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TN
11/05/23

Guillermina Tiramonti con Levy Yeyati: “La escuela derivó en favor del asistencialismo”

Eduardo Levy Yeyati, profesor de la Escuela de Gobierno y director académico del Cepe, entrevistó a la investigadora Guillermina Tiramonti para el ciclo de entrevistas "Pensar Distinto".

Por Eduardo Levy Yeyati


En una charla con el economista Eduardo Levy Yeyati, la investigadora Guillermina Tiramonti habló sobre el estado actual y los desafíos del área educativa en la Argentina.

- Podría decirse que vos has participado observado, analizado e incluso diseñado aspectos de la política educativa argentina a lo largo de varias décadas.

- De todo el período de la democracia.

- Bueno, exactamente. A uno le da sensación, cuando piensa la educación, de que estamos mal, cada vez peor. E incluso peor que los países vecinos. O sea, no sólo en términos absolutos, sino en términos relativos. Eso es es una percepción mediática. Pero yo he aprendido a desconfiar un poco de lo que sale en el diario. ¿Cómo ves, como percibís, con tu perspectiva de décadas, la evolución reciente de la educación argentina?

- Bueno, te diré que hay informes, hay investigaciones, hay pruebas que toman resultados educativos en toda la región. Ahora, por ejemplo, El Observatorio de los Argentinos por la Educación está sacando un informe sobre lectura que muestra cómo la Argentina en 10 años ha retrocedido y es de los pocos países de América Latina que ha retrocedido. Han retrocedido hasta los resultados de lectoescritura de los chicos de tercer grado. Entonces, efectivamente, esta percepción que se tiene es así.

- ¿Esto es así porque aumentó la cobertura o porque efectivamente los resultados son peores que hace 10 años?

- Por supuesto que el aumento de la cobertura tiene su importancia, porque cuando hacés ingresar a la escuela a chicos que vienen de sectores poco educados, resulta que los chicos portan una cultura muy ajena a la cultura letrada. No están familiarizados con la lectura y básicamente con un lenguaje complejo, con un código lingüístico complejo. Eso hace que los chicos tengan más dificultad para aprender.


Guillermina Tiramonti con Levy Yeyati: “La escuela derivó en favor del asistencialismo”


Pero también, creo que lo que pasa es que la Argentina tiene errores fuertes en la metodología a través de la enseñanza que está muy penetrada por una concepción metodológica que también tiene que ver con lo ideológico, que apuesta todo a los recursos de los pibes. Y cuando vos estás incluyendo una población cuyos recursos son muy ajenos a lo que le querés enseñar, el resultado es el que tenemos ahora. Y el resultado es muy malo.

- ¿A qué atribuirías esto, en términos de los actores? O sea: dado que tenemos estos resultados año tras año y que hay gente como vos que lo viene diciendo desde hace muchos años, ¿por qué no se cambia? ¿Dónde están las resistencias?

- Yo creo que hay un problema cultural de la cultura escolar y de la cultura del sistema educativo que se resiste a considerar los resultados de las evaluaciones. El docente sabe lo que pasa con los chicos, no necesita que venga nadie a decírselo y menos si resulta de una evaluación estandarizada.

Por otro lado, a medida que la Argentina fue avanzando en la incorporación de pobres, es decir, no solamente pobres en una escuela, sino pobres en la sociedad, la escuela comenzó a tener una deriva en favor del asistencialismo y además fue colonizada por teorías supuestamente progresistas como el constructivismo, que sin duda han aportado mucho para pensar los chicos y los jóvenes en la escuela, pero también generaron una metodología que a todas luces es ineficiente. A su vez, se articuló esa propuesta con una ideología progresista engañosa.

- ¿En qué sentido?

- En el nuevo progresismo. Yo digo que hay dos progresismos. En el que navegamos en otras épocas, que estaba asociado a la idea de la igualdad, a la idea del progreso; y un progresismo que ahora está anclado en la idea de la defensa de las identidades de origen. Si vos pensás que eso es ser progresista en materia educativa, resulta que mermás la fuerza de la escuela para marcar tanto en la propuesta de socialización como de aprendizaje de una cultura diferente a la de origen.

- O sea, de alguna forma aceptás que los chicos vienen de una cultura distinta que no debés modificar.

- Efectivamente. Además, te diría algo que no es menor: es otra cultura y y vos no tenés derecho a avasallarla. De manera que toda exigencia, toda marca sobre la cultura de origen, es considerada como un avasallamiento sobre las personas.

- Yo entiendo que esa discusión se ha dado en muchos lugares donde había una lengua original distinta. Conozco el caso de Paraguay, pero también imagino en toda la zona argentina lindante al Paraguay y en el sur, en la zona cordillerana. Lo que no entiendo es cómo podés aplicar esa suerte de nuevo progresismo al dominio del lenguaje, a la lectoescritura, que es precisamente algo muy mensurable. No todos usamos el mismo lenguaje, salvo en aquellos lugares donde el lenguaje nativo era predominante. ¿Cuál es la lógica?

- No sé cuál es la lógica. ¿Cuál es la lógica de la cultura de la cancelación en que se propone cancelar hechos del pasado porque no corresponden por la cosa en la cosmovisión del mundo que tienen? No sé, pero además, ¿cuál es la lógica de hacer la simulación de la escuela durante nueve años para no enseñar a leer y escribir.


Guillermina Tiramonti:
Guillermina Tiramonti: "El sistema educativo no se ha correspondido con las necesidades del mercado".


