En los medios

Clarín
14/04/21

Lo que tiene Gallardo y le falta a la oposición

El profesor de la Especialización y la Maestría en Políticas Educativas identificó tres acciones de política de Estado para alentar una mejora sostenible de la calidad de vida de todos los segmentos de la población.

Por Marcelo Rabossi y Edgardo Buscaglia


Ilustración: Daniel Roldán

Si algo caracteriza al River de Marcelo Gallardo, es su capacidad para cambiar cuando las circunstancias lo requieren. Los partidos de vuelta de la Libertadores del equipo de Núñez ante un resultado adverso en el de ida, son un ejemplo.

En 2015, frente a la derrota ante Cruzeiro en su propio estadio, logra imponerse por 3-0 en el Mineirao. Ante Jorge Wilsterman en la altura de Cochabamba en 2017, el 3-0 adverso fue respondido en el Monumental con una goleada 8-0. En 2018, el 0-1 ante Gremio fue revertido por un 2-1 en Porto Alegre. En todos los casos, el cambio de estrategia o de jugadores fue la razón. En síntesis, Gallardo es un técnico que evita tropezar con la misma piedra dos veces.

A diferencia del equipo de Nuñez, en la política argentina pareciera que el segundo tiempo es espejo del primero. Se mira hacia el pasado para repetirlo en el futuro.

Mientras el país se desploma, inquieta que la oposición cuente con muchas tácticas de gestión pública pero no con una estrategia para los segundos 45 minutos si es elegida para reemplazar a quienes hoy nos gobiernan.

Al menos quien fue el técnico durante el partido jugado entre diciembre de 2015 hasta fines de 2019, pareciera no tenerla. Así la impresión cuando el pasado marzo, el ex presidente Macri presentó su libro sugestivamente llamado “Primer Tiempo”.

En cualquier país con políticos mínimamente funcionales, se esperaría que el líder derrotado presente su visión estratégica superadora de cara a la reanudación del juego. Asimismo, como parte de todo equipo que aspire a revertir el resultado, es fundamental que su técnico sea rodeado y asesorado por un plantel experto que anteponga aspiraciones personales con un único objetivo: ganar el partido final –léase sacar a la Argentina de su derrumbe-.

Frente al gobierno actual, carcomido por múltiples causas penales de corrupción, sumado a la incompetencia en el manejo de la pandemia y la economía, lo razonable y racional sería contar con un conjunto opositor preparándose para un segundo tiempo con una propuesta que incluya detalles acerca de cómo modernizará el país para sacarlo de la pobreza.

La experiencia internacional, desde el siglo XIX a la fecha, demuestra que existen tres principales acciones de política de Estado que apuntan hacia la mejora sostenible de la calidad de vida de todos los segmentos de la población. Estas son:

(1) Modernización del sistema de educación, en todos sus niveles, que contemple la formación en habilidades blandas (innovación, trabajo en equipo, habilidad analítica) e incorporación de saberes tecnológicos de punta tales como informática cuántica e inteligencia artificial.

El propósito, ingresar en el mundo de la 4ta. Revolución Industrial y su entorno cambiante. La magra inversión en ciencia y tecnología, sumada a una universidad que no logra modernizar sus programas de estudio, o que forma capital humano escaso en áreas estratégicas para el desarrollo sostenido del país, imposibilitará que salgamos del atraso.

(2) Acciones que aseguren el desarrollo de un estado de derecho que promueva el acceso a una Justicia independiente que sea percibida por la población como socialmente legítima, predecible, coherente y consistente.

El objetivo, garantizar la seguridad humana integral de las personas físicas y jurídicas, incluyendo la patrimonial de la inversión privada empresarial. Hoy, consecuencia de la inseguridad jurídica y desajustes macroeconómicos, existen más de U$250.000 millones en ahorros de argentinos fuera del sistema productivo. Parte de los mismos esperan señales de estabilidad, seguridad y rentabilidad para volver.

(3) Políticas públicas que incentiven la formación e innovación tecnológica a partir del capital privado empresarial, que en algunas áreas estratégicas deberá asociarse al Estado. Los bajos índices de inversión de hoy son alarmantes. La Argentina necesita aumentarla en al menos 8 puntos porcentuales del PBI para lograr un real crecimiento de la economía.

Es hora de que nuestra clase política decida un proyecto de crecimiento de base tecnológica con el objetivo de atraer esos fondos hacia los sectores económicos de mayor valor agregado para el consumo interno y las exportaciones.

Preocupa que ni el gobierno actual ni la oposición presenten una visión integral de Estado y de Sociedad que incluya estas tres dimensiones de política.

Sumado a esto, la experiencia de países con grados de desarrollo similares al nuestro, como Colombia y Rumania, nos indica que cualquier estrategia estará destinada al fracaso si no se combate primero la descontrolada corrupción política existente.

Es necesario cubrir “vacíos” de Estado que transparenten las leyes para el financiamiento de campañas políticas y de auditoría ciudadana en el control de presupuestos y de contrataciones públicas.

Ocurre que hoy Argentina presenta un cuadro en donde los gobiernos simulan combatir la corrupción política solo de opositores, intentando manipular la Justicia para que sea servil al partido.

Con innumerables materias pendientes a resolver en temas de educación, pobreza, crecimiento y desarrollo, se espera que el próximo libro del cuadro opositor no se titule “Primer Tiempo”, lo que solo reafirmará la crónica fijación argentina con el pasado.

Con vistas a las próximas elecciones, como hacen los técnicos exitosos en revertir resultados adversos, es indispensable que presente una estrategia de cara al futuro para un “Segundo Tiempo”, sin la cual el país continuará transitando por el sendero de su autodestrucción.

Marcelo Rabossi es Doctor en Educación. Profesor en el Área de Educación de la Escuela de Gobierno, Universidad Torcuato di Tella. Edgardo Buscaglia es Académico “Senior” de la Universidad de Columbia en New York; Profesor UBA, Facultad de Derecho.


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