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El diario ar
1/08/21

La disyuntiva de los que quieren un cambio: ¿gran coalición o decisionismo de minoría?

El profesor de las Licenciaturas en Economía, Historia y Ciencias Sociales dialogó en el podcast Sobremesa con el historiador Roy Hora sobre la estrategia de la oposición en la campaña electoral.

Por Pablo Gerchunoff y Roy Hora


PG: Ha empezado la campaña electoral.

RH: Ya tenemos los nombres.

PG: Sí, señor. 

RH: Los grandes nombres.

PG: Tenemos los nombres y dos grandes fuerzas que parecen persistir, digamos, como los protagonistas centrales. Yo veo en una de ellas un debate interno. Estoy hablando de la oposición, del viejo Cambiemos. Y ese debate interno, como yo lo veo, tiene un origen bastante atrás. Tiene el origen en la crisis de 2018, que en definitiva es el fracaso económico del proyecto de Cambiemos, el que lo paraliza en su aspiración al cambio. Hay una fracción, que la prensa suele llamar halcones, que cree que en aquel momento se fracasó por no llevar adelante con la audacia suficiente y la decisión suficiente -yo a los halcones los llamaría los decisionistas- el programa de cambio de Cambiemos. Y que la próxima vez que tengan una oportunidad, lo que tienen que hacer es llevar adelante el cambio con la fuerza que tengan, no importa. La sociedad los comprenderá. Y del otro lado lo que hay es una fracción, siempre más bien dentro del PRO, una fracción que piensa que si en aquel momento se fracasó fue porque no hubo, no se constituyó una coalición lo suficientemente amplia, sobre todo con la participación del peronismo, de una parte del peronismo, que hiciera factible ese cambio. Y yo creo que ahí están discutiendo no solo un diagnóstico sobre el pasado, sino dos proyectos sobre el futuro. Primero, me gustaría saber si estás de acuerdo con esto. Y, segundo, me gustaría saber qué opinás. 

(En Cambiemos) están discutiendo no solo un diagnóstico sobre el pasado, sino dos proyectos sobre el futuro" (PG)

RH: Estoy de acuerdo con ese diagnóstico, que ha, no organizado, pero ha estado presente en la evaluación de las razones del fracaso de la gestión Macri y que en la medida en que Juntos por el Cambio, Cambiemos, como quieras llamarlo, mantuvo su unidad una vez que salió del Gobierno, una y otra vez vuelve. Y sobre esa tensión diría dos cosas, para arrancar. Primero, bueno, es una tensión interna que recorre fundamentalmente al PRO. El radicalismo queda un poco afuera, aunque algunos radicales quizá coinciden con la versión más dura, más decisionistas, pero me parece que son una minoría.

PG: Los radicales son denominadores comunes, como decía Alfonsín. Están atravesados por ese término. 

RH: Creo que esa es una tensión. A la vez, la existencia de esas dos campanas es una fortaleza en el corto plazo, en el mediano plazo, en la medida en que, me parece, le ofrece a la coalición opositora la posibilidad de presentar a la sociedad una oferta electoral más diversa. Por ahí escuché esa idea de un menú a la carta. ¿Te gusta Patricia Bullrich? La tenés. ¿Te gusta un PRO más liberal, más amigo del pañuelo verde? También lo tenés. Entonces lo vuelve muy atractivo. Y eso mismo uno podría decir respecto de la oferta electoral del oficialismo, que también tiene esas características. Berni, Kicillof y otras tantas cosas.

PG: Bueno, el peronismo sabe hacer menúes a la carta y estamos viendo una oposición que también está aprendiendo a hacer menúes a la carta.

