En los medios

Clarín
22/11/22

La triste pérdida de relevancia del país: ¿por qué se van las empresas?

Bernardo Kosacoff, miembro del Consejo de Dirección y profesor del MBA y del Executive MBA, explicó con perspectiva histórica por qué las empresas multinacionales eligen venir o irse del país.

Por Silvia Naishtat
Con la perspectiva histórica que lo caracteriza, Bernardo Kosacoff, profesor de la UBA y de la Di Tella recuerda que en tiempos de Arturo Frondizi llegaron al país 200 empresas multinacionales. Por entonces solo había 600 firmas de porte de capital nacional.

Eran los años 60 y la economía argentina, como casi toda la de América Latina, era cerrada y por eso mismo un tesoro para compañías que operaban bajo la lógica de multi-plantas que, como los ejércitos, ocupaban posiciones de mercado en distintas regiones.

En aquel período, esas empresas multinacionales que fueron relevantes en el sector automotriz, maquinaria, petroquímica y hasta hilados sintéticos, hicieron crecer del 15 al 35% el valor agregado industrial.

Kosacoff diferencia lo que ocurrió en los años 90 con la globalización. “Salvo excepciones como Toyota, la inversión extranjera no vino a poner plantas nuevas sino a tomar mercado”.

Con la crisis del 2000, esas empresas comenzaron a batirse en retirada. Primero fueron las de servicios públicos y luego las otras. Algo que se intensificó en los últimos años. En ese proceso partieron marcas legendarias.

Puesto a explicar los motivos, el experto sintetiza: “Cambió la manera de producción y de las multi-plantas hubo un salto a las cadenas globales de valor. La ausencia de una estrategia de desarrollo e inserción internacional dejó afuera a la Argentina. También pesan y mucho las inconsistencias macroeconómicas que determinan un contexto de incertidumbre, con estancamiento, pérdida de competitividad, deterioro del mercado de trabajo y pobreza creciente”.

Otros países se convirtieron, en cambio, en eslabones de esas cadenas globales de valor. México, por ejemplo, es el principal productor autopartista del mundo. Y Brasil, pese a su pérdida de peso industrial, es un imán para las inversiones en la agroindustria. Para Kosacoff, el caso Argentino muestra pérdida de relevancia.

Y suelta: “Apenas una décima parte del entramado industrial es considerado tecnológicamente avanzado. Estamos en problemas”. Claro que hace una excepción en los sectores emergentes como la minería, la energía y ciertos rubros agroindustriales donde “el potencial es inmenso”.

En cuanto a la salida de Edesur y en lo que refiere a la Argentina, no hace falta adivinar quién puede resultar su comprador. Es probable que pase ahora a manos de expertos en mercados regulados como justificó oportunamente Enrique Eskenazi cuando se quedó con parte de YPF.