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Clarín
28/06/20

María Juliana Leone: “La alineación de nuestro horario interno con el ciclo luz-oscuridad se modificó con la cuarentena”

La integrante del Laboratorio de Neurociencia explicó los efectos de la cuarentena sobre la calidad del sueño.

Por Alejandro Czerwacki


Relojes y ritmos biológicos. “Es importante entender que dormir bien es indispensable para estar saludables y rendir adecuadamente”, explica María Juliana Leone, investigadora del Conicet. Foto: Andrés D’elia

La cuarentena trajo muchos cambios en los hábitos, y uno de ellos es el sueño. La doctora en ciencias básicas y aplicadas María Juliana Leone, que además es licenciada en biotecnología y es Investigadora del CONICET en la Universidad Nacional de Quilmes y la Universidad Torcuato Di Tella, estudia esta temática.

Experta en cronobiología, disciplina que trabaja sobre los ritmos biológicos de los seres vivos, junto a otros especialistas lleva adelante el proyecto Crono Argentina que estudia el sueño de los habitantes de nuestro país. En un subgrupo de personas que ya habían participado previamente, compararon cómo, cuánto y cuándo dormimos (horarios, duración, calidad) antes y durante la cuarentena. Si bien todavía no publicaron los resultados en confinamiento, anticipa: “Lo hicimos alrededor de 25 días después del decreto de marzo y lo que encontramos, en síntesis, es que las personas duermen más y más tarde y tienen menos jet lag social, que es la discrepancia entre los horarios de sueño entre los días libres y los días hábiles. Y la calidad del sueño no se vio afectada”.

-En estos tiempos de cuarentena ¿se agudizaron problemas con el sueño?

Distintas características del sueño pueden afectarse por el aislamiento, pero cómo se afectan depende de muchos factores. El confinamiento, al menos al principio, puede funcionar como una falta de obligaciones temporales a las que nuestro reloj no estaba adaptado previamente: por ejemplo, los adolescentes y el horario escolar matutino, pero también los adultos que habitualmente se levantan muy temprano por su horario de trabajo. Esas personas pueden haberse visto beneficiadas al poder ajustar sus horarios de dormir a su propio cronotipo, que es su horario biológico interno (por ejemplo, acostarse y levantarse más tarde). Esto no tiene por qué ser negativo en principio, sino al contrario: tienen menos jet lag social e incluso quizás pueden dormir más horas. Pero el aislamiento tiene muchas aristas y en otros lugares del mundo, como en China, hay reportes actuales de un aumento de problemas de sueño asociados principalmente con el insomnio de ciertos trabajadores.

-Más allá de este trabajo que realizaron durante el comienzo de la pandemia, ¿con el correr del confinamiento la calidad del dormir puede cambiar?

Por supuesto. Como decía previamente, el sueño se afecta por múltiples factores. Y con el correr del confinamiento, la calidad del dormir puede empeorar. En el trabajo que hicimos, el cronotipo se volvió más nocturno. Y esto último es un marcador de cambios en nuestro reloj biológico que indican que la alineación de nuestro horario interno con el ciclo de luz oscuridad se modificó. Y esa alineación inadecuada puede empeorar y traer consecuencias negativas en nuestro sueño, rendimiento cognitivo y en la salud, como ocurre en las personas que trabajan en turnos nocturnos o rotativos. Si se pierden las claves que nos permiten mantenernos sincronizados al ciclo externo de luz-oscuridad, porque usamos pantallas a la noche, nuestro cronotipo se vuelve progresivamente más nocturno y, eventualmente, nos desincronizamos. Por ejemplo, como extremo, si comenzamos a dormir de día, nuestros ritmos biológicos -y nuestro sueño en particular- se van a ver afectados negativamente.

-¿Qué consecuencias imagina que puede traer un confinamiento prolongado?

Depende de lo que hagamos al respecto. El sueño se afecta mucho por la falta de rutinas claras, ciclos de luz- oscuridad robustos (luz de día y oscuridad de noche) y por el estrés. Cuando esas claves que sincronizan o ponen en hora nuestro reloj biológico desaparecen, o se hacen más débiles, nuestros ritmos se debilitan. Y cuando esto ocurre se afecta no solo el sueño sino nuestra salud (incluyendo nuestro sistema inmune) y rendimiento cognitivo. Por otro lado, los niveles de estrés podrían aumentar con el aumento en el número de casos y la duración de la cuarentena. Y eso también puede afectar la calidad de sueño.

-En ese sentido: ¿Las personas le vienen quitando horas al sueño cada vez más quizás porque dormir no tiene tanta buena prensa?

Previo al aislamiento, sí. Hay varios trabajos que muestran que estábamos durmiendo cada vez menos. Y resultados preliminares de Crono Argentina previos al coronavirus indican que los argentinos somos más nocturnos y dormimos menos que en otros países del mundo, como Alemania y Estados Unidos. La sociedad 24/7 necesita que estemos activos más tiempo y muchas veces eso es a costa de nuestro sueño. El sueño está muy subestimado y eso es algo que tiene que cambiar. Creo que es importante que entendamos que dormir bien es indispensable para estar saludables y rendir adecuadamente. Y cuando digo dormir bien me refiero siempre a la duración, la calidad y los horarios de nuestro sueño.

-¿Dormir mal o menos disminuye nuestro sistema inmunológico a corto o mediano plazo?

Sin dudas. El sistema inmune tiene ritmos circadianos y además depende de la cantidad de horas que dormimos. Dormir poco, mal o a deshora, se asocia con mayor incidencia de distintas enfermedades y trastornos en nuestra salud. Nuestra velocidad de reacción disminuye cuando estamos privados de sueño y eso, por supuesto, se asocia con todo tipo de accidentes.

-¿Es cierto que actuamos más éticamente durante la mañana? ¿Cómo se llega a una conclusión así?

El efecto que mencionás surge de un trabajo que mostró que en una tarea de toma de decisiones que se utiliza para evaluar comportamientos poco éticos (falsear o mentir, en este caso), la gente engañaba menos a la mañana y más a la tarde. Sin embargo, más tarde se publicó otro trabajo donde además de evaluar en dos momentos del día, se evaluó en individuos con cronotipos matutinos y vespertinos. Lo que encontraron en ese segundo trabajo es que los participantes se comportan más éticamente en el momento del día que está en sincronía con su cronotipo: los matutinos a la mañana y los vespertinos, a la noche.

Señas particulares

Doctora en ciencias básicas y aplicadas, María Juliana Leone es también licenciada en biotecnología (ambas de la Universidad Nacional de Quilmes) y es Investigadora del CONICET en el Laboratorio de Cronobiología de la misma casa de estudios y en el Laboratorio de Neurociencia de la Universidad Di Tella (UTDT), donde también es profesora. Realiza con otros colegas un proyecto de investigación sobre cómo dormimos llamado Crono Argentina (hasta el momento participaron 25 mil personas). Es además maestra internacional femenina de ajedrez y fue campeona argentina femenina sub-18 y sub-20. Estudió la relación entre este juego y la toma de decisiones en la vida.


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