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TN
7/07/22

Carolina Castro: “En la Argentina nunca se logró una macroeconomía estable”

El decano de la Escuela de Gobierno y director académico del Cepe entrevistó a Carolina Castro, empresaria, politóloga y primera mujer en integrar el Comité Ejecutivo de la Unión Industrial Argentina (UIA), para el ciclo de entrevistas "Pensar Distinto".

Por Eduardo Levy Yeyati

La empresaria, politóloga y primera mujer en integrar el Comité Ejecutivo de la Unión Industrial Argentina (UIA), Carolina Castro, conversa con el economista Eduardo Levy Yeyati sobre la relación de los industriales y los distintos gobiernos y sus distitnas políticas económicas.

Destacó que la situación del sector no es tan mala actualmente pero tampoco está “en la panacea” y remarcó que no ve “una política macroneconómica totalmente ligada a lo productivo” en este momento del país.

“En ciclos expansionistas y ciclos neoliberales no se ha logrado establecer una macroeconomía que sea estable”, dijo la excandidata a diputada nacional junto a Florencio Randazzo en la boleta de Vamos con Vos.

-Hay en la Argentina una discusión semántica sobre qué tanto apoyan los gobiernos a la industria. Semántica digo, porque en general uno dice industria en Argentina y piensa en manufacturas, a pesar de que se habla de industrias culturales, industrias de todo tipo. Y en esa discusión proindustria, anti-industria, más desarrollista, o menos desarrollista, los industriales en general -con la diversidad del caso- han tendido a poner distancia de los gobiernos más liberales. Se separaron o criticaron la política del menemismo y tuvieron una actitud reticente -por no decir abiertamente crítica- con el gobierno de Macri y, por el contrario, apoyaron al inicio -por lo menos hasta que empezó a verse el deterioro y la crisis- el gobierno de Alberto Fernández. La primera pregunta es, obviamente, si vos lo ves igual que yo. La segunda, más interesante, ¿a qué atribuirías ese sesgo?

-En principio no sé si es un sesgo. Coincido con el diagnóstico que estás haciendo. Hay una realidad bien concreta que es que para un industrial, un gobierno que tiene una manera de llevar la macroeconomía y de plantear la política pública desde una visión neoliberal, si le queremos poner algún tipo de descriptor, tiende a ser un gobierno en donde a la industria no le va tan bien. Hay una causalidad ahí. Entonces es lógico que esté de alguna manera esta mirada, si se quiere sesgada o yo digo bastante objetiva, respecto de los resultados de cierto tipo de política en el entramado productivo.

Pero dejame hacerte un matiz, porque cuando inició el gobierno de Mauricio Macri hubieron muchos industriales que pensaron que podía tener -y siendo él además un empresario que venía del mundo productivo- una mirada, si se quería, más amigable o amistosa hacia el sector manufacturero y productivo de la Argentina, particularmente el industrial. De hecho, yo fui subsecretaria pyme de aquella gestión y tomé una decisión muy concreta, como la tomaron otros, de intentar acompañar un gobierno distinto del que veníamos teniendo. Yo me fui a los 18 meses de la gestión por razones personales, pero rápidamente hacia el 2017 la macroeconomía cambió. Fue una macroeconomía que entró en una situación recesiva, cerraron las pymes, hubieron una serie de indicadores que te daban cuenta de que había algo que no estaba muy bien y eso golpeó fuerte al sector productivo.

Entonces, están las dos cosas. Puede ser que haya una mirada negativa respecto de ciertos tipos de políticas, y creo que es correcta que exista, porque efectivamente, en la práctica en la Argentina en los ‘90 se destruyó el entramado productivo y durante los últimos años del gobierno de Juntos por el cambio también hubo destrucción, obviamente no del nivel que fue la transformación de la matriz productiva en los ‘90. Es otra condición completamente distinta. Yo no soy macroeconomista, yo te lo miro desde la micro, lo que le pasa a empresarios con los cuales yo hablo de la Unión Industrial de Almirante Brown, por ejemplo, que es donde tengo una de mis plantas. Ahora bien, nunca dejamos de tener, de alguna manera, esperanza, muchos, no todos -no quiero generalizar- respecto de la posibilidad de dialogar con cualquier gobierno sobre la importancia de la industria y qué tipo de políticas públicas necesitamos para que al sector productivo le vaya mejor. Y creo que eso también pasó durante el gobierno de Juntos por el Cambio.

