Di Tella en los medios
Revista Ñ
16/03/16

Claves para empezar a entender al gran dragón

Divulgación sobre China. Los trabajos de Restivo y Ng por un lado, y de Sevares por el otro acercan la comprensión del complejo gigante asiático.

La comprensión que se tiene de la República Popular China en la Argentina no suele ser la más completa ni sofisticada. Los estudios académicos en el campo de la sinología no logran conectar con el público general y a las visiones periodísticas suele faltarles profundidad analítica. El resultado ha sido un aislamiento entre la erudición que nadie lee o la lectura que poco aporta. Por eso es una una gran noticia –o mejor dicho, dos grandes noticias– la aparición casi simultánea de dos títulos que ofrecen una completa mirada sobre China y sobre las relaciones de nuestro país con la nación más grande del mundo.

China, un socio imperial para Argentina y América Latina (Edhasa) de Julio Sevares yTodo lo que necesitás saber sobre China (Paidós) de Néstor Restivo y Gustavo Ng.

Ambos libros tienen al menos tres méritos fundamentales.

Primero, son rigurosos en la investigación y precisos en los datos. Parece una obviedad, pero resulta muy difícil contar con un panorama certero cuando de los dos lados hay problemas con cifras y datos por necesidades gubernamentales que así lo han demandado en los últimos años. Segundo, la prosa de ambas obras es muy amena y amable. Restivo y Ng se dedican al tema de China desde hace años, por interés y por portación de sangre. Y ya vienen probando esta exitosa fórmula desde la revista DangDai , la primera iniciativa de intercambio cultural entre ambos países. El proyecto creció hasta tal punto que ahora abarca Internet y radio.

Ya consolidados como referentes en la comunicación cultural, intelectual, empresarial y gubernamental, Restivo y Ng prueban en formato libro expandirse al público general.

Por su parte, Sevares es un periodista económico de envergadura, con credenciales probadas en los libros Historia de la deuda (Capital Intelectual, 2005); Por qué crecieron los países que crecieron (Edhasa, 2010); y El poder en la globalización financiera(Capital Intelectual, 2014). Por eso resulta una pena que Sevares haya elegido en China, un socio imperial...

repetir la línea de sus colegas del Grupo de Trabajo China del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales. Los puntos más fuertes del libro de Sevares son aquellos donde despliega su propio acumen intelectual. Acaso por aceptar la jerarquía diplomática, Sevares difiere en los mismos sesgos y repeticiones poco creativas de colegas que no han destacado en la función pública ni tampoco en el trabajo intelectual.

Segundo, las estructuras de ambas obras son muy claras. Sevares divide su obra en cinco partes: el ascenso de Asia en general (China en particular); las relaciones de América Latina con Asia; la relación Asia-América Latina y la relación Argentina-China (esta última en dos veces, como análisis y como agenda de política exterior).

Julio Sevares se mueve cómodamente en los planos global, regional y nacional en los que se despliegan e interrelacionan los actores. Y sabe conectar magistralmente los flujos de comercio e inversión con los fenómenos políticos. Ofrece una mirada no neutral de la economía, explicando el poder detrás de los intercambios comerciales y las ataduras que vienen aparejadas a los mecanismos de financiamiento.

Restivo y Ng tratan una amplísima gama de temas. En seis capítulos cubren la actualidad política y económica china, una radiografía interna del país, la historia, los debates políticos, la cultura y el futuro. Aunque el lector es advertido de antemano, se tratan las tres principales corrientes filosóficas –confucianismo, taoísmo y budismo– en menos de cinco páginas y se pasa de la revolución de 1911 a la Revolución Cultural de 1968 en un poco más de diez páginas. Nobleza obliga, lo que el lector encuentra escrito es sólido y –además– invita a profundizar.

Tercero, los alcances pretendidos de las dos obras están definidos y claros. Restivo y Ng explícitamente reconocen que –a pesar del título– el hecho de colocar en la misma frase las palabras “China” y “todo” es de una ambición propia de uno de esos antiguos emperadores asiáticos que gobernaban todo cuanto estuviera bajo el cielo. Esta humildad conceptual y metodológica es un gran aporte para quien se acerca a la potencia asiática por primera vez. Ambos autores no pretenden dar al lector una visión a través de la cual evaluar, sino más bien una mirada a través de la cual observar. En ese sentido, Todo lo que necesitas...

se lee más como una guía para un viajero. Retoman la mejor tradición descriptiva que se puede trazar desde los diarios de Marco Polo (en versión para un lector argentino), sin pretensiones prescriptivas.

Sevares es más ambicioso en sus alcances y más argumentativo en sus posturas. Desde el título se adelanta una contundente toma de posición por parte del autor, un juicio de valor sobre la posición que China ocupa en el sistema internacional. Y desde el inicio, Sevares abiertamente fija posición. Enmarca a Beijing en la categoría de Imperio, según lo dictan las “reglas de la historia” y descarta cualquier alternativa como “ensoñaciones”.

Hacer categorizaciones de teoría de las relaciones internacionales de manera tan resuelta implica contar con un acervo bibliográfico que la obra de Sevares no ofrece. Dicho de otro modo, no sabemos si China recreará en el siglo XXI lo que Estados Unidos hizo en el XX o Gran Bretaña en el XIX. Los debates más álgidos e interesantes de los estudios internacionales hoy versan sobre este tema. Pero tienen una calidad y dinamismo que superan ampliamente lo que puede ofrecer el ámbito de un Grupo de Trabajo de ex funcionarios desactualizados y hortelanos intelectuales.

Una vez superado el incomprensible tributo, la obra de Sevares tiene tres grandes valores. Uno, advertir cómo para la Argentina las esferas económica, política y social están inextricablemente unidas a China. Dos, llamar la atención sobre el hecho de que la gobernanza global implicará inevitablemente cuestiones de distribución. Se crean ganadores y perdedores, se incluye a algunos y se excluye a otros de la participación y los beneficios. Tres, Sevares toma posiciones y no rehúye hacer recomendaciones de política pública.

En 1956, el primer ministro chino Zhou Enlai tuvo una idea que luego se apropiaría el presidente Mao Zedong: “permitir que cien flores florezcan y que cien escuelas de pensamiento compitan”. No mil como se suele citar erróneamente.

Alentar la crítica acerca de China es positivo para una mayor apertura de la sociedad y una mayor calidad del gobierno. Debatir es un hecho que suma a la pluralidad de voces emergentes en la discusión publica del futuro de nuestro país. Repensar no es disputar, cuestionar no es desafiar. Y disentir es contribuir. Tanto Sevares como Restivo y Ng han realizado sendos aportes en esta dirección.

(*) Politólogo y doctor en Relaciones Internacionales (John Hopkins Univ.). Dirige el Dpto. Asia-Pacífico de la Universidad Torcuato Di Tella.