En los medios
Andrés Hatum: “Una cultura del bienestar requiere líderes que se pongan en el medio, no mirando por arriba, de la gente”
Andrés Hatum, profesor del MBA y Executive MBA, fue entrevistado sobre el mercado laboral argentino.
Andrés Hatum: "Los jóvenes que ingresan al mercado laboral lo hacen con otro sentido de pertenencia”. Foto: Luciano Thieberger.
Doctor en Management and Organization en Warwick Business School (Inglaterra), Licenciado en Ciencias Políticas (UCA) y MBA (IAE), Andrés Hatum es un especialista en el mundo de las empresas. Sus temas de especialidad son los procesos de cambio organizacional y cultural y gestión de talento.
Hatum, agudo analista que mezcla alto conocimiento con un discurso descontracturado y franco sobre el mundo de jefes y empleados, escribió varios libros, el último “Desactivar la bomba: Una historia de líderes peligrosos”, y otros ya reconocidos como “Fragmentados”.
-¿Hay una receta para que las personas puedan ser felices trabajando?
-Solo el 10% de la población considera que es feliz con el trabajo que hace. No todo el mundo está enamorado y apasionado por lo que hace. Mucha gente simplemente tiene un trabajo pero su vida pasa por afuera de ese sistema. Poca gente puede combinar lo que le gusta, su vocación con un trabajo que coincida con eso. De ahí que poca gente sea plenamente feliz allí. Pero hay un dato: el 18 % de la gente que trabaja está altamente no comprometida, es una bomba organizacional. Me preocupan más esas personas que la que no son felices: el problema para las empresas son los que no se comprometen porque están muy enojadas con lo que hacen y donde trabajan. Esa gente tiene que encontrar un camino diferente.
-Pero las diversas crisis económicas terminan obligando a muchos trabajadores a sostener su trabajo, aunque no estén conformes…
-Estamos en un país donde el mercado laboral en los últimos doce años creció ínfimamente, por lo cual no hay tantas alternativas y si es así no hay opción y entonces la gente no se puede ir tan fácilmente a otro lado. Después, hay inercias personales para poder cambiar o bien un tema de edad por el que ya no se quiere arriesgar. No pasa nada con que te quedes mucho tiempo en la medida que lo que hagas te genere algo.
-¿El gran problema para las organizaciones son los jóvenes, que buscan trabajos que buscan atracción efímera y muchos beneficios?
-Tal cual, la generación que empezó a trabajar con la pandemia y desde su casa no le encuentra el sentido a ir todos los días a la oficina. El 80 % de ellos en general quiere trabajo híbrido. Apenas pueden se van del trabajo, el foco está en ellos, se comprometen si les apasiona. Los jóvenes que ingresan al mercado laboral lo hacen con otro sentido de pertenencia, la camiseta no es de por vida.
-¿Cómo es ese proceso de fragmentación al que se refiere?
-Cómo el trabajo no se integra a la vida de una persona, sino que se la fragmenta y se la arruina. Es maravilloso trabajar pero no como esclavos y antes de la pandemia se hacía con muchos tiempos ociosos. Diez horas en una oficina, ¿cuál es el sentido? El trabajo se convirtió en algo diferente en nuestras vidas.
-¿Cómo retienen talento las empresas en estos tiempos?
-Había un paradigma previo a la pandemia pero después cambió radicalmente porque la gente dio vuelta todo, pone su bienestar en su esfera de valor. Muchos dueños de compañías o referentes quieren que todo se vuelva a la pre pandemia, que vayan todos a la oficina, y no se dieron cuenta de que hubo un cambio mental en la gente. Durante mucho tiempo las grandes empresas actuaron como si todo el mundo quisiera trabajar con ellos pero hoy ya no es así.
-¿Falta más escucha de los líderes hacia sus empleados? ¿Generar más bienestar en las compañías?
-Cuando hablamos de bienestar en las empresas y creemos que todo se reduce a darle una barrita de cereal es un verso. El bienestar es cómo cuidamos a la gente para que después del horario laboral la empresa no invada su vida personal, restringir la demanda al empleado, que no haya reuniones sin sentido, porque eso genera hartazgo. También, entender con empatía qué le está pasando al otro si está mal y ayudarlo. Las empresas muchas veces se cuelgan de las modas: antes con la responsabilidad social, después la sustentabilidad, hoy es el bienestar. Pero una cultura de bienestar requiere líderes vulnerables que se pongan en el medio, no mirando por arriba de la gente.
-¿Cuesta que los líderes sean vulnerables?
-Es que les da vergüenza sentirse así. Cuando los empleados los ven vulnerables, bajan las defensas porque lo hicieron ellos primero y son más respetados. Conozco líderes que cambiaron mucho, incluso como personas. Cuando el líder aprende a ser vulnerable, es un mejor líder. En todos los ámbitos de la vida social la vulnerabilidad nos humaniza.
-¿Qué características tienen que tener los líderes de hoy, además de la vulnerabilidad, para estas épocas de tantos cambios?
Los líderes de esta época han tenido que cambiar su paradigma de controlar en la oficina a confiar a la distancia. Deben ser facilitadores, escuchar más de lo que hablan. Hay que evitar el “jefechotismo”, que es una síntesis de las malas características de líderes que son nefastos para la organización e insufribles para quienes los padecen. Me refiero a que tienen mucho de psicopatía, narcisismo y ser abrasivos, modos que se ven bastante en las organizaciones. Un abrasivo es alguien que se lleva todo por delante para lograr el objetivo, el psicópata es el que te sonríe por delante y es otro cuando te das vuelta mientras que el narcisista es un líder que quiere que todos tus colaboradores sean enanitos de jardín porque nadie puede ser superior a él. Esto último es un fenómeno que existe en toda la sociedad pero más aún al escalar en las organizaciones. En la política se da igual, hay mucho narcisismo. De hecho en la política y las organizaciones la psicopatía casi cuadriplica a la que hay en la sociedad. Un poco de ego se necesita para liderar pero cuando se pasa al narcisismo…
-Presente y futuro: ¿Cómo juega la inteligencia artificial para el mercado laboral en Argentina?
-La visión de la gente que maneja este tema de inteligencia artificial no es muy positiva para lo que viene en el mercado laboral. Muchos dicen que es una revolución tecnológica distinta a las otras, donde antes viejos trabajos fueron reemplazados por nuevos, pero la inteligencia artificial está reemplazando inteligencia humana. Hay mucha probabilidad que muchos trabajadores queden obsoletos. Es clave saber qué competencias necesitan para esto que está o se viene y la mayor dificultad se da en quienes no tuvieron la posibilidad de estudiar. Todos vamos a ser afectados por esto y hay que amigarse con esta herramienta que crece todos los días. Pero también creo que la inteligencia emocional no va ser reemplazada y es una buena noticia.