-Comparando con un presente en el cual tienen mejores rendimientos, mejor rentabilidad y toman más gente, que eso es lo que está implícito en lo que decís, ¿cuántas de esas mejoras se deben a anomalías o desequilibrios como la brecha, por ejemplo, la protección, y cuánto se debe a políticas virtuosas que entienden como fomentar el entramado industrial?

-Estamos hoy atravesando un momento difícil, aunque a la industria le está yendo bien en términos de actividad. Todos los industriales te van a decir “estoy vendiendo bien, no estoy echando gente, pero mi mayor inconveniente es mirar un poco la macroeconomía y ahora lo que veo es mucha incertidumbre, mucho riesgo cambiario, una situación en la cual no sé si accedo a divisas para poder importar lo que necesito para transformarlo o ensamblarlo con algo que estoy haciendo y producir y vender”. Peor aún el que está exportando o que tiene mercado de exportación, en muchos casos ya pasó a hacerlo a pérdida. Hay algunos que están sosteniendo mercados de exportación, perdiendo en el margen. Entonces, hoy en esta contraposición, quiero dejar en claro que no veo una situación de una política macroeconómica totalmente alineada a lo productivo y una política industrial en la que uno diga que estamos en la panacea o en el lugar en donde los industriales queremos estar. Estamos en un momento de muchísima incertidumbre, pero veníamos de muchos años de declive y de alguna manera con la pandemia tocamos un poco fondo y creo que estamos en esa recuperación que está teniendo el mundo también, pero en la Argentina con muchos límites a la sustentabilidad de esa recuperación.

Hago una sola aclaración más porque me parece importante. Si uno mira un ciclo más largo, y en la industria automotriz esto se ve claramente, desde 2011, cuando logró 880.000 vehículos de producción que es el histórico más alto de la industria, hasta el año pasado fue un declive constante. El declive estaba en el 2014, estaba en el 2015, estaba en el 2016. Todos los años producíamos un poquito menos y eso le pasó a toda la industria. Hay un estancamiento y después un proceso de recesión de dos años y ahora un pequeño rebote. Ese rebote, para mí, dadas las condiciones actuales, no es sustentable, ¿no?


Carolina Castro: “En la Argentina nunca se logró una macroeconomía estable”


-Hace unas semanas estuve charlando con Diego Golombek, que es un amigo y aparte es investigador, y le preguntaba por qué los científicos tienden a ser más kirchneristas, si era por una cuestión objetiva o simbólica, por ejemplo, no sé, te hacen más mimos, te levantan los discursos, y te hago la misma pregunta a vos ahora porque me estás diciendo que hay una tendencia declinante, un ciclo que oscila alrededor de una tendencia declinante -es lo mismo que pasa con el crecimiento del país, por otro lado, y que hoy tenemos una situación en donde las empresas tienen rentabilidad pero están preocupadas por la macro, aún cuando la macro y la rentabilidad no son totalmente independientes, porque parte de esa fragilidad macro está asociada a ciertas políticas de protección-, ese alineamiento o ese favoritismo suave, porque tampoco es que son obviamente partidarios, ¿eso se debe a cuestiones simbólicas, también al hecho de que el peronismo o ciertos candidatos son productivistas de discurso tanto como cuestiones subjetivas?

-Lo enmarco de otra manera. Yo soy muy fana del libro de Marcelo Diamand, el Péndulo Argentino, y si bien me identifico con el desarrollismo, también estoy convencida de que no hay política industrial que sobreviva o que pueda hacer frente a una mala macroeconomía. Y en la Argentina, en ciclos expansionistas y en ciclos neoliberales no se ha logrado en ninguno de los dos establecer una macroeconomía que sea estable, certera, confiable en un largo plazo. Eso para mí es parte del problema. Entonces, de ninguna manera me identifico mucho más con un tipo de gobierno del de los últimos 20 años que con otro. Yo creo que la Argentina tiene un problema pendular que pasa de políticas expansionistas a políticas mucho más restrictivas o mucho más desreguladoras, neoliberales y demás.

-Lo bueno de charlar con vos es que te puedo interrogar como industrial, como politóloga, como exfuncionaria y como mujer atenta a la agenda de género. Has estado activa y aparte sos la primera mujer que es miembro de la Comisión Directiva de la UIA. ¿Qué le agrega la participación femenina a la toma de decisiones en esos ámbitos en relación a lo que había antes? El ambiente es 100% masculino.

