lo largo de todo el continente. Sumado a la inestabilidad geopolítica global, las crecientes disrupciones en el comercio internacional y las amenazas a la estabilidad económica mundial, es imperioso consolidar una gobernanza regional resiliente.

La complejidad de los riesgos combinados que afectan a la región requiere de la capacidad de anticipar, resistir, adaptarse y recuperarse. Esta flexibilidad en los diseños institucionales regionales no es un atributo valioso para la competitividad sino un imperativo de seguridad para la región en un orden mundial que se torna cada vez más desordenado e inseguro.

Mariano Turzi es profesor de Relaciones Internacionales Universidad Torcuato Di Tella ( UTDT )