En los medios

El Cronista
7/04/22

Luces y sombras en la educación post pandemia Covid-19

La graduada de la Especialización en Políticas Educativas escribió sobre el buen uso de las nuevas tecnologías para el estudio del impacto de la pandemia en la educación.

Por Debora Schapira

Si bien es cierto que en unas escasas semanas en marzo del 2020, los sistemas educativos se vieron urgidos a reconvertir sus modelos pedagógicos tradicionales implementando diversas formas de educación a distancia, la desigualdad, el aislamiento social, las pérdidas de aprendizaje, la brecha digital y, además, las mayores cifras de deserción escolar resultantes, hablan por sí solas. Se estima una tasa de un 15% de abandono en América Latina y el Caribe en la educación post Covid-19.

Las nuevas tecnologías emergentes han generado grandes volúmenes de datos (Big Data) que nos permiten hacer variados análisis y predecir cuestiones que hasta ahora parecían irresolubles.

Una perspectiva posible implica a la exploración de los datos en cada territorio derivados de las modalidades de enseñanzas implementadas y, a partir de ello indagar sobre los hallazgos para construir indicadores regionales referidos al acceso, el abandono escolar, las capacidades y resultados educativos.



La otra mirada contiene una dimensión micro estructural, el análisis pormenorizado del aprendizaje derivado del proceso educativo en cada uno de los alumnos. Esta información permitiría complementarse con la historia educativa de cada uno y anticiparse a sus mayores dificultades, abriendo así las puertas a uno de los ámbitos de aplicación más representativas de la Inteligencia Artificial (IA) en Educación -una pedagogía adaptativa y personalizada para cada alumno-.

Ahora bien, los algoritmos estadísticos podrán extraer patrones sesgados sobre los comportamientos sociales que es necesario vigilar.

Para el Ing. Santiago Izquierdo, (2019) con quien escribimos un artículo en forma conjunta, Master en Ciencias y Tecnologías de la Computación de la Universidad Politécnica de Madrid, el uso indebido de la Inteligencia Artificial podría generar prejuicios, mientras que el acceso de manera indirecta a los datos de carácter individual podría perfilar tipologías de estudiantes que rozarían los límites de la legalidad.

En el mes de noviembre pasado, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) emitió la primera norma mundial sobre Ética e Inteligencia Artificial. La importancia de este marco jurídico universal radica en el desarrollo de principios y valores comunes, sobre los cuales se recomienda a sus 193 Estados Miembros aplicarlas a su nivel.



En Educación, una de las principales esferas de competencia de la Unesco, promueve una educación abierta, accesible, diversa en lo cultural y lingüístico, de carácter prioritario para comprensión pública de la Inteligencia Artificial (IA). Alienta a desarrollar iniciativas de investigación para el uso ético en materia de datos y subraya la necesidad de una capacitación conjunta de los Estados, las Universidades, Organismos intergubernamentales y el Sector Privado, para que todos los miembros de la Sociedad puedan estar informados sobre su aplicación y uso indebido. Recomienda, además, sensibilizar las prácticas educativas ya que inciden en el desarrollo de competencias, la empleabilidad y la formación cívica.

La tecnología encierra un tesoro. No podemos detener el ritmo de las innovaciones pero sí podemos asumir el desafío de humanizarlas.