RH: Que juegan en el mismo terreno. Pero yo creo que es cierto que en la oposición esto se ve... Esa incoherencia ideológica, si querés, pragmática, política se ve como un problema más grande. El peronismo hace tiempo que lo tiene resuelto, porque se ha venido ordenando a lo largo de la historia en torno a otros principios la construcción de una jefatura. Eso hoy la oposición no lo tiene. No está tan claro. Y entonces se plantea este dilema. ¿Cuál es la estrategia hacia el futuro? ¿Qué balance hay que sacar de esta experiencia y cuál es la estrategia hacia el futuro?

PG: ¿Yo qué veo ahí? Veo efectivamente dos posiciones que tienen coherencia interna y les encuentro a ambas una debilidad muy de fondo. A los halcones decisionistas les veo el siguiente problema: hay una arquitectura institucional en Argentina; ¿cómo van a hacer el cambio...? Sobre todo... Lo llamaría de este modo: es un decisionismo en minoría. Si ellos están añorando a Menem, recordémosles que Menem era un decisionismo que tenía mayoría en ambas cámaras y al peronismo y a las corporaciones que lo apoyaban. Entonces no logro entender cómo pueden imponer un rumbo en ese sentido, porque rumbos en ese sentido sí los he visto, además de Menem, fuera de la democracia en otros países. ¿Qué quiero decir? Cambios de ese tipo, entiendo, cuando me decís Pinochet. Cambios en ese sentido, entiendo, si me decís Fujimori. Ese es el problema que les veo a esta gente. A los decisionistas.

RH: Dejame decir algo sobre esto. Comparto ese diagnóstico. Es un grupo mucho más coherente en cuanto a su proyecto, pero al mismo tiempo es un grupo que no cubre la totalidad del espacio político o una parte lo suficientemente amplia del espacio político como para promover un programa de cambio radical. Y creo que en sus intervenciones eso se nota. Y eso suele llevar a un desplazamiento del problema de cómo se van a crear las condiciones para poner en marcha una iniciativa de ese tipo, un desplazamiento, digo, desde el análisis específicamente político a un segundo plano, que es el plano de la batalla cultural. 

PG: A ver. Explicame eso.

RH: ¿Qué quiere decir esto? Quiere decir: arrancamos, promovemos una iniciativa de reforma muy ambiciosa, el tren cobra velocidad y se van a ir sumando vagones, si querés, pero, en todo caso, no hay una reflexión sistemática sobre las condiciones políticas y me parece entonces que...

PG: Sobre las restricciones. 

RH: Las restricciones políticas, sí, que supone una iniciativa de este tipo y, por tanto, me parece que está muy presente en este grupo la idea de que hay que salir a convencer, la idea de batalla cultural, la idea de que hay que cambiar la manera en que los argentinos piensan algunos temas. 

Me parece que está muy presente en este grupo la idea de que hay que salir a convencer, la idea de batalla cultural, la idea de que hay que cambiar la manera en que los argentinos piensan algunos temas". (RH) 

PG: No podría estar más de acuerdo con la idea de que hay que salir a convencer. Pero, ¿qué hacés cuando no conseguiste convencer lo suficiente y seguís siendo minoría? ¿Qué hacés con tu proyecto, con tu programa? 

RH: Yo veo un problema anterior. O paralelo, no anterior. Es que esa idea de batalla cultural parte un poco de la premisa de que nosotros tenemos razón. Y el resto no. Es decir, no siempre toma en cuenta que...

PG: Por eso dicen los valores correctos. 

RH: A veces no toman en cuenta que hay otros actores, personas, que tienen sus intereses y que esos intereses son legítimos. Y que hay una dimensión importante, por ejemplo, de las preferencias políticas que está expresada por la condición de clase. Y además esto último: la idea de batalla cultural a veces es sinónimo a la idea de yo tengo razón y tengo las soluciones y, por ende, mi tarea es cambiar la manera en que otra gente piensa. Es decir, es una versión, para mi gusto, refinada, salió de ahí, de la idea de falsa consciencia. Es decir, los que tienen que cambiar son ellos. Yo no tengo que cambiar.

(...)

Transcripción parcial de la conversación