Di Tella en los medios
La Prensa
2/02/14

Nada funcionará sin un ancla antiinflacionaria

Por Germán Fermo

Por Germán Fermo (*)

Parecería ser cada vez más evidente que la Teoría Cuantitativa del Dinero importa y mucho: la emisión monetaria sostenida genera inflación, algo extremadamente básico pero que se viene poniendo en dudas desde hace años en Argentina. También es cierto que cuando se instaura un proceso de inflación elevada, se hace cada vez más caro frenarlo, tal como estamos observando. Nada de esto es nuevo en materia económica, de hecho estos temas ya no se discuten en gran parte del mundo desde hace décadas.
Hace años que en Argentina se piensa en equilibrio parcial y en consecuencia se decide en equilibrio parcial lo cual implica mirar una parte del problema. Obviamente, lo que hace falta es ver el árbol de una vez y pensar en equilibrio general, algo que a los economistas se les enseña en segundo año de la facu. La economía argentina enfrenta muchos problemas pero podría resumirlos diciendo: demasiados pesos están buscando muy pocos activos entre ellos el dólar en cualquiera de las n formas que hemos creado en estos años. También pensar que un cerebro omnipotente pueda decidir por el mercado es un grave error. El mercado en Argentina son más de cuarenta millones de almas, y cuando estas almas ganan gamma (aceleración) como en estos últimos días, el sistema en su conjunto se torna peligrosamente inestable. La única forma de calmarlas es dar señales claras que anclen expectativas y una vez ancladas dejar al mercado que llegue a su equilibrio sólito sin ayuda de ningún iluminado.
FALTA UN SHOCK A esta altura de los acontecimientos es obvio que se necesita de un formidable shock de expectativas y para ello se hace indispensable convencer al mercado e insisto el mercado lejos está de ser un concepto abstracto, el mercado somos todos los argentinos tomando decisiones cotidianas desde comprar una medialuna a la mañana hasta hedgear riesgo cambiarlo mediante la compra de un Boden 15. El anuncio de la liberación del cepo debería implementarse con un paquete simultaneo de medidas o sea, pegar varias pinas todas juntas en varios frentes y en el sentido correcto para sacarle de la cabeza a los argentinos su principal problema: inestabilidad monetaria percibida. Cualquier intento de corregirse esto en forma parcial está condenado a fracasar.
Entonces, no queda otra opción más que generar un ajuste fiscal, que permita reducir la emisión monetaria que lo financia complementado con una sustancial suba de tasas de interés que haga a los pesos más apetecibles para el ahorrista. Obviamente que todo esto no será gratis y obviamente que todo esto requiere ajuste^Esto es como manejar la economía doméstica de cada uno de nosotros: si se gastó de más por mucho tiempo, en algún momento hay que gastar de menos, el ajuste no es responsabilidad del que ajusta sino de quien gastó de más antes.
La Argentina está en un punto en donde ya no quedan muchas opciones. El shock simultaneo de expectativas debe darse en el marco de un plan integral de equilibrio general que ataque conjuntamente al déficit fiscal y a la emisión monetaria que el mismo viene generando desde hace mucho tiempo.
HAY TIEMPO Si finalmente se comprende que a partir de estas medidas se pudiese generar un entorno de expectativas más favorables, el ajuste podría incluso ser menor en la medida que Argentina pueda dejar de seguir aislada de los mercados financieros internacionales. Si alguna vez podemos convencer al mundo de que se inicia un sendero de significativos cambios de política económica, pues bien, todavía hay tiempo para que los dólares vuelven a entrar a Argentina y disminuir entonces la dureza del ajuste.
También es cierto que lo mejor de esta crisis internacional ya lo hemos visto. No es casualidad que tanto los commodites en general como los mercados de équities de emergentes, han tenido una clarísima underper-formance respecto a los mercados de USA (S&P) y Europa (DAX, Ibex, etc) desde el 2011. El viento extraordinariamente favorable que sopló en emergentes desde el 2009 hasta el 2011 ya ha comenzado a debilitarse.
La buena noticia es que todavía tendremos por tres años más a una . Reserva Federal muy laxa a nivel monetario y eso quizá nos de la última chance de emitir deuda en condiciones de tasas razonablemente bajas. El problema es que Argentina hoy en día está a años luz de conseguir ese objetivo con sus 5yr CDS convirtiéndose en los más caros del mundo soberano del paneta tierra. Para ubicarnos en perspectiva: hedgear riesgo de default chileno a cin-"" co años cuesta menos de 1% anual, para Argentina ese costo es del 25% anual. O sea, la Argentina se percibe a nivel internacional como 25 veces más riesgosa que nuestros vecinos chilenos.
La buena noticia de todo esto es que si Argentina verdaderamente encara un cambio drástico de lo que se viene haciendo la chance va a estar: Argentina necesita más que nunca de un shock formidable de expectativas en equilibrio general a nivel local e internacional sustentadas en primera instancia de un plan monetario y fiscal creíble y contundente capaces ambos de anclar expectativas inflacionarias. En la medida que esto no se haga, nada funcionará I * PhD. Director de MacroFinance y _de la.Mg&triaj&FinímzgsUinr.
