En los medios

El Economista
30/08/21

Ventajas y desventajas de la modalidad híbrida: ¿será la forma de trabajo en el futuro?

El profesor de la Escuela de Negocios analizó la modalidad de trabajo que combina la presencialidad con la virtualidad.

Por Aleksan Buyuk Kurt

modalidad híbrida

Luego de que el Covid-19 cambiara los hábitos en gran parte del mundo laboral,  por la necesidad de aplicar el teletrabajo, surgió una nueva “grieta” entre los defensores de la modalidad presencial y los que prefieren a la remota, pensando en la pospandemia.

Lo cierto es que, de un tiempo a esta parte, nos encontramos a diario con encuestas que marcan la duda de los colaboradores de volver a las oficinas, así como también líderes que de un lado y el otro pregonan las ventajas de la presencialidad o las libertades y ventajas del trabajo remoto.

Frente a esto, con muchos empleados ya de regreso en la oficina (recientemente lo hicieron los de la administración pública), algunos apuestan por una opción intermedia, también conocida como “híbrida”, que permite contar con los distintos elementos de productividad, que se encuentran tanto en el espacio de la oficina como en el doméstico.

¿Solución o problema?

Hay momentos en la cotidianeidad laboral donde conviene hacer uso de un espacio separado del núcleo familiar y enfocado en las tareas. Como así también hay otras ocasiones en las cuales estar en el ámbito doméstico, eliminando tiempos muertos de traslado, permite una mejor organización de las horas destinadas al empleo.

Por otro lado, las realidades personales van mutando a lo largo de la vida. Los más jóvenes tienden a disfrutar de una mayor comodidad en las oficinas. En esos primeros años de trabajo, la interacción con los pares ejerce un rol protagónico.

En la vereda opuesta, quienes tienen familia es en sus casas donde quizás resuelvan mejor la actividad diaria.

Innovación y pertenencia

Desde la óptica de la innovación, tan esencial en la actualidad, podemos decir que dicho proceso está enfocado en pequeños resultados de corto plazo para validar modelos de negocio, y posteriormente incrementar el producto y su escala. Allí vemos que el “empleo intermedio” no afecta negativamente a ese ciclo de vida del producto, sino que lo acelera. En líneas generales, va muy bien con los equipos de innovación.

En tanto, las desventajas están más vinculadas a la interpretación de pares y superiores sobre la performance de quienes no están físicamente al alcance de sus ojos, que a problemas realmente propios del modo “hibrido”.

En ese sentido, es imperante desterrar el preconcepto de que la única forma de alcanzar una buena  performance es tener al personal a la vista. El refrán de que “el ojo del amo engorda al ganado” es cierto solo en los casos donde el patrón no pudo jerarquizar a sus colaboradores y considerarlos algo más que eso. Lo más importante,  para mantener un alto nivel de sentido de pertenencia y lealtad de los empleados, es que exista una relación saludable entre las mutuas expectativas.

Lo que viene: remoto

Mirando hacia adelante, debemos pensar en alternativas nuevas y aún no exploradas para dar lugar a una nueva camada de fuerza laboral que quizás a la distancia, y en menor tiempo, podrá llegar a los mismos resultados esperados.

En ese sentido, y más allá del formato híbrido actual, debemos ver que si el mundo va hacia una economía de servicios, en los próximos 20 años, probablemente, el modelo remoto sea la norma. El proceso de descentralización de las urbes, apenas iniciado, iría en ese camino.

Para cerrar, debemos decir que el formato híbrido es un nuevo eslabón en la mejora en la relación entre bienestar y trabajo. El desafío, hacia adelante, es entender que, dado que estamos al inicio de un nuevo paradigma, debemos rápidamente cambiar nuestra clásica forma de pensar el trabajo.

(*) Profesor de Desarrollo de Nuevos Negocios en la UTDT