Di Tella en los medios
El Cronista
11/09/14

Riesgo país actual versus 2001: el mercado prevé arreglo sin quita

EL INDICADOR SUBIÓ 3000 PUNTOS EN EL DEFAULT DE 2001 VERSUS LOS 30 DE HOY. Los inversores saben que este problema no es de solvencia. Y esperan que a lo sumo el próximo gobierno lo solucione y sin una quita en los bonos en caso de canje

Pese a que el default se alarga, el riesgo país no muestra el mismo nerviosismo que en su versión de 2001. Los expertos consultados por este diario explicaron que el mercado sabe que Argentina no sufre un problema de solvencia como a principios de siglo. Pero, además, que si no es éste será el próximo gobierno quien solucione la cesación de pagos y sin una quita, en caso de que hubiera una reestructuración de la deuda.

“Una comparación de Argentina 2001 con Argentina 2014 sirve para resaltar los abismales contrastes. En 2001 el default implicó fuertes caídas en los precios de los bonos. El EMBI Argentina aumentó cerca de 3.000 puntos básicos entre septiembre de 2001 y un mes después del default. En 2014 las caídas en los precios de los bonos han sido mínimas. El EMBI Argentina aumentó en menos de 30 puntos básicos entre abril y agosto de este año”, explicaron los economistas Pablo Gerchunoff y Guido Sandleris en el blog Foco Económico.

Cuando un gobierno hace default el precio de los bonos se ubica en el valor aproximado de recupero de los títulos, es decir, el valor que los bonistas esperan obtener en una renegociación.

“Los mercados financieros no creen ni creerán en el default argentino en el sentido de que a ese default le siga una restructuración y una quita significativa”, explicaron los expertos de la Universidad Torcuato Di Tella.

A fines de septiembre de 2001, la sobretasa que paga el país sobre el Tesoro americano rondaba los 1.600 puntos y a principios de febrero de 2002 superaba los 4.500 puntos. A fines de abril pasado el riesgo país rondaba los 780 puntos y ayer era de 753 puntos. La consecuencia es que los precios de los bonos no caen como sería lo esperado.

El economista Gabriel Rubistein coincidió en que “cuando se veía venir el quiebre de la convertibilidad, el riesgo país reflejaba un default con una quita esperada del 60-70%”. Y agregó: “Hoy el riesgo país muestra la expectativa de que pudiera haber arreglos -ahora, a partir de enero o en el próximo gobierno- . Y sin entrar en un proceso de canje. O si hay un canje, porque se aceleraran los bonos, se espera que no haya quita”.

Gerchunoff y Sandleris explicaron que “hay dos razones encadenadas” para descreer de una fuerte quita: “La primera es que Argentina es solvente y es líquida, esto es, tiene capacidad de pago; la segunda razón es que las rutinas institucionales de la democracia sustituirán en 16 meses al actual gobierno por otro que resolverá definitivamente las materias pendientes en materia de deuda soberana”.

La deuda pública argentina es de sólo un 18% del PBI con el sector privado y organismos internacionales y la vida promedio es de 9,3 años.

El economista Miguel Kiguel agregó que “en 2001 había un problema de solvencia. Hoy es arreglar un aspecto técnico-legal, más que la capacidad de pago”.

Y coincidió en que “todo el mundo espera que se resuelva a más tardar en 2016. El mercado cree que es transitorio y que se arreglará sin quita. El próximo gobierno tiene incentivos para arreglar el problema de la deuda para conseguir plata”.

A pesar de este mejor escenario respecto de 2001, los riesgos siguen latentes.

Según explicó Sandleris, “hay riesgos de que cambien las expectativas o de que errores de política económica del gobierno desencadenen un escenario de crisis cambiaria, por ejemplo.

Si (el gobierno) hubiera llegado a un arreglo (evitando la cláusula RUFO), que era posible, estos riesgos no existirían y la economía no estaría rumbeando a la recesión y con inflación creciente”.

También persiste la posibilidad de que los bonistas que no cobraron los bonos -los Discount el 30 de julio pasado y los Par el 30 de septiembre próximo- aceleren la deuda empujando al país a un verdadero default, de unos u$s 30 mil millones.

Hoy no es tan claro que los inversores tengan incentivos para elegir este camino. En este caso, el riesgo país subiría bastante.

Por Verónica Dalto