En los medios

El Cronista Digital
12/04/21

Levy Yeyati: "Argentina está en la trampa del ingreso medio desde hace 100 años"

El decano de la Escuela de Gobierno y profesor de la Maestría en Políticas Públicas fue entrevistado sobre su nuevo libro, Dinosaurios & Marmotas.


La Argentina corre en círculos y no termina de resolver sus problemas. Mientras tanto, las crisis se suceden en el tiempo y la situación empeora. Con la preocupación de cómo romper esa inercia, el economista Eduardo Levy Yeyati ensaya sus respuestas en su nuevo libro "Dinosaurios & Marmotas" (Editorial Capital Intelectual), que como primer paso apunta a distinguir entre los síntomas de la coyuntura y las verdaderas cuestiones de base.

¿Cómo quebrar ese círculo negativo de crisis y pobreza? ¿Cómo llegar al desarrollo? ¿Es un problema de la dirigencia política? ¿Ocurre sólo en Argentina? ¿Se puede derrotar la inflación? Son algunas de las preguntas que Levy Yeyati -ingeniero de la UBA, doctor en Economía de la Universidad de Pensilvania y decano de la Escuela de Gobierno de la Universidad Di Tella- responde tanto en su libro como en esta charla a fondo con El Cronista.

La conversación recorre un terreno complicado: el autor del libro describe cuáles son las trampas que, a su modo de ver, afectan tanto a la clase media como a otros sectores de la sociedad y deben desarmarse para poder revertir este proceso que considera de "decrecimiento".

El libro vuelve sobre lo que Levy Yeyati escribió en 2015 en su anterior trabajo "Porvenir: Caminos al desarrollo argentino". Y su respuesta a cómo resolver el problema del círculo interminable es tan lógica como interrogante: "Se sale por arriba", asegura.

-Más que apuntar a una receta, el libro parece tener la intención de desmitificar algunas cuestiones y romper moldes.

-Hay tres puntas importantes. La primera es que un problema que lleva 30 o 40 años no puede ser atribuible a lo que pasó en los últimos 6 meses. Y posiblemente no salgas de esa tendencia por algo que hagas en los próximos 6 meses. Nuestros problemas son de más larga data que los períodos presidenciales. Un segundo punto tiene que ver con cómo se hace la política pública. Cuando llegás al gobierno no venís con un plan y lo ejecutás de cero, porque la política pública se implementa a través del presupuesto y típicamente un 95% de ese presupuesto ya está tomado desde el arranque; porque hay personal, estructura, programas que hay que continuar. El resquicio es muy pequeño para orientarlo en base a ciertas líneas. 

El "Libro blanco" existe sólo en la imaginación de quienes no han pasado por el sector público. Y el tercer punto es que mucho de los temas que nosotros pensamos que son la llave para el desarrollo son básicamente síntomas. Es cierto que tenemos que bajar la inflación, pero la inflación es un síntoma, tenemos que ver un poco más atrás. No se puede bajar solo con metas de inflación. Tenemos que crecer, pero no podemos crecer en base a un plan de subsidios para el crecimiento, por ejemplo, porque -como analizo en el libro-, quizás nadie invierte, por razones que exceden el incentivo inmediato. Entonces, hay que correrse de la agenda de coyuntura.

En su nuevo libro, Levy Yeyati analiza también los desafíos educativos y tecnológicos y el efecto de la pandemia.

-Una de las figuras que utiliza para graficar el ciclo, la vuelta permanente de la Argentina, es la de un auto en el barro cuya rueda gira siempre en el mismo lugar, pero enterrándose cada vez más. Y también se analiza la situación de los sectores medios, con su correlato en la política y el corto plazo. ¿De qué se trata la "trampa del ingreso medio"?

-Es una construcción relativamente nueva, de los 90s, de economistas que lo aplicaban a países de la segunda ola de los tigres asiáticos que no fueron Corea. Se esperaba que después de Singapur, Hong Kong y Corea, venían detrás Malasia, Indonesia, y nunca se desarrollaron. Nunca fueron lo suficientemente ricos, ni tuvieron la productividad y competitividad suficiente. Entonces decían "bueno, hay algo que pasa": cuando pasás de pobre a clase media como país, la aceleración con la que venís muchas veces se frena. Ese programa de ingresos medios está muy basado en la macroeconomía. Pero hay otra variante, más latinoamericana, que mira las razones por las cuales te estancás. Cito mucho un trabajo de Alejandro Foxley, primer ministro de Economía post-Pinochet de Chile. Como gran pensador de la economía, empieza a buscar razones institucionales y sociales sobre las cuales me baso para refinar el concepto. 

