En los medios
Un experto enumera los tipos de líderes nocivos que existen y por qué dice que hay empleados que son ‘misiles rusos’
Andrés Hatum, profesor del MBA y Executive MBA, conversó con José del Río en el Summit RRHH de La Nación.
El mundo corporativo, con su compleja red de relaciones laborales y jerarquías, se manifiesta como un escenario donde la figura del líder o jefe juega un rol crucial. Sin embargo, la prevalencia de los malos líderes es una realidad ineludible que afecta negativamente a los empleados y, a lago plazo, a las organizaciones. Estos individuos en puestos jerárquicos se caracterizan por entorpecer el rendimiento, la productividad y por generar un ambiente de trabajo angustiante y desmotivador.
Una mala gestión puede desencadenar una serie de consecuencias adversas que van desde el aumento del estrés y la ansiedad en los trabajadores hasta una alta rotación de personal, afectando así la estabilidad y el éxito de la compañía en su conjunto. De esta temática dio cátedra Andrés Hatum, PhD en la Universidad de Warwick en Reino Unido y profesor de la Escuela de Negocios de la Universidad Torcuato Di Tella, en el Summit RRHH, Capítulo 9 “El desafío de fomentar el compromiso con el cambio” de LA NACION.
En un mano a mano con José Del Rio, secretario general de Redacción, y con motivo de presentación de su nuevo libro ‘Desactivar la bomba’, Hatum invitó a una reflexión profunda sobre la importancia de llevar adelante un liderazgo efectivo y empático en el ámbito laboral.
“Es la primera novela sobre management que hago y me divertí mucho escribiéndola. Básicamente, el objetivo es entender por qué ciertos líderes arruinan la vida de sus empleados”, comenzó Hatum.
Según desarrolló, el mundo corporativo se divide en los jefes que respetan las reglas organizacionales o no y los que consideran a los empleados como activos descartables o estratégicos. Aunque aclaró que también existen los puntos medios: “Tenés los que respetan la compañía, pero ven a la gente como descartable, y aquellos a los que no les importa la organización y sí las personas”.
Sucesivamente, describió dos tipos de líderes que resultan ineficientes: el burócrata inerte y el idealista bobo. Al primero lo describió como aquel al que un empleado le va a pedir ayuda con un determinado tema y este lo encajona. “No hacer es preservar poder para nada”, enfatizó Hatum a la vez que desarrolló que el idealista bobo es el tipo de directivo que se basa únicamente en los empleados y no cree que en un sistema de organización y/o estructura. “Crean compañías horizontales y la gente no termina sabiendo qué hacer”, resaltó.
¿Qué es ser un buen líder?
Según Hatum, ser un buen líder es tener sentido común y brindar seguridad psicológica, es decir, permitir que los trabajadores puedan decir lo que sienten y ser más creativos sin pensar que se los va a castigar por hacerlo. “Lo ideal es tener un jefe que baje del piso 45 a escuchar a la gente, tenga sentido común, hable poco y escuche más. Tiene que ser un facilitador de los empleados, y no mirarlos desde arriba”, explicó el académico sobre la clave para convertirse en un líder cercano.
Si bien algunos datos reflejan concretamente el impacto negativo de un mal liderazgo, el experto reveló que las estadísticas demuestran que en los últimos años la tendencia de los empleados a la rotación de trabajos fue baja, aunque advirtió que aquello sucede porque hace 12 años el mercado laboral privado argentino no crece, pero sí el empleo público y el independiente.
Retomando la explicación sobre su nueva novela, Hatum hizo hincapié en que representa mayormente a hombres y no tanto a las mujeres. “En el libro el jefe se llama Gustavo Lafosa y es aquel que te hunde y te entierra”, reveló. Y contó que uno de los personajes femeninos que aparece es la directora de Recursos Humanos, Silvina Lagarca. “Todo lo que figura en el libro está basado en mi propia experiencia laboral y en las historias de gente cercana y alumnos que me cuentas anécdotas espantosas de los lugares donde trabajan”, dijo. Para él, “no hay nada mejor que la realidad para escribir ficción”.
Test de liderazgo
Según desarrolló, quienes llevan un liderazgo negativo manifiestan características como: narcisismo, psicopatía y el ser abrasivos. A continuación, un listado de enunciados que Hatum sugiere en su obra para concientizarse sobre las formas de gestión y descubrir si se es un mal líder.
- Las personas no quieren trabajar conmigo
- No me gusta desarrollar a quienes trabajan conmigo
- Siento que soy una de las personas más inteligentes
- Disfruto de la confrontación
- Mis expectativas respecto de las personas con las que trabajo son bajas
- Soy de criticar las ideas de otro públicamente
- Mis ideas suelen ser mejores y más innovadoras
- Tengo que controlar mi temperamento
- Mi nivel de frustración es bajo
- Tengo una gran capacidad de influenciar a otras personas
- Nunca estoy satisfecho
“Así se repasan todas las características de estas personas con preguntas y a modo de resultado, si tenés entre 10 y 15 frases correctas es una señal de alerta de mala gestión”, señaló.
“¿Cuánto hay de real en esta sátira y cuántas personas sí se quedan en un trabajo por un buen jefe?”, le preguntó Del Rio. “Es una sátira realista que refleja lo que está pasando. Cualquiera que lee la novela se va a dar cuenta de que algo de esto le está pasando de alguna forma”, sostuvo Hatum.
Finalmente, destacó que hoy en la Argentina demasiadas personas se quedan a pesar de tener un mal jefe y el motivo se debe a que no hay trabajo. Para dimensionar cuánto afecta lo mencionado al mercado laboral, dijo que “aproximadamente un 23% de la compañía está comprometida activamente y un 18% está activamente no comprometida, es decir que hay personas que son misiles rusos con una bomba atómica en la punta”.