En los medios

El Cronista Digital
2/05/21

Las pymes tienen que soltar el Messi que cada una lleva adentro

La profesora del MBA y directora académica del programa Metodologías Ágiles, de la Escuela de Negocios, presentó una serie de recomendaciones para los dueños de pymes en Argentina.

Por Melina Jajamovich


Tu vida tiene 4 letras: pyme. Y hay que sumarle un "aterrizaje": en Argentina. A priori una ecuación nada sencilla en la que es difícil conciliar el sueño. En este contexto la presión es bestial y nadie tiene margen: la empresa necesita resultados ya y las personas "respirar".

¿Y el dueño? Hagamos un ejercicio...

Andá a un lugar de tu casa cargado de objetos. ¿Estás? Tomá un objeto (el que sea), a los 15 segundos agarrá otro, a los 10 otro, a los 5 uno más. Cada 5 segundos quiero que agarres otro objeto y los sostengas como puedas. Ahora paremos y decime cómo te sentís y qué te recuerda esta imagen.

Acabamos de representar al dueño "ekeko", uno de los pilares de las pymes: un superhéroe que se dice que "tiene que poder con ésta", que da más de lo que puede y que muchas veces no logra apoyarse en su propia estructura (que cree que es parte de sus "males").

En su pyme la adaptación es parte de sus días, sí. Ha sobrevivido a una, a otra y a otra más pero a un costo elevadísimo. Y el juego parece ser siempre el mismo: o morimos de hambre o morimos de éxito, ¡no hay nada en el medio!

Ahora, ¿podemos salir de este juego? Como ves, escribo en primera persona del plural porque tengo una pyme y lo que viene a continuación son una serie de reflexiones y ejercicios que te digo a vos y a mí...

Ser ambidiestros

Hoy es necesario que los dueños seamos ambidiestros: que veamos qué tenemos que honrar de nuestro pasado; que definamos en qué enfocarnos en nuestro presente y que podamos mirar al futuro. En otras palabras:

Poner en valor lo que nos trajo hasta aquí (nada de hacer borrón y cuenta nueva)

Descubrir qué tiene valor hoy para el negocio y para las personas (nada de correr todo el día detrás de la pelota).

Construir el futuro y no que alguien más (la macro / nuestros clientes o quien sea) lo hagan por nosotros.

Ser multidimensionales

Como dueños de pymes estamos muy enfocados en el negocio: somos "busca-oportunidades" o no hubiéramos sobrevivido en Argentina. Pero no buscamos una oportunidad, buscamos mil (y atrapamos todas las que andan dando vueltas): nunca sabemos cuándo se va caer alguna y en nuestro país la cultura de la escasez prima (y qué difícil salir de ella).

Al estar con la mirada en el afuera, muchas veces queda poco tiempo/energía/ganas para mirar otras dimensiones. "Atender" a nuestro equipo es algo que nos molesta, que nos quita el tiempo, que nos distrae de facturar pero... Crecer afuera sin ocuparnos del adentro ¡es un drama! Tiene que haber una correlación entre lo que pasa a un lado y otro de nuestras puertas o tendremos dos músculos con distinto nivel de desarrollo que pronto no podrán moverse a la par.

Ser aprendices

Muchas veces los dueños pymes nos refugiamos en "si pude sobrevivir tantos años en el negocio...". Sin embargo, la idea que supone que haber sobrevivido en el pasado es nuestra garantía a futuro es errónea y nos puede costar muy caro. Tenemos que amigarnos con nuestros "no sé" y seguir aprendiendo en el día a día.

¿Qué es lo que hoy no sabemos respecto al negocio?, ¿a liderar nuestro equipo / organización?, ¿y a nosotros mismos como líderes? El "libro gordo de Petete" está muerto y la humildad y la escucha son la puerta a nuevas oportunidades.

