En los medios

Clarín
9/08/20

Otro round por el lenguaje inclusivo: ¿quiere adaptar la realidad?

Karina Galperin, directora de la Maestría en Periodismo UTDT/La Nación, opinó sobre la relación entre el lenguaje inclusivo y la realidad en una charla virtual de la Feria de Editores.

Por Adriana Muscillo

"Sos mi amigue". Una campaña en tiempos de pandemia. / Foto Archivo


¿Cuál es la relación entre el lenguaje inclusivo y la realidad? ¿Es el lenguaje inclusivo el que quiere modificar la realidad o solo quiere adaptar la lengua a una realidad que ya existe, que ya fue modificada?

Esta -no es poco- fue una de las cuestiones que se debatieron este domingo en una charla de la Feria de Editores, que se hizo durante tres días de manera virtual.

Y algo más: un experto midió el uso del lenguaje inclusivo en Twitter​. Sólo cuatro palabras se quedan con el 72 por ciento de las veces que aparece el inclusivo.

La FED ya es un clásico. Cada año, desde 2013, se encuentran editores independientes no solo de Argentina sino también de otros países de América Latina.


Adictes. Parte de la presentación de Karina Galperín  en la Feria de Editores. / Captura de pantalla

Adictes. Parte de la presentación de Karina Galperín en la Feria de Editores. / Captura de pantalla


Mucha agua corrió bajo el puente desde aquella primera edición -en la que se presentaron unas quince editoriales independientes pequeñas en los estudios de FM La Tribu- hasta hoy, en que la cifra ascendió a cerca de 160.

La edición 2020 tuvo lugar entre el viernes 7 y el domingo 9. A través de su página web, los lectores tuvieron la posibilidad de contactar directamente con los editores y sumarse a las charlas y debates que más les interesaron en vivo. El primer día entraron 6.300 personas.


La lengua en el ring

Se habló de muchos temas y se habló del lenguaje inclusivo. La mesa se titulaba Disidencias y estridencias: La lengua en disputa 2, la coordinaban la librera y escritora Cecilia Fanti y Ana Ojeda, que es editora y tiene una novela atravesada por el lenguaje inclusivo. Y las ponencias eran de Karina Galperín -Doctora en Lenguas- y Santiago Kalinowski, director del Departamento de Investigaciones Lingüísticas de la Academia Argentina.

Galperín opinó que se trata de un fenómeno que tiene dimensiones retóricas, lingüísticas y políticas. 


A ver cómo es. Santiago Kalinowski, de la Academia de Letras. / Foto Lucía Merle

A ver cómo es. Santiago Kalinowski, de la Academia de Letras. / Foto Lucía Merle


El problema, dijo, es "una incomodidad o una impugnación frente al masculino genérico, la impugnación de un aspecto de la gramática del español que es la utilización del masculino genérico”. Hay muchas respuestas frente a esta impugnación, dijo, mucho acuerdo en lo que nos molesta que en cómo se debería subsanar esa molestia.

Hay otra discusión que tiene que ver con una dimensión política en relación con el avance de la mujer en la sociedad, dijo Galperín. “No todo el mundo usa alguna forma del lenguaje inclusivo por el mismo objetivo". 

Por un lado, dijo, hay mucha gente que encuentra en el lenguaje inclusivo razones prácticas. Por ejemplo, que mejora el uso de la lengua. En este punto, aclaró que se refiere a los nuevos usuarios no relacionados con la lucha de género y que han encontrado en el lenguaje inclusivo ventajas que lo llevan a usarlo. Específicamente, habló de una “nueva sociedad con una nueva presencia de género, donde hay grupos públicos muy variados, muy diversos, a quienes el lenguaje inclusivo les da una nueva precisión, para distinguir cuando uno se está refiriendo a uno solo de sus miembros o a todos".