Parecería ser cada vez más evidente que la Teoría Cuantitativa del Dinero importa y mucho: la emisión monetaria sostenida genera inflación, algo extremadamente básico pero que se viene poniendo en dudas desde hace años en Argentina. También es cierto que cuando se instaura un proceso de inflación elevada, se hace cada vez más caro frenarlo, tal como estamos observando. Nada de esto es nuevo en materia económica, de hecho estos temas ya no se discuten en gran parte del mundo desde hace décadas.
Hace años que en Argentina se piensa en equilibrio parcial y en consecuencia se decide en equilibrio parcial lo cual implica mirar una parte del problema. Obviamente, lo que hace falta es ver el árbol de una vez y pensar en equilibrio general, algo que a los economistas se les enseña en segundo año de la facu. La economía argentina enfrenta muchos problemas pero podría resumirlos diciendo: demasiados pesos están buscando muy pocos activos entre ellos el dólar en cualquiera de las n formas que hemos creado en estos años. También pensar que un cerebro omnipotente pueda decidir por el mercado es un grave error. El mercado en Argentina son más de cuarenta millones de almas, y cuando estas almas ganan gamma (aceleración) como en estos últimos días, el sistema en su conjunto se torna peligrosamente inestable. La única forma de calmarlas es dar señales claras que anclen expectativas y una vez ancladas dejar al mercado que llegue a su equilibrio sólito sin ayuda de ningún iluminado.
FALTA UN SHOCK A esta altura de los acontecimientos es obvio que se necesita de un formidable shock de expectativas y para ello se hace indispensable convencer al mercado e insisto el mercado lejos está de ser un concepto abstracto, el mercado somos todos los argentinos tomando decisiones cotidianas desde comprar una medialuna a la mañana hasta hedgear riesgo cambiarlo mediante la compra de un Boden 15. El anuncio de la liberación del cepo debería implementarse con un paquete simultaneo de medidas o sea, pegar varias pinas todas juntas en varios frentes y en el sentido correcto para sacarle de la cabeza a los argentinos su principal problema: inestabilidad monetaria percibida. Cualquier intento de corregirse esto en forma parcial está condenado a fracasar.
Entonces, no queda otra opción más que generar un ajuste fiscal, que permita reducir la emisión monetaria que lo financia complementado con una sustancial suba de tasas de interés que haga a los pesos más apetecibles para el ahorrista. Obviamente que todo esto no será gratis y obviamente que todo esto requiere ajuste^Esto es como manejar la economía doméstica de cada uno de nosotros: si se gastó de más por mucho tiempo, en algún momento hay que gastar de menos, el ajuste no es responsabilidad del que ajusta sino de quien gastó de más antes.
La Argentina está en un punto en donde ya no quedan muchas opciones. El shock simultaneo de expectativas debe darse en el marco de un plan integral de equilibrio general que ataque conjuntamente al déficit fiscal y a la emisión monetaria que el mismo viene generando desde hace mucho tiempo.
HAY TIEMPO Si finalmente se comprende que a partir de estas medidas se pudiese generar un entorno de expectativas más favorables, el ajuste podría incluso ser menor en la medida que Argentina pueda dejar de seguir aislada de los mercados financieros internacionales. Si alguna vez podemos convencer al mundo de que se inicia un sendero de significativos cambios de política económica, pues bien, todavía hay tiempo para que los dólares vuelven a entrar a Argentina y disminuir entonces la dureza del ajuste.
También es cierto que lo mejor de esta crisis internacional ya lo hemos visto. No es casualidad que tanto los commodites en general como los mercados de équities de emergentes, han tenido una clarísima underper-formance respecto a los mercados de USA (S&P) y Europa (DAX, Ibex, etc) desde el 2011. El viento extraordinariamente favorable que sopló en emergentes desde el 2009 hasta el 2011 ya ha comenzado a debilitarse.
La buena noticia es que todavía tendremos por tres años más a una . Reserva Federal muy laxa a nivel monetario y eso quizá nos de la última chance de emitir deuda en condiciones de tasas razonablemente bajas. El problema es que Argentina hoy en día está a años luz de conseguir ese objetivo con sus 5yr CDS convirtiéndose en los más caros del mundo soberano del paneta tierra. Para ubicarnos en perspectiva: hedgear riesgo de default chileno a cin-"" co años cuesta menos de 1% anual, para Argentina ese costo es del 25% anual. O sea, la Argentina se percibe a nivel internacional como 25 veces más riesgosa que nuestros vecinos chilenos.
La buena noticia de todo esto es que si Argentina verdaderamente encara un cambio drástico de lo que se viene haciendo la chance va a estar: Argentina necesita más que nunca de un shock formidable de expectativas en equilibrio general a nivel local e internacional sustentadas en primera instancia de un plan monetario y fiscal creíble y contundente capaces ambos de anclar expectativas inflacionarias. En la medida que esto no se haga, nada funcionará . 

(*) Director de Macro Finance y de la maestría en finanzas UTDT


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