Reinventar al equipo (y no ser embudo)

Los dueños pymes solemos amar tanto a nuestro trabajo y a nuestra empresa que no queremos soltar a nuestro "bebé" ni corrernos de los focos y el escenario: el resultado es que muchas veces nos convertimos en un embudo.

La pyme crece sí pero todo sigue pasando por la "cúpula": el crecimiento de la plantilla no va de la mano de mecanismos necesarios para que la organización mejore su funcionamiento.

La empresa "pesa" (y se vuelve pesada) cada vez más cuando nuestros equipos "no pueden" y "no saben". Ahora, ¿realmente es tan así? Tal vez los otros sí puedan. Y quiero contarte una historia...

Rosita trabaja hace una vida en una pyme. Y cuando digo una vida es una vida: ya tiene más de 60 y está más cerca de la jubilación que otra cosa; en las últimas décadas su función fue cobrar puerta a puerta. Llegó la pandemia: ella está en edad de riesgo y salir a cobrar ya no se lleva (los procesos finalmente se aggiornaron).

Rosita pasó el primer mes de cuarentena en su casa y de brazos cruzados. No tenía computadora, no podía salir, sus ánimos estaban por el piso y se sentía inútil. La queja y la indignación aparecieron "otro recurso al que pagarle que no me aporta valor" pero hubo una persona en la empresa que le puso creatividad al asunto.

Rosita recibió un teléfono "moderno" y la base de datos de los clientes impresa. Su misión era clara: llamar uno a uno y preguntarles cómo se encontraban, escuchar, charlar... ¡estar! De pronto sus días cambiaron: se sintió útil y su sonrisa fue creciendo llamada a llamada. Los clientes estaban agradecidos: nunca se habían sentido tan cuidados por la empresa.

Sin duda, la pregunta hoy es cómo darle lugar a las Rositas de nuestras organizaciones.

Dar autonomía (y no ser embudo) (bis)

Los dueños sentimos que tenemos que estar en todo, queremos estar en todo, pero NO podemos estar en todo. Por nuestra salud y la de nuestras empresas necesitamos trabajar la autonomía en nuestros equipos y para eso es esencial descubrir el "tras bambalinas" de esta palabra tan trillada...

Autonomía no es "libertad total"; tampoco es algo binario (que se tiene o no). Autonomía es la capacidad de actuar con libertad y sin tener que pedir autorización o permiso dentro de un límite. Léase: cuando uno trabaja en una empresa siempre hay un "límite" que es condición de posibilidad. Ahora ese "límite" no es universal: no es igual para todos o para todas las tareas; es artesanal y requiere un trabajo fino de definiciones y ajustes.

La autonomía es un juego a dos voces: dar autonomía (delegar) requiere un marco para sentirnos seguros soltando: sabiendo que el otro quiere y puede responder; asumir la responsabilidad (empoderarse) requiere que la tarea nos importe y tengamos las herramientas para realizarla (si no es el caso, será una papá ardiendo).

Entonces, ¿cómo trabajamos esto? Van aquí algunas ideas...

Práctica I: La daily

Es una reunión diaria de 15 / 20 minutos para la alineación del equipo (no de toda la empresa) en la que cada persona comparte qué hizo ayer; qué va a hacer hoy y con qué problema se encuentra. Es útil porque permite:

Salir de la lógica del dueño que está mano a mano con cada uno de sus reportes directos para entrar en una lógica colaborativa y de equipo. Recordá, los campeonatos los ganan los equipos y no los Messi en solitario.

Evitar la lógica de la reunión eterna (reunión tertulia / calesita): en la que nadie quiere estar pero no hay forma de irse, a la que dedicamos mucho rato pero nos vamos sin compromisos claros.

Que nadie se vaya con las manos vacías de una reunión: hay un compromiso claro y si al día siguiente alguien no pudo resolverlo buscamos cómo solventarlo entre todos (nada de buscar culpables)

Resumo: colaboración, transparencia, autonomía en menos de 20' diarios.

