Di Tella en los medios
La Nación
23/11/15

Consenso y líderes en el Congreso

¿Cuánto cambio podrá impulsar Cambiemos a través del Congreso? La pregunta es ineludible. Mauricio Macri será el presidente con el Congreso menos favorable al oficialismo que hayamos tenido hasta ahora: en la Cámara de Diputados, el frente Cambiemos es sólo la segunda fuerza en importancia, y en el Senado, el FPV cuenta con una amplia mayoría. En este contexto, en donde es muy fuerte el poder de veto de la oposición, ¿qué se puede esperar? La respuesta corta es: habrá tanto cambio como el que los legisladores de Cambiemos logren acordar explícita o implícitamente con los legisladores del FPV/PJ. Los cambios legislativos serán el fruto de un laborioso pero inevitable esfuerzo por lograr consensos. Este esfuerzo plantea cuanto menos dos desafíos: recuperar la confianza y dar con los líderes adecuados.

La primera tarea consiste en reconstruir el clima de cooperación entre los bloques partidarios en el Congreso deteriorado durante la segunda presidencia de Cristina Kirchner. La polarización política y la imposición unilateral de la agenda legislativa menoscabaron las prácticas más amistosas que habían caracterizado la actividad parlamentaria en el pasado. La tarea más urgente será devolver a la Comisión de Labor Parlamentaria su estratégico lugar institucional: hasta que el partido de gobierno hizo uso y abuso de las sesiones especiales, ése fue el lugar en donde los bloques, en un pie de igualdad, solían decidir consensualmente la agenda legislativa.

A la vista de lo que se acaba de señalar, los dirigentes partidarios y los legisladores deberán estar muy atentos a la hora de elegir las autoridades de las Cámaras y los bloques. Sucede que se necesitarán líderes capaces de construir consensos, conseguir el respaldo en sus bloques y generar la confianza entre sus pares para mantener lo acordado. Se requerirán figuras de la talla de Jaroslavsky y Manzano -los jefes de bloque de la UCR y el PJ cuando Alfonsín perdió la mayoría en el Congreso- para evitar la parálisis.

En momentos en que al calor del triunfo las expectativas florecen, es bueno no perder de vista los efectos de la distribución del poder institucional. Sólo así se podrá encarar con realismo e inteligencia la empresa del cambio.

(*) Politóloga y profesora de la Universidad Torcuato Di Tella