-En lo que hace al entramado industrial y la representación de la Unión Industrial en este caso en particular, en esto estoy convencida que yo opino como industrial. No opino como mujer industrial, opino como industrial, igual que opina un compañero varón como industrial. De hecho esa palabra me gusta mucho porque viste que no tiene género o tiene los dos géneros. Es absolutamente inclusivo. Yo opino como industrial. Al haber mujeres sentadas en la mesa me parece que estamos muy atentas a la agenda de diversidad. Capaz lo estamos mucho más que nuestros compañeros varones y este tipo de acciones de que, por ejemplo, salga una comunicación pidiendo mayor representatividad de mujeres en los consejeros, son cosas que suceden porque somos las mujeres las que estamos más atentas a esto. No quiere decir que no hay varones que estén atentos también, pero en general las mujeres, el 80 o 90% de las que tienen un rol, están atentas, tienen los anteojos violetas, y los varones, capaz la mitad te dice “che, estamos en un panel, veamos que haya una mujer también, a quién llamamos”.

-Déjame que te desplace un poco. Yo entiendo que la diversidad puede ser en algún momento, en un sentido, un fin en sí mismo, porque finalmente representa la diversidad en la vida real. Pero yo te preguntaba más por otro ángulo que es en qué medida las mujeres difieren en la práctica de los hombres, al momento de representar, de negociar, de pedir, de internalizar los problemas no propios, es una cosa que se le achaca mucho a todo el círculo rojo argentino, en particular a los industriales. Es que básicamente cada uno juega por las suyas a sacar su mejor tajada, que es falta de cooperación, de internalización de la cuestión social. Un montón de cosas que uno imagina o a veces yo he leído, no sé si es así, que en la práctica la mujer hace un poco distinto, por no decir mejor ¿Vos ves algo de eso?

-No, y te cuento por qué. Yo tengo una idea de que este tipo de preguntas y yo respondiéndote, mostrando que las mujeres tienen ciertas características como distintas a las de los varones es de alguna manera seguir armando estereotipos respecto de qué es lo femenino, y qué es lo masculino. Y yo estoy convencida, porque esto no es solamente una idea que quiero militar, sino porque creo que en la práctica cada vez se va a ver más a medida que lleguen nuevas generaciones que ven las cosas de forma menos binaria, que puede haber un varón recontra dialoguista en su capacidad de negociación y hasta que le puede meter un sentimiento a la negociación. Y una mujer que capaz tiene características en la negociación más de armas tomar, de golpear la mesa. No creo realmente que necesariamente el género defina un tipo o una manera de abordar una relación, una problemática.


Eduardo Levy Yeyati con Carolina Castro. (Foto: TN)
Eduardo Levy Yeyati con Carolina Castro. (Foto: TN).


-Como sí lo hace la edad.

-Sí, hay viejos muy modernos y jóvenes...

-Vos dijiste: “cuando venga el recambio generacional” e implícitamente uno hace esa imaginación, uno tiene la idea de que la edad marca algunas diferencias, pero género no, no en este ámbito.

-No, no. Yo creo que esto es así. Creo que está bueno poder verbalizarlo de esta manera y también para darle la oportunidad capaz a algún varón que considera que emocionarse de alguna manera es un símbolo de debilidad porque lo programaron así, pero en el fondo tiene ganas de emocionarse y hacer salir sus sentimientos, de la misma manera que me pasa con alguna amiga que alguna vez me llama y me dice salí de una reunión, me largué a llorar y yo le digo enhorabuena.

-Te aclaro que yo no pensaba en la diferencia si las mujeres lloran en las reuniones, sino más bien en la actitud frente al consenso o la forma de negociación. No del estereotipo de la sensibilidad, sino más bien de la internalización de lo que sucede a tu alrededor. Es virtuoso eso.

-No está bien, pero hay implícito cierto virtuosismo de que la mujer viene a aportar algo que es mejor que el varón y por eso tiene que estar sentada en la mesa. Y yo digo no, a veces podemos aportar algo mejor, a veces vamos a aportar algo peor, y estaría bueno que el varón también reconozca que a veces no aporta algo mejor y a veces puede aportar algo mejor, y empezar a equipararnos todos. Yo marqué el tema de los jóvenes porque sí me parece que ellos se empiezan a mover un poco del estereotipo de qué supone ser un ser más masculino, qué supone ser más femenino y empiezan a aceptar que hay varones que tienen cosas muy femeninas y mujeres que tienen cosas muy masculinas y esto me parece que está bueno.

-Muchas gracias, Carolina.

-Gracias a vos, Eduardo.



La entrevista completa: