Claudia Romero, profesora de las Especializaciones y Maestrías del Área de Educación de la Escuela de Gobierno, participó del programa La Gaceta Central, donde habló del impacto de la pandemia sobre el sistema educativo. "Uno de los impactos más fuertes y dolorosos de la pandemia fue en la deserción y el abandono escolar de muchísimos chicos", señaló. Según el último anuncio del Ministerio de Educación, el número es de 1 millón 800 mil alumnos, "un número impresionante porque ronda el 17%, 18%". 

"Para los chicos más vulnerables y quienes tienen menos recursos, la escuela fue imposible en la pandemia por la falta de conectividad, acompañamiento y, en algunos casos, contención familiar", explicó. Según Romero, ahora comienza la etapa más difícil, que es reinsertar a los estudiantes en las escuelas, cuya mayoría abandonó el nivel secundario. Para esto, Romero sostuvo que "hay un trabajo integrado entre la escuela y referentes de la comunidad donde se arma una red". 

"Primero hay que saber quiénes son y dónde están esos chicos, y ahí hay un problema porque no tenemos bases nominalizadas que permitan identificar quién está en qué escuela. Esos datos deben provenir de la escuela y tienen que estar en una base provincial y otra nacional", dijo, y agregó: "La escuela no puede recuperar sola a esos chicos, pero hay trabajadores sociales y distintos perfiles que pueden buscarlos". "Los chicos no abandonaron la escuela, sino que fueron abandonados", remarcó. Además, Romero explicó la dificultad de reinsertar estudiantes que fueron marginados del sistema educativo: "El mensaje fue que si no tenés conectividad ni familia que te ayude, te quedas afuera. ¿Por qué volvería ese chico a la escuela? Tenemos que generar un puente para que puedan volver a aprender". 

Respecto a las consecuencias que tuvo la pandemia sobre el sistema educativo, Romero identifica tres. La primera, la deserción. La segunda, la pérdida de aprendizaje, "que no es solamente lo que los chicos dejaron de aprender por no ir a al escuela, sino que se produce una suerte de desaprendizaje, un olvido de ciertos esquemas de aprendizaje que se estaban construyendo y que después de mucho tiempo se pierden y desaparecen y hay que volver a empezar". Y tercero, los impactos socioemocionales que tuvo el aislamiento: "Vemos en chicos muy pequeños retrocesos a nivel de socialización muy importantes". "Hay un costo social y emocional que los chicos están pagando. Recuperarnos de todo esto va a llevar de dos a tres años, y no es solamente ir a buscar a los que se quedaron afuera, sino que es reponer y tratar de recuperar los aprendizajes perdidos", analizó

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