Práctica II: El botón rojo

Muchas veces los dueños pymes vivimos en el mundo de lo urgente, donde todo es para ayer y solo corremos. Esto salpica nuestros días y los de nuestros equipo que muchas veces salen de las reuniones sin saber por dónde empezar.

Es importante que cada persona cuente con un botón rojo que tocar cuando no tenga claras las prioridades del día: para saber por dónde empezar y por dónde seguir; para no estar preguntando todo el tiempo; para no entrar en un multitask desquiciado que hace que trabajemos mucho pero generemos poco valor.

Práctica III: El juego de cartas

La palabra prioridad era singular hasta el siglo XIX, después algún iluminado decidió crear el plural: prioridades. Esto nos trae muchos disgustos y nos agotamos conversando una y otra vez sobre "lo importante". Esto nos pesa a los dueños, esto le pesa a los equipos.

Tal vez podríamos solventarlo convirtiendo nuestros días en un juego de cartas. ¿Qué significa? Que necesitamos entender cuál es el ancho de espada, cuál el de basto y cuáles los siete en la organización. ¿Sabemos todos cuál es nuestra escala de cartas en el día a día? ¿entendemos todos el porqué de esa escala?

A veces los dueños definimos el criterio, otras veces lo hacemos con el equipo. Lo importante es que todos sepamos dónde estamos parados para jugar a un mismo juego y poder ganar la partida.

Práctica IV: El garante

A veces, los dueños pymes temblamos con la idea de delegar (delegar realmente, no hacer como si...): aparece "el otro no puede" una y otra vez. Tal vez sea cierto... o no. Eso sí, si acostumbramos a los otros a seguir órdenes o a preguntarnos sobre absolutamente todo no será fácil cambiar la sintonía. Las personas tendrán miedo a tomar el poder, a equivocarse, a ser castigadas y a salir de la zona de confort.

Una buena forma de empezar a cambiar el dial será asignar duplas a las tareas / responsabilidades. A diferencia de lo que sospechamos: dos personas trabajando juntas se concentran más que una sola, distribuyen responsabilidades (se sienten seguras y acompañadas) y comparten conocimientos. Es una buena escala en el camino hacia la autonomía.

Práctica V: El foco

Ser dueños pymes en el 2021 y en Argentina nos exige salir de la ilusión del todo. Por eso te propongo que pienses en qué podrías hacer distinto a partir de ahora. Vas a escribir ocho acciones y cada una la vas a escribir en un papel aparte. Cuando las tengas, vas a elegir cuatro que no sean prioritarias y las vas a dejar ir; después vas a soltar la otra mitad y así hasta quedarte con un papelito. ¿Cómo te sentiste?

Cuando vayamos a decir que sí, cuando vayamos a salir corriendo a apagar otro incendio, cuando nos sintamos abrumados recordemos que tenemos el poder de hacer doble clic en lo relevante y no quedarnos pegados a lo que no hace una diferencia.

Deseos para el 2021

Tener una estructura más chata y horizontal es una ficción si todo sigue pasando por nuestras manos. Los dueños pymes tenemos el reto de pasar por el duelo que nos supone dejar de ser superhéroes solitarios en una burbuja (que pueden con todo, que luchan contra todo y todos) y abrazar la posibilidad de actuar en red con nuestros equipos. Nuestras oportunidades se disparan cuando ponemos en valor a nuestros equipos y soltamos al Messi que cada uno de nosotros lleva dentro...


El 2021 nos abre la puerta a pensar si los días de las pymes podrían ser de otra manera o aunque sea intentarlo. Pero para eso necesitamos entender que...

La pyme es una "organización de autor" y el sello del dueño suele estar impreso en los días del resto del equipo. Léase: lo que el dueño haga es clave.

El dueño suele ser el del sueño, el de la garra y... ¡también el que no suelta! Muchas veces le cuesta delegar o que las cosas se hagan distinto a cómo la haría.

La empresa suele ser una gran familia pero no todos saltan "de la infancia a la adultez": algunos simplemente se acostumbran a seguir "órdenes".