Las horas lindas del gobierno de Alberto Fernández parecen terminar. Por lo menos así lo dicen las principales consultoras que marcan por primera vez un empate de imagen positiva y negativa en la era Fernández. Se enciende la alarma obligando a redefinir estrategias.

¿Qué estrategia? A la hegemonía histórica en el Senado, el oficialismo necesita sumarle una mayoría propia en Diputados para no pasar sobresaltos. De esta manera, medidas a priori cuestionables como la reforma judicial pasarían a ser un mero trámite.

Por otra parte, cuesta aún ver fidedignamente el rol de Alberto en la coalición del Frente de Todos. ¿Delfín de Cristina o imposición de su propia agenda? Al respecto hay varias miradas, una de ellas la de José Nun que plantea directamente que Alberto es el Jefe de Gabinete de Cristina Fernández hasta quienes sostienen que –cada vez son menos por cierto– tiene un rol independiente de su vice. En el fondo, lo que corre peligro es la coalición.

Es por eso que se anticipa la idea crear un enemigo: Horacio Rodríguez Larreta. A diferencia del presidente, el Jefe de gobierno sigue teniendo una imagen positiva superior a la negativa, que si bien mermó un poco sigue siendo cercana al 60%. Pues entonces, no queda otra que atacar a la opulenta Ciudad de Buenos Aires, con detalles risueños que valen la pena resaltar: La dupla presidencial vive en los barrios más opulentos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Vaya paradoja.

De esta manera, y solo de esta manera, se entiende la desafortunada medida de quitarle un punto de coparticipación a CABA. Una medida extremadamente arriesgada por los costos que pueda generar pero además, porque sigue instalándolo al Jefe de Gobierno como futuro contendiente.

Y hasta genera un efecto no deseado. Dentro de Juntos por el Cambio el sector de los “halcones” cuestionaba la “blandeza” de Rodríguez Larreta. Esta jugada lo obliga a confrontar por primera vez con el ejecutivo nacional y, valga la redundancia, se posiciona a nivel nacional al nacionalizar el conflicto. 

De esta manera, parecería ocurrir que una vez más el gobierno nacional se equivoca con su decisión. A la vuelta atrás de Vicentin, le suma la resistencia ciudadana a la reforma judicial y ahora, esto, sumado a una cuarentena eterna que la gente cada vez tolera menos.

Quizá el problema matriz sea una coalición oficialista exitosa desde el punto de vista electoral pero con serias dificultades para ser gobierno al haber líneas hasta su formación distantes cuyo único objetivo era ganarle a Macri.

Nuevamente, las coaliciones pensadas solo para ganar una elección terminan acrecentando las debilidades internas propias de grupos con poco sentido de pertenencia más allá de un resultado electoral. 

No queda otra que esperar a los nuevos informes de opinión que reflejen el impacto en la sociedad de la quita de un punto de coparticipación de manera arbitraria y sin respetar los mecanismos legales establecidos por la Constitución Nacional.

* Licenciado en Ciencia Política (UBA). Docente en UBA, Di Tella e INCaP.