En los medios

La Nación
14/05/22

Volver a la oficina. Cómo sobrevivir a la gente tóxica en el trabajo

Andrés Hatum, profesor del MBA y Executive MBA, recomendó cómo lidiar con los compañeros de oficina tóxicos.

Por Andrés Hatum
Los problemas que genera la gente tóxica son variados, pero todos terminan drenando las energías de las personas que los rodean. Y cuando se trata de un jefe, sus acciones pueden terminar haciendo la vida imposible a su equipo
Los problemas que genera la gente tóxica son variados, pero todos terminan drenando las energías de las personas que los rodean. Y cuando se trata de un jefe, sus acciones pueden terminar haciendo la vida imposible a su equipo. Shutterstock.


Cuando comenzó la pandemia y el encierro, todas las personas tuvieron que aprender a trabajar de otra forma, a la distancia y con la tecnología como intermediaria en las relaciones humanas. Difícil, estresante y desafiante. Pero se logró. Tal es así que a muchos volver a la oficina a tiempo completo les costó.

Pero si hay una ganancia en el distanciamiento es no estar cerca de gente indeseable, ya sean colegas o jefes. El Zoom permitió mutear los comentarios hirientes de personas tóxicas o mandar mensajes subliminales: cuando el tóxico hablaba, se apagaba la cámara. Pero el que es tóxico aprende a serlo en cualquier galaxia y también en la virtualidad.

Ahora bien, con la vuelta a la oficina, la gente idiota va a estar revoloteando porque en muchos casos su objetivo es amargarle la vida a sus compañeros.

A la hora de identificar a los tóxicos, se pueden distinguir diferentes estilos.


Los resistentes a todo

Un factor común en esta gente es la capacidad de tirar siempre la pelota fuera de la cancha, culpar a los colegas, resistir cualquier feedback y hablar de los compañeros por detrás. Así como para las organizaciones es importante en los procesos de selección entender las competencias técnicas de las personas, es cada vez más relevante entender si el candidato que está delante es un idiota. Porque se podrán tener las mejores prácticas de recursos humanos en una empresa, el mejor proceso de selección, evaluación y de compensación. La gente idiota en el trabajo, como la incompetencia, afecta a la productividad. Muchos inútiles tienen la capacidad de ascender en la organización con un efecto nocivo en la cultura de esa empresa que le da cabida a personas engreídas y petulantes que aparentan generar resultados a costa de romper con procesos, cultura y valores. El mensaje para las organizaciones es estar seguro que los ascensos tienen en cuenta la calidad humana de las personas. Porque muchas veces se confunde una estrella en la organización con una bestia que destruye valor.


Vampiros chupaenergía

Estos vampiros son personas tóxicas que drenan la energía y dejan exhaustos emocionalmente a los que están cerca. Son egoístas, manipuladores y hablan demasiado hasta lograr agotar a todo el mundo. La oficina es el lugar favorito de estas personas y luego de la pandemia vienen recargados por su necesidad de arruinar vidas. Tessa West, profesora de psicología en New York University y autora del libro Jerks at Work: Toxic Coworkers and What to Do About Them considera que “estas personas son agotadoras, porque interactuar con ellas es una experiencia estresante”. Son generalmente personas extrovertidas que les encanta mostrarse y participar en comités de la compañía, pero raramente logran realizar su trabajo. Las sugerencias de los expertos en estos casos es expandir la red de amigos en el trabajo porque los vampiros van a la caza de las almas solitarias e introvertidas; evitar charlas fútiles con estos chupaenergía y, en caso de que no quede alternativa, poner fin a la conversación cuando ya no tiene más sentido seguir hablando retirándose del lugar.


Malas personas potenciadas por el poder

“¿Hay alguna razón por la que mi café no está aquí? ¿Ella murió o algo?”. Esta pregunta a su asistente es de Miranda Priesly (Meryl Streep) en la película El diablo viste a la moda, una reina de hielo con un ego más grande que los tacos de sus stilettos. Pero si Miranda Priestly nos parecía dura y gélida, hay jefes podridos que consideran a sus empleados objetos humanos sin alma. O peor aún: ellos tienen el derecho de apropiarse de vidas ajenas.

En este espectro de idiotas con título, encontramos situaciones espantosas. Vishal Garg, CEO de Better.com, la empresa de hipotecas, despidió a fines del 2021 a 900 personas por Zoom. “Si estás en este llamado, eres parte del desafortunado grupo de personas que se ha quedado sin trabajo”. Una belleza para cualquier experto en storytelling. Al poco tiempo tuvo que pedir disculpas por la acción idiota que realizó.

Cuando el cofundador de Oracle, Larry Ellison explicó qué tipo de estilo directivo tenía, dijo claramente que su estilo no generaba ni amor ni admiración “En vez de utilizar el convencional MBO (gestión por objetivos), inventé mi propio estilo de management llamado MBR que significa gestión mediante el ridículo (management by ridicule)”. ¿Qué significaba esto? Todo lo contrario a agradecer a los empleados. Es estar horas en reuniones interminables con directivos y asegurarse de ponerles el dedo en la llaga de forma constante para que quede en claro que sus ideas son ridículas y estúpidas. “No todo el mundo puede hacer esto, hay que tener una gran capacidad intelectual de intimidación y un bullying retórico” dijo alguna vez sobre su metodología Ellison. Con el tiempo, Ellison consideró que este estilo aplicado por él al inicio de su gestión era propio de un CEO inseguro e inexperto intentando mostrarse y establecerse como líder. Una belleza.

Como queda claro, nadie escapa de las idioteces, ni siquiera los más inteligentes, aquellos que han logrado crear empresas emblemáticas. Los problemas que genera la gente tóxica son variados, pero todos terminan drenando las energías de las personas que los rodean. Y cuando se trata de un jefe, sus acciones pueden terminar haciendo la vida imposible a su equipo.

Las personas idiotas en su máxima expresión pueden afectar tanto a los que rodean que pueden hacer que alguien termine cambiando de trabajo. Y eso, definitivamente, es algo que las empresas tienen que tener en cuenta a la hora de contratar o promover gente: evitar a los energúmenos que puede afectar la felicidad de las personas y que el talento termine yéndose.