En los medios

Clarín
26/02/21

Los más pesimistas: sólo el 16% de los universitarios argentinos cree que el país es un buen lugar para vivir

Marcelo Rabossi, profesor del Área de Educación de la Escuela de Gobierno, analizó el impacto de las cuestiones económico-laborales sobre el optimismo de los estudiantes universitarios.

Por Ricardo Braginski



Es conocido que la Argentina tiene un sistema universitario con buenos estándares de calidad sumado a un conjunto de universidades que, muchas de ellas, son gratuitas. El país forma profesionales competitivos a partir de inversión pública. Habría que ver cuánto de este esfuerzo podría desvanecerse a la hora de retener a los jóvenes una vez recibidos, así como aprovecharlos para el crecimiento del país, habida cuenta de cierto pesimismo que muestran con respecto a su futuro dentro del país.

Solo el 16 % de los estudiantes universitarios argentinos piensa que el país es un buen lugar para vivir. Es el porcentaje más bajo entre los países encuestados en un nuevo estudio internacional sobre las vidas, esperanzas y miedos de los estudiantes universitarios del mundo en el contexto de la pandemia.

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Tres cuartas partes de los alumnos argentinos (74 %) contestó que el país es un peor lugar para vivir ahora que hace cinco años, un porcentaje más alto que en el resto de los países encuestados. Solo el 8 % mostró una visión optimista. El 76 % dijo que tuvo problemas para cubrir sus gastos en el último año, más que en cualquier otro de los países estudiados.

El pesimismo con respecto al país parece inversamente proporcional al empeño que ponen los estudiantes locales en sus estudios. En el mismo estudio, los estudiantes argentinos están entre los que más horas, en promedio, estudiaron en medio de las restricciones de la cuarentena.

Todos estos datos surgen del Global Student Survey (Encuesta internacional de estudiantes), realizado por la consultora Yonder (con sedes en Londres, Nueva York y Hong Kong) entre casi 17.000 estudiantes universitarios de 18 a 21 años de 21 países, incluidos 500 de la Argentina.

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Los datos se suman a otro estudio que hizo la UADE en 2019 entre habitantes de Ciudad y GBA, con un promedio de edad de 32 años. El 75% dijo que ha evaluado la posibilidad de emigrar del país, siendo España el destino más elegido. Y entre quienes aún están considerando esa posibilidad, las principales razones para esta decisión están vinculadas a las crisis económicas recurrentes, a la búsqueda de mejores posibilidades profesionales y a la inseguridad.

Para Marcelo Rabossi, investigador de la Universidad Di Tella y especialista en educación superior, existen históricamente varias razones que hacen que los jóvenes se vuelvan pesimistas y especulen con la posibilidad de emigrar, tales como las persecuciones político/religiosas, desastres ecológicos, hambrunas o la guerra. Pero la Argentina es un caso particular.

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“Argentina no se encuentra bajo ninguna de esas situaciones. El pesimismo, que a veces alimenta la idea de partir buscando nuevos horizontes, está mayormente ligado a cuestiones económico-laborales. Pensemos que desde hace una década el país literalmente no crece y durante ese período, fue atravesado por seis recesiones económicas, lo que es un caso único en el mundo. Es difícil ser optimista bajo este escenario de empobrecimiento. Así, y como consecuencia, el país no crea empleo de calidad y cuando lo hace, en términos internacionales, los salarios de bolsillo se encuentran verdaderamente deprimidos”, dice el experto consultado por Clarín.

“Por otro lado, el descreimiento respecto del futuro se alimenta de patrones culturales que se basan en cuestiones reales, aquello de que quienes nos gobiernan ‘son siempre los mismos’, y que proponen recetas han fracasado una y otra vez. Tampoco hay que descartar la transmisión intergeneracional de ‘pesimismo’, que se traslada de padres a hijos a partir de charlas informales o en las cenas en familia. Algo que se repite casi religiosamente en la Argentina es: ‘este país no tiene arreglo’, o ‘esto ya lo vi cientos de veces’”, agrega.

El estudio de Yonder, encargado por Chegg.org, rama sin fines de lucro de la empresa de tecnología educativa Chegg, ofrece otros datos de interés sobre las diferencias en cuanto a la vida cotidiana de los universitarios en el mundo y el impacto de la pandemia.

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Entre ellos, que los de estudiantes de Argentina dedicaron un promedio de 26 horas semanales a sus estudios durante el confinamiento más estricto, la segunda cifra más alta de los países encuestados, después de Alemania, Italia y México (todos, 27 horas). Además, el 37 % de los estudiantes en el país afirma que dedicó más horas a sus estudios durante el confinamiento que antes de este.