Lo que veo con la "trampa del ingreso medio" en los países latinoamericanos es una variante de lo que se denomina la paradoja de Tocqueville: cuando tenés ingresos, salís de la pobreza y sentís que pasaste a ser clase media, entonces empezás a darte cuenta de que no todo es ingreso y no podés acceder a ciertas cosas. Los servicios son malos, seguís estando bien por debajo de la sociedad aristocrática que dominaba el país en el pasado. Entonces se generan demandas sociales que a veces terminan como en Chile, Colombia o Brasil, con manifestaciones o conflictos sociales fuertes. O, en el caso de Argentina, pueden ser internalizadas por la política generando una demanda sobre el sector público que no está siempre en condiciones de responder. Eso fuerza a veces a que se paguen esas demandas a expensas de la inversión, los servicios, la educación, cosas que son menos visibles a la hora del voto. Cuando las decisiones políticas pasan del largo plazo a satisfacer estas demandas generan un estancamiento, porque generan déficit fiscal, pero sobre todo porque se desinvierte en desarrollo.

-¿Es el caso entonces de Argentina?

-Argentina está en la trampa del ingreso medio desde hace 100 años. Y creo que va a explicar gran parte de lo que sucede con los países que venían creciendo fuerte en América Latina, empezando por Chile. La clase media es la que te pide esto. Medimos clase media por lo que gana la gente.

-Y no también por accesos, como plantea el libro...

-Exacto. Un país de clase media es un país donde todos viajan en transporte público, se suele decir. Bueno, el país de clase media es un país donde la gente se compra el auto, paga el garage, paga la educación y la seguridad. Pero bueno, cuando llega ahí por ingreso dice "bueno, pero me faltan todas esas otras cosas" y empieza a presionar sobre el déficit.

-También por otro lado hay una efervescencia, principalmente en sectores medios y sectores vinculados a la economía formal, que perciben que con sus impuestos, con alta presión impositiva, llevan la carga sobre sus espaldas del gasto del Estado.

-Ese es un problema estrictamente argentino. Tenemos un Estado grande en el contexto latinoamericano. Gasta más que el barrio. Hace mucho que estamos en la trampa del ingreso medio, entonces somos como el futuro de Chile. Porque si vos demandás cada vez más al Estado y el gobierno se ve obligado a reorientar la asignación de recursos, perdés el impulso del crecimiento. Se satisfacen algunas demandas, pero al perder crecimiento se genera pobreza y exclusión. Y en algún momento se ingresa en una etapa de lo que denomino "pobreza inclusiva": tenés la demanda de la clase media, pero tenés también la demanda de los pobres, de los excluídos. No te alcanzan los fondos y puestos a priorizar, en algún punto podrías llegar a una suerte de polarización, como la que vemos ahora, en la que decidís sacrificar algún votante. Entonces le cobrás más impuestos a lo que queda de la clase media alta. Entrás ya no en un estancamiento sino un decrecimiento, que es lo que vemos en la Argentina en los últimos 12 o 13 años.

En términos per cápita -y en términos absolutos- somos cada vez más pobres. Y vamos a seguir siéndolo porque hoy el Gobierno no tiene cómo financiar las transferencias que hace para la clase media baja y la los sectores vulnerables. Y el único camino que le queda para ganar elecciones es seguir tasando a una clase media alta que paulatinamente descapitaliza al país: se va, invierte menos.

-Y así se van limitando las condiciones a futuro.

-Es que el problema de la trampa del ingreso medio es que si no lo manejás termina siendo degenerativo. Nosotros ya hemos superado esa etapa y estamos en un período donde la riqueza cae. Es un proceso implosivo donde el producto cae y para incluir a los pobres terminás liquidando el stock, carneando la vaca lechera.

EL CAMINO DE SALIDA

-Volviendo entonces al auto en el barro, haciendo un resumen grueso y breve sobre las razones de esta situación: habla de la existencia de una alianza anti-exportadora, de no tener moneda. ¿Cuál es el fondo, para no perderse en los síntomas? ¿Cómo romper ese círculo?