- Me acuerdo de tu último libro, en el que hablaste de la educación como simulacro. Hacemos como que los chicos aprenden y después se van y resulta que no aprendieron nada. No terminamos de registrar eso. Yo suelo pensar la educación en términos de este simulacro en relación a la inserción social y laboral. También la tensión que hay entre el aula y el trabajo, por ejemplo, incluso la resistencia que haya pensar el aula como herramienta de inclusión laboral. ¿Dónde nace esto, siendo que desde afuera se ve tan naturalmente errado? ¿Dónde nace esa resistencia? ¿En la formación del docente, en el aula, en la comunidad educativa?

- Bueno, en la formación docente está ahora. Pero yo te diría que la cultura escolar se ha pensado desde sus orígenes como una cultura para estar por sobre el trabajo manual. En la época en que el mundo se dividía entre el que hacía trabajo intelectual y el que hacía el trabajo manual, entonces la escuela se ha sentido siempre como una institución para una formación integral del alumno, pero no para servir al mercado. Con una idea así, con una idea de que si no, sería servir al mercado.

Eso ha generado un sistema educativo que no se ha correspondido con las necesidades del mercado y tiene muchas dificultades hasta cuando se lo propone, de dialogar con la lógica del mercado, con la dinámica del mercado y demás.

- Ahora, pensándolo más proactivamente, si tuvieras que incorporar algún diálogo entre la educación y el mercado, sobre todo para que la educación vuelva a ser una herramienta de inclusión sociolaboral... Si tuvieras que hacerlo, no tanto analizándolo, sino efectivamente tomar la decisión de imponer un plan de formación en educación para el trabajo, ¿lo haría dentro de la comunidad educativa, los ministerios, o por fuera, como un adicional al esquema de educación básica?

- Por fuera, porque creo que es muy difícil romper con esa lógica. Yo creo que se podría hacer una cosa simultánea. Es decir, pensar en propuestas por fuera y básicamente propuestas que articulen muy fuertemente instituciones educativas con empresarios. Nosotros también tenemos otro tema: así como la escuela repudia a los empresarios; los empresarios en la Argentina no tienen una actitud proactiva en favor de la educación. Cuando hacen algo, hacen su propia formación o pintan la escuela; pero no hay una voz empresarial diciendo acá hay que hacer esto y esto.


Guillermina Tiramonti:
Guillermina Tiramonti: "La Argentina tiene muy pocos alumnos por docente"


- ¿Qué rol tiene que tener el Estado? Recordemos que la educación está descentralizada en las provincias. Imagínate que mañana te ofrecen el ministerio de Educación. Empezá a tirar líneas sobre qué hacer el primer año.

- Bueno, yo creo que lo primero es pensar que los ministerios tienen que ser muy distintos a lo que son hoy. El ministerio de Educación, en esta coyuntura, que es de cambio focal, necesita ser una máquina de invención de propuestas educativas y de generación de ingenierías para su aplicación. Basta de un ministerio burocrático que consiga cosas. Importa que vos hagas de cada ministerio un aparato inteligente capaz de poder hacer esa transición de la educación más tradicional a una educación contemporánea. Y eso desde jardín de infantes.

- ¿Eso incluye integración con la tecnología?

- Efectivamente, porque no es solamente incluir la tecnología, sino enseñar de otra manera. Otra práctica docente para que los chicos desarrollen otras habilidades diferentes a las que se desarrollan con el sistema tradicional.

- ¿Y cómo logras que las provincias sigan esa línea?

- Y bueno, la Argentina tiene un sistema ya aceitado para eso, que es la billetera. Algo hay. También hay una posibilidad de aportarles a las provincias las soluciones concretas. No la idea general, sino soluciones concretas y también apoyo técnico. Porque lo que tenemos es que las provincias tienen poco desarrollo técnico en los ministerios. Hay un montón de colegas que van a Mendoza a hacer lo que tienen que hacer. Es necesario desarrollarlos técnicamente, pero un ministerio que esté ocupado de eso, de ser una unidad de inteligencia. No tenemos más remedio que ser inteligentes.

- Cuando uno habla del problema o del drama de la educación en la Argentina, mucha gente apunta directamente a los sindicatos y su acción. Las huelgas, los paros, los reclamos, a pesar de que los sindicatos mencionan que están interesados en la calidad. ¿Hasta qué punto esto refleja el AMBAcentrismo que tenemos todos los que consumimos medios? ¿Esto es así en el resto del país? ¿Y hasta qué punto son los sindicatos parte de esa resistencia al cambio que vos estás sugiriendo? ¿Cómo hacer para hacerlos socios de una reforma dados los precedentes y los prejuicios de ambas partes?

- Esto es verdad en algunas provincias y en otras, para nada. Te doy el ejemplo de Río Negro que hizo una reforma provincial. Tuvo sus idas y venidas con los gremios, pero finalmente consiguió el apoyo. Creo que en la provincia de Buenos Aires es más difícil y más complejo, porque no son sólo los gremios, sino una red formada en mucho tiempo. A mí me parece que hay que ampliar la mesa, porque no son responsables sólo los gremios. Ahí hay una relación perversa.

Ahora se han agregado los padres. Están faltando los empresarios, universidades, asociaciones profesionales, las iglesias... Hay muchos actores que deberían estar en la mesa para contrarrestar las fuerzas negativas. Para no permitir los acuerdos perversos entre gobiernos y sindicatos. La Argentina tiene muy pocos alumnos por docente, pero tiene docentes-taxi; no tienen docentes por cargo. Son medidas que benefician al sindicato, pero no a la educación. Me parece que la sociedad está empezando a decir que la educación viene mal, así que hay que hacer algo.

- Muchas gracias, Guillermina, por la entrevista.

- Gracias a ustedes.