La Argentina es, además, el país que menos detuvo las clases en medio de la pandemia, según lo que expresan los estudiantes encuestados.

Pablo Navarro, secretario general de la Universidad de Morón, plantea que estos datos son útiles para plantear un debate con respecto a la educación superior en el futuro. “Lo que tuvimos el año pasado y ahora no es la presencialidad clásica ni educación a distancia, sino una presencialidad mediada por tecnologías. Hay clases que se dan a distancia, pero a una determinada hora, por ejemplo. Debemos pensar si esta nueva modalidad no debiera reglamentarse en la ley de educación superior”, dice.

Para Rabossi, el sistema de educación superior argentino, en general, se adaptó rápidamente a la modalidad online. “A diferencia de lo ocurrido en otros países, como los EE.UU y el Reino Unido, no hubo grandes cuestionamientos a la calidad que ofrece la educación virtual. Tal vez tenga que ver con el hecho de que, en ambos países, la educación universitaria pública es paga. Muchas de las protestas vinieron por ese lado, por el económico, pagar por lo que era, en la mirada de los alumnos, un servicio de inferior calidad en relación a lo presencial”.

Otro dato preocupante es que la Argentina está entre los países que más muestran problemas con la salud emocional como consecuencia de la pandemia, después de Brasil, EE.UU, Canadá y Reino Unido. Siete de cada diez estudiantes argentinos (69 %) dicen que su salud mental se vio afectada durante el confinamiento.

Si se comparan las respuestas de los estudiantes de distintos países se pueden ver algunas cuestiones llamativas. Por ejemplo, que aquellos países en donde los estudiantes dicen vivir en una sociedad cerrada y sin libertad ni apoyo la diversidad son los que muestran índices más altos de optimismo con su futuro.

Situación inversa aquellos que dicen vivir en una sociedad libre. Por ejemplo, los estudiantes de China, Arabia Saudita o India están entre los más optimistas y también entre los que dicen vivir en sociedades menos libres y abiertas. Mientras que los alumnos de Argentina, Francia, Italia o Brasil dicen vivir en sociedades abiertas y libres pero, paradójicamente, no están entre los más optimistas de la muestra. Como se dijera en una campaña electoral de EE.UU: “Es la economía...”

"Trabajás, trabajás y el país no te retribuye el esfuerzo que das"

Federico Delme. Estudia cuarto año de la licenciatura en administración de empresas en UADE.

Federico Delme. Estudia cuarto año de la licenciatura en administración de empresas en UADE.

“El país no está fácil. Siempre estás al día. No podés planificar. No sabes cuándo se va a disparar el dólar. Trabajás, trabajás y el país no te retribuye el esfuerzo que das para vivir tranquilo y darte un gusto si querés”, dice Federico Delme, que está estudiando cuarto año de la licenciatura en administración de empresas en UADE.

Federico se comunica con Clarín desde Irlanda, a donde fue a estudiar en un programa de intercambio. La visa se le vence en julio y volverá a Buenos Aires para “para terminar los estudios y recibirse” y luego piensa en irse afuera a buscar trabajo.

Cuenta que ahora ya consiguió un empleo, en Irlanda, en una distribuidora de comida y siente los contrastes. “Cuando estás afuera te das cuenta de las diferencias, que no vivís esa incertidumbre. Hay estabilidad, podés proyectar, los precios son siempre los mismos”.

De todos modos, dice que le gustaría encontrar trabajo y terminar su vida en la Argentina. “Se disfruta mucho de los amigos en la Argentina”, dice.

“Mejor quedarse para pelearla desde adentro”

Federico Fernández. Estudia Sociología en la UBA.

Federico Fernández. Estudia Sociología en la UBA.

“Entiendo las razones que hacen que la gente piense que el país es un mal lugar para vivir. La pobreza, el desempleo, te empujan a la fuerza. Hubo mucho derrumbe en los últimos años. Pero hay motivos para quedarse. Prefiero quedarme para pelearla desde adentro. Hay condiciones para cambiar, movimiento de trabajadores y estudiantes que buscan ese cambio”, dice Federico Fernández, que estudia Sociología en la UBA.

Con respecto a los resultados de la encuesta dice: “No me sorprende. Habla mucho del país que tenemos. Nuestros padres, por ejemplo, podían comprarse una casa, ahora es imposible. Han destruido al país”.

Federico agrega que tuvo la posibilidad de viajar, de conocer distintos países de Europa, pero encuentra que acá tenemos una forma de relacionarnos distinta, que no se encuentra en ningún lado. “Aún cobrando en pesos y con las cosas tan complejas, me quedo por mis amigos, por mi carrera, me quedo para pelearla”.


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