-En libro cito tres razones. Dos son macroeconómicas y bastante conocidas, aunque a veces se pierden de vista. Una, el hecho de que no tengamos una moneda de ahorro, con los consecuentes problemas para contener al dólar. La otra, no tenemos muchas exportaciones, algo similar al resto de América Latina, pero las nuestras van cayendo, entonces tenemos falta de dólares y de ahorristas en pesos. El déficit en dólares se financia con deuda. Y hay una razón más reciente e importante, que es la punta de la madeja: hemos perdido la credibilidad de nuestros agentes, es decir, de los ciudadanos y especialmente los inversores. Y no ahora. Se vio en 2016, lo cual es una de las explicaciones del fracaso de Cambiemos. 

Si un gobierno baja ciertos impuestos, promete cierta consolidación fiscal a lo largo de un período y ningún inversor pone un peso en la Argentina, tenés un problema. ¿Por qué no lo hacen? Porque por más que te crean a vos no están seguros de qué va a hacer el próximo. Entonces, te pueden creer, pero si no saben si vas a ganar las próximas elecciones el resultado es el mismo. Es fundamental generar esa continuidad, con actores que sean capaces de lograrla.

-¿Y eso se puede logra con una fuerza política con la capacidad y la voluntad de cambiar las cosas o con un pacto social, como se proclama siempre?

-Depende mucho de los actores, pero si ponemos en la mesa, como hizo el Gobierno hace poco, diez sectores y cada uno trae una lista de peticiones, eso no va ningún lado. Los consejos económicos y sociales de otros países sirven para ciertas cosas, como políticas de empleo, de precios y salarios. No es eso lo que planteo. Lo que se necesita es que la persona que muy probablemente tome la posta en las próximas elecciones -porque no creo que ocurra con este gobierno- tenga un interlocutor enfrente que explícitamente diga que va a respetar las decisiones. No que diga "estoy de acuerdo" o coincida en un consenso. Se necesita una oposición que negocie, que no promueva simplemente deshacer todo lo que hizo el anterior. Este gobierno está deshaciendo todo lo que hizo el anterior.

-Sin perder la mirada de largo plazo o pedir una receta: ¿La inflación tiene solución en la Argentina, aplicando estos conceptos? ¿O tenemos que resignarnos a un futuro de permanente inflación?

-La respuesta es sí y sí. Se puede solucionar. Y vamos a tener inflación los próximos años. Cada vez que fracasás quemás una solución. Las metas de inflación, por ejemplo, han quedado quemadas hoy en su capacidad de convencer a la gente de adaptar sus expectativas a lo que diga el Banco Central. Hay que coordinar un montón de precios, no controlar precios, que es una medida que gusta en las encuestas pero ya sabemos que no funciona. Sí creo que hasta que no se controle el problema fiscal es muy difícil que el gobierno no termine apelando a la inflación. No se trata de un plan antiinflacionario, sino de resolver el problema fiscal/distributivo y la falta de moneda/exportaciones. Los controles de precios, incluyendo el tipo de cambio, patean la inflación para mañana pero no la resuelven.

Hay que coordinar un montón de precios, no controlar precios, que es una medida que gusta en las encuestas pero ya sabemos que no funciona

-Para terminar: ¿En este escenario entonces, quiénes somos los dinosaurios y quiénes somos las marmotas?

-El título es un juego de palabras, por el microcuento de Augusto Monterroso que decía: "Cuando desperté el dinosaurio seguía allí". Y el dinosaurio es nuestro subdesarrollo. Miramos en el tiempo y estamos cada vez peor, sin resolver los problemas. Y las marmotas es porque estamos dando vueltas en círculos y volvemos a repetir conceptos y políticas que ya fracasaron y no nos llevan a ningún lado. El desarrollo es un ejercicio de cooperación. ¿Cómo se sale? Creo que por arriba. Desconfío un poco de la solución individualista. La solución es por arriba, con gobiernos que empiecen a mostrar que el líder puede comportarse de otra forma, empresarios que demuestren que no todos son lo mismo y así. Para algo son los líderes, tienen esa responsabilidad. Y lamentablemente todavía no tenemos líderes que estén a esa altura.