Di Tella en los medios
La Nación
11/07/16

Por fin, una Corte equilibrada

Por Eduardo Baistrocchi

El Senado y el Presidente de la Nación han dotado a la Corte Suprema de Justicia de un nuevo equilibrio que no se advierte desde hace casi un siglo. Este nuevo equilibrio tiene, al menos, tres dimensiones.

Por un lado, los cinco miembros de la Corte Suprema han sido designados por tres presidentes distintos. La administración Duhalde designó al juez Maqueda; la administración Kirchner a los jueces Highton de Nolasco y Lorenzetti, y la administración Macri a los jueces Rosatti y Rosenkrantz. Ninguno de estos tres subconjuntos de jueces tiene, por su número, el control de las decisiones del Alto Tribunal. El proceso de designación de los jueces incluyó audiencias públicas con la participación de la sociedad civil como contralor adicional de los candidatos propuestos. Tales audiencias han sido vistas por cientos de miles de personas a través de YouTube y plataformas virtuales análogas. Esta primera dimensión de la Corte es habitual en democracias republicanas estables.

La segunda dimensión del equilibrio de la Corte está dada por el origen territorial de los jueces: cuatro jueces han nacido en el interior del país (Lorenzetti, Maqueda, Rosatti y Rosenkrantz) y un juez en la Capital Federal (Highton de Nolasco). Este perfil le hace honor al sistema federal de gobierno cristalizado en nuestra Carta Magna.

La tercera dimensión está dada por la formación de los jueces. En su mayoría han sido formados tanto en la tradición del derecho continental europeo que nutre a las facultades de derecho de la Argentina y en la tradición del common law (uno de los jueces ha recibido el título de doctor de la Universidad de Yale). La mayor parte de los jueces son bilingües. Esta segunda dimensión induce a un análisis interdisciplinario riguroso de las disputas que lleguen a los estrados de la Corte.

Sin duda, falta un crucial cuarto equilibro: el de género. El desafío aquí es introducir este equilibrio de género sin destruir los tres equilibrios trabajosamente logrados. Para resolver este desafío es vital tener presente el frágil contexto del Estado de Derecho de la Argentina. Esto incluye que la Corte Suprema ha sido masivamente modificada nueve veces desde 1946.

Estimo que es posible lograr este cuarto equilibrio sin ampliar el número de jueces de la Corte Suprema. De este modo se evitarían dos efectos sistémicos malos según la experiencia constitucional argentina: en primer lugar, se evitaría implementar el décimo cambio masivo en la composición del Alto Tribunal; luego, se enterraría la percepción de la ciudadanía según la cual cada presidente tiene "su" Corte. La expresión "la Corte de Menem" no debería extenderse a "la Corte de Macri".

El siguiente procedimiento de dos elementos es un modo de introducir el cuarto equilibrio sin destruir los tres aludidos antes. Por un lado, este procedimiento debería incluir un compromiso público del Presidente de la Nación según el cual, a igualdad de talento entre hombre y mujeres, las vacantes de jueces en el Poder Judicial de la Nación sean cubiertas por las candidatas mujeres seleccionadas por el Consejo de la Magistratura y aprobadas por el Senado de la Nación. Esta preferencia podría mantenerse hasta lograr un equilibro de 50 por ciento entre los dos géneros en el Poder Judicial de la Nación. Por otro lado, que las vacantes que se produzcan en la Corte Suprema sean cubiertas por mujeres, a igualdad de talento con candidatos varones, hasta lograr, al menos, dos posiciones en el Alto Tribunal. Este cuarto equilibrio se lograría gradualmente, en el momento en que las vacantes se generen por la jubilación de los actuales jueces o por alguna otra causal constitucionalmente prevista.

El Senado y el Presidente han logrado trabajosamente una Corte Suprema con un triple equilibrio. El Alto Tribunal tiene ahora todo lo necesario para que la única fuerza posible para resolver los conflictos sea la solidez de los argumentos que se planteen en cada caso. Es posible introducir gradualmente el cuarto equilibrio (género) sin destruir los tres equilibrios logrados por la República después de casi un siglo.

El equilibrio de la Corte Suprema, en sus cuatro dimensiones, puede generar efectos virtuosos en nuestra democracia republicana. Esto incluye convertir a nuestro país en un destino más atractivo a inversiones directas extranjeras que generen trabajo e innovación.

Decano de la Escuela de Derecho de la Universidad Torcuato Di Tella