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Clarin.com
21/08/21

Criptoactivos, la última frontera regulatoria

Los directores del programa "Criptoactivos y Derecho", de Educación Legal Ejecutiva, escribieron sobre el avance de las criptomonedas en la economía mundial.

Por Rodrigo Gallego y Máximo Mochkovsky


Aunque bitcoin, ethereum, litecoin, dash y ripple son las criptomonedas más famosas, existen más de 7.000 tipos de criptomonedas en el mercado.

Cuando en el año 2008 una persona anónima bajo el pseudónimo de Satoshi Nakamoto creó lo que hoy se conoce como Blockchain y Bitcoin pocos anticiparon la revolución financiera que podría generar en nuestra sociedad. El proceso de adopción de Blockchain como tecnología y el grado de inversión en Bitcoin y criptomonedas alternativas están experimentando un crecimiento exponencial. Grandes empresas, bancos, fondos de inversión y gobiernos comenzaron a entender el potencial de una tecnología que le permite al hombre, por primera vez en su historia, crear, enviar y almacenar activos digitales de manera descentralizada y segura.

El primer caso de uso de Blockchain fue justamente Bitcoin, un activo digital que, por sus propiedades, muchos asimilan al oro digital, aunque cuenta con ciertas ventajas: su oferta máxima está preestablecida de antemano (21 millones de Bitcoin), su emisión es decreciente (se reduce a la mitad cada 4 años), es altamente divisible (cada Bitcoin puede dividirse en 100 millones de unidades, conocidas como “Satoshis”), su almacenamiento es simple, y su transferencia es rápida y económica.

El segundo gran avance fue en 2015, con la creación de Ethereum, una plataforma descentralizada de código abierto que permite programar contratos inteligentes y aplicaciones sobre ella. A partir de allí, el horizonte cripto comenzó a expandirse y nació el ecosistema DeFi (Finanzas Descentralizadas): una serie de protocolos que, entre otras cosas, pueden cumplir las funciones de un banco ya que cualquier usuario con un celular y acceso a Internet puede solicitar préstamos, depositando un criptoactivo, como Ethereum, en garantía.

Para tomar dimensión del avance que estamos viviendo alcanza con ver quiénes son los actores que se están involucrando. Solamente durante este año, empresas como Tesla y Mercado Libre han incorporado Bitcoin en sus balances. Visa, Mastercard y PayPal implementaron, de distintas maneras, el servicio de pago con criptomonedas en sus redes. Dos de los bancos más importantes del mundo, J.P. Morgan y Wells Fargo, comenzaron a ofrecerle a sus clientes más importantes distintas alternativas para tener exposición a este tipo de activos. Los fondos de inversión tampoco se quieren quedar afuera; por ejemplo, Fidelity está expandiendo su equipo con una fuerte orientación hacia el mundo cripto e incluso ha invertido en una empresa de minado de Bitcoin. Pero probablemente el paso más revolucionario lo dio El Salvador, que se convirtió en el primer país en aprobar Bitcoin como moneda de curso legal.

La tecnología Blockchain abrió el camino hacia la web 3.0, una web descentralizada con ramificaciones que estamos empezando a vislumbrar y otras que hoy no podemos prever. Por eso, desde una óptica legal, es fundamental empezar a entender ciertas cuestiones; por ejemplo, ¿Qué naturaleza jurídica tienen las criptomonedas? ¿Su oferta al público debería estar regulada? ¿Los inversores deberían estar obligados a identificarse? ¿Cómo proteger a los inversores: sus datos personales, ante los exchange o en caso de estafa? ¿En qué industrias podría aprovecharse el uso de contratos inteligentes? ¿Cómo deberían resolverse las disputas relacionadas con un contrato inteligente? ¿Podríamos utilizar la tecnología Blockchain como prueba en juicio? ¿Qué impuestos son aplicables a la compraventa de criptomonedas, y qué otras actividades están o podrían estar gravadas? ¿Qué tipos de desafíos enfrentan los abogados que trabajan con empresas del ecosistema (mineras, exchanges, etc.)?

El campo regulatorio todavía está en una etapa embrionaria. Entender, desde ahora, la complejidad legal de los criptoactivos y de las nuevas actividades que son posibles gracias a esta revolución tecnológica es importante para poder operar en el contexto actual, así como para repensar las reglas del sistema financiero y gubernamental como lo conocemos hoy en día para adentrarse en un mundo hiperconectado y sin fronteras.