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31/01/17

Entre la supervivencia y la audacia: las dos Argentinas de Mauricio Macri

Por Germán Fermo

Para el director de la Maestría en Finanzas de la UTDT, "Macri es el primer Presidente que se le planta al peronismo y lo combate con sus mismas armas"

La realidad política y económica que vive el país puede resumirse en dos Argentinas: "la Argentina de primer orden" y "la Argentina de segundo orden", con urgencias y necesidades completamente distintas. Como condición de "primer orden", la Argentina de hoy es una sin peronismo y eso en sí mismo es una noticia extraordinariamente positiva en el plano económico. Desde el retorno a la democracia, el peronismo ha gobernado mayoritariamente y los resultados de su gestión están abominablemente a la vista: pobreza en máximos, educación deficitaria, infraestructura colapsada, inflación crónica, atraso cambiario, reservas en baja, subdesarrollo generalizado, son algunos de los cuantiosos legados de un partido que en vez de proteger a los pobres como aclama, ha sido una sistemática y despiadada fábrica de generación de los mismos. En este contexto, una Argentina sin peronismo en la administración es ya una realidad para celebrar estrepitosamente y los cambios favorables en la convivencia diaria se perciben notoriamente. Macri es el primer Presidente que se le planta al peronismo y lo combate con sus mismas armas, intentando "lo imposible": sobrevivir e incluso ser reelecto democráticamente. Si ese fuese el caso, ¿qué quedaría de un peronismo "sin caja" por ocho años? Esta es la condición dominante de todo el oficialismo: para cambiar, primero y por sobre todo, hay que existir y tengo la sensación de que les va a ir muy bien, tendremos Cambiemos por un largo tiempo democrático, lo celebro y al mismo tiempo permito preocuparme.

En sólo un año, el Presidente Macri y su equipo han podido re-oxigenar institucionalmente a un país éticamente quebrado y en estado de gangrena mental, esto es sólo un incipiente inicio ante un camino infinitamente largo, complicado y lleno de peronismo. Respecto a la administración anterior, la Argentina de hoy exhibe mejoras notables. Ya no padecemos de discursos mesiánicos, ya no somos sometidos a cadenas televisivas cotidianas, incomprensibles e interminables, ya no debemos enfrentar ataques anti-republicanos ni dictatoriales, tenemos un Presidente que en vez de buscar la confrontación permanente intenta a su forma y con su estilo, criticable si quieren, un mensaje socialmente conciliador, cuando abrís el diario a la mañana no te estalla la cabeza con una bomba cotidiana como solía ocurrir sólo un año y medio atrás, lentamente Argentina se recupera de los cuantiosos cepos impuestos en un pasado muy reciente, se integra como puede al mundo y gracias a la impecable gestión del Banco Central, Argentina se ha encauzado ya en un sendero inflacionario mucho más controlado, los argentinos de a poco le vamos perdiendo el miedo a convertirnos en Argenzuela. Y podría seguir con una serie de cambios que han modificado ya nuestros sentires cotidianos. Probablemente y sin darnos cuenta, el Presidente Macri intenta reconvertir al Principado de Peronia en la República Argentina, aquélla que alguna vez y hace mucho tiempo se ubicaba en el top-10 de las naciones del mundo. Como condición esencial en esta Argentina de "primer orden" se hace indispensable que el peronismo no vuelva a tomar la administración del país y el oficialismo a eso lo tiene muy en claro. La no existencia de peronismo en el poder es per sé una excelentísima condición y esa es la razón por la cual los mercados financieros siguen siendo amigables con un país que enfrenta un equilibrio general lleno de dudas.

Precisamente, estas dudas, se relacionan con la "Argentina de segundo orden". Intentar transformarnos en una república no peronista frente a una sociedad que demanda peronismo permanentemente, es costosísimo y dicho costo puede resumirse en dos palabras: "gasto público" y "endeudamiento externo", dos viejos conocidos del menú de fracasos argentinos. Claramente, la realidad económica a fuerza de frustración, me convenció de que el primer mandato de Macri, será uno de consolidación política y en esta transición, el oficialismo ha ido mutando hacia un populismo no peronista en donde toda restructuración económica dejó de ser prioritaria: "la Argentina de primer orden dominó ampliamente". El objetivo de consolidación política ha condicionado permanentemente la gestión económica, por lo tanto, en lugar de encarar una restructuración fiscal necesaria se ha optado por postergarla en el tiempo, utilizando el endeudamiento externo como alternativa. La Argentina de hoy de acuerdo a lo que nos cuenta el gobierno, pretende ser una en donde "la obra pública le mejore la vida a la gente", sin preguntarnos "convenientemente por el momento", cómo generaremos las condiciones para repagar la deuda que dicha obra pública necesite para su financiación, pero les aclaro: no tenemos mucho tiempo para ignorar semejante restricción intemporal. La Argentina de hoy es una en donde el gasto púbico vuelve a marcar récords y en donde el endeudamiento comienza a convertirse en una razón de preocupación ojo, no digo drama por el momento, sólo digo preocupación. El ratio deuda externa/PBI es aproximadamente 40% por lo tanto es hoy totalmente manejable. Pero, con necesidades de financiamiento neto en torno a los USD 35.000 millones anuales y ante un gobierno que no articuló ni articulará un programa fiscal creíble, dicha situación se irá deteriorando progresivamente por lo menos, hasta el primer mandato del Presidente Macri. La conclusión es muy sencilla: la "Argentina de segundo orden" financia a la "Argentina de primer orden" implicando que "desperonizar" a este bendito país hacia otra clase de populismo es muy caro y ese parecería ser el sendero escogido por el oficialismo a fuerza de fe y esperanza.

En suma, la "Argentina de primer orden" es una excelente noticia que tiene como preocupante contrapartida a la "Argentina de segundo orden", una Argentina gris, llena de gasto público creciente y endeudamiento en ascenso. La desperonizacion de la Argentina, si ocurre alguna vez, y ese es el gran desafió "no dicho", obligará a quien esté al mando, a transitar un sendero de mucho gasto y alto endeudamiento que sin ser una tragedia per sé, constituye una sustancial fuente de preocupación y de afuera lo saben, razón por la cual Argentina coloca deuda a 10 años al 7%. Me animo a imaginar a un Presidente Macri saliendo muy bien parado en las legislativas del 2017, ganando incluso las elecciones del 2019 pero al mismo tiempo, dejando una estela de gasto en exceso y endeudamiento. En un futuro no tan lejano, la realidad económica obligará a la Argentina a encarar una reestructuración fiscal a la que todavía no se atreve, tenemos sólo entre tres y cinco años de oxígeno. El segundo mandato de Macri deberá ser el de la corrección y el de la audacia, espero que el equipo económico ya lo tenga bien claro porque de lo contrario la Argentina ignorada de hoy, "la de segundo orden" terminará como siempre, tragándose a la de "primero". Y mientras tanto sigo esperando que el flamante equipo económico que fue presentado a la sociedad como "el fiscalmente austero" nos cuente de qué se trata dicha austeridad o ¿será el mismo humo que el 2016?