La otra dimensión que señaló Karina Galperín, es lo que llamó “el uso de cortesía”. Explicó que “mucha gente cree que está bien reconocer y distinguir ciertas presencias en los auditorios a los que se dirige. Esto ya existe en la gramática española: "Señoras y señores" es una fórmula de cortesía. Esta gente considera que, en ciertas ocasiones, dar cuenta de la diversidad de género es una marca de cortesía. Lo perciben como más cortés, más adecuado y respetuoso. Lo usan en el encabezado, no en el discurso".

Según Galperín “hay mucha gente, fuera de los grupos intensos de militancia, que quiere nombrar a los otros como los otros quieren ser nombrados, aun cuando no tenga que ver con lo que quiere el hablante. Es el respeto al otro, respeto a la identidad de los otros”, puntualizó.

¿Qué fue primero?

Y entonces vino lo de la realidad: ¿el lenguaje inclusivo la cambia o se adapta a algo que en el mundo ya es?

La respuesta fue que la realidad avanza primero y le lenguaje va detrás. El acceso de las mujeres a posiciones de poder ya había ocurrido en la realidad cuando se habló de “Ministra”. Usar el masculino genérico antes no nos llamaba la atención porque siempre que hablábamos de ministros eran hombres.



"Cuando en el futuro se estudie qué pasó en estos momentos con el lenguaje vamos a ver que después de un par de décadas en las que se avanzó frenéticamente en el progreso de la mujer, el lenguaje le siguió detrás", dijo Galperín. Si la RAE hoy no lo acepta, es de creer, la realidad hará que lo haga mañana.

Santiago Kalinowski no se muestra tan optimista. En su opinión, “muchas veces las instituciones hacen cosas que no tienen que ver con una presión de las masas. Incluso en los términos de cortesía es un fenómeno social y político el que tiene lugar”.

Para conocer qué sucede con los hablantes ahora, Kalinowski presentó un análisis de un amplio universo de palabras recogidas de Twitter en las que se tuvieron en cuenta los casos en los que se utiliza el lenguaje inclusivo al menos una vez.

Se analizó un corpus que dispone de más de 128 millones de tuits.

Por supuesto, dice Kalinowski, no se tuvo en cuenta al que menciona el inclusivo con tono adverso. Por ejemplo, el que escribe “todes les boludes que escriben con e”.





¿Cuántos usos inclusivos nos encontramos en un millón de palabras?

En toda la Argentina, en Twitter, sobre un millón de palabras, encontramos 350 usos inclusivos.

Claro que solo el 46 por ciento de la población de Argentina tiene una cuenta de Twitter. El 30 por ciento de los usuarios de Twitter usó más de una vez una fórmula de inclusión. "Es muy poco, dijo el experto, el masculino genérico tardó milenios en configurarse de esa manera, esto no va a pasar en diez años, por más que el cambio en la sociedad sea abrupto, opinó.

Las cuatro palabras

Lo primero que apareció fue la barra de desdoblamiento masculino/femenino. Luego, se siguió con arroba y la “x” y la “e” vinieron después. La “x” es la más usada. "Esto no significa que el fenómeno no sea relevante", dijo el experto. Si bien se trata de un “fenómeno de minorías”, el uso del inclusivo aspira a crear un consenso que termine teniendo un impacto en el tejido social.

Hay cuatro palabras que se lleva el 72 por ciento de las apariciones: todes, amigues, le y chiques. (el “le” refiere al artículo: “le novie”, le hije”)

Sobre el final, Galperín objetó: “siendo tuittera, tengo entendido que Twitter es una red de viejos, entonces los jóvenes quedan afuera”. Kalinowski respondió que el uso del inclusivo no es ni privativo ni originado por los adolescentes y que ningún lenguaje usado por los adolescentes ha prosperado. "Se ha dicho que en el futuro todos diríamos pastel de fresas, porque los chicos veían dibujitos con doblaje. Sin embargo todos seguimos diciendo torta de frutillas", sentenció.