Poco queda de aquel consenso político y social ante el aislamiento social, preventivo y obligatorio que primó en el inicio de la pandemia de coronavirus.

Con el correr de los meses, la gestión de la cuarentena y otros episodios puntuales como el intento de expropiación de Vicentin fueron reabriendo la grieta entre oficialismo y oposición.

Las posturas políticas migraron desde una moderación centrista hacia una radicalización de extremo, incentivando una nueva polaridad en mitad de una crisis económica con destino incierto.

“Situaciones como la actual -no solo en Argentina sino en América Latina- en general producen las condiciones para una polarización. Queda muy poco para distribuir. Habrá un período muy largo de cuarentena, con 18 meses de distanciamiento hasta que haya una vacuna”, expresó Eduardo Levy Yeyati en La trama del poder.

Para el economista, apenas se cumplieron los primeros cien días de ese año y medio, “y ya nos quedamos sin aire económico para seguir bancando fiscalmente esta situación”.

Es un ‘terreno de guerra’ que tiende a generar mucho descontento, que a veces se canaliza en posiciones más extremas de búsqueda de enemigos artificiales como los runners o el campo. El poder de los moderados se diluye a expensas de los extremos”, apuntó.

Según Levy Yeyati, el viraje hacia posiciones fanáticas debe ser contrarrestada con una dosis de moderación y “los líderes políticos del centro tienen que encontrar la manera de consensuar una salida a esta situación sin que explote en un escenario polarizado”.

“Si no resolvemos la salida de la cuarentena de manera consensuada, tendremos una polarización que se volverá más agresiva”, alertó el entrevistado.

En relación al impacto de la cuarentena sobre la economía argentina, el analista económico planteó un horizonte preocupante ya que “no sabemos dónde termina esto”.

“Al principio, entre la ayuda del Estado y la esperanza de que el aislamiento sea breve, muchas empresas aguantaron. Pero en la medida que se transparentó que la cuarentena duraría muchos meses y después habría una salida gradual, muchas empresas tiraron la toalla”, indicó.

A su criterio, el cierre de pequeñas, medianas y grandes empresas “generará mucho más descontento por el lado del empleo, el ingreso y la clase media, que se verá afectada porque cerrarán sus actividades; incluso muchos trabajadores independientes se encontrarán varios meses sin trabajo”.

“Ese es un caldo de cultivo que recién ahora se está empezando a gestar. En ese contexto, la polarización puede fácilmente alinear preferencias de pequeños grupos contra un enemigo ficticio y dificultar la gestión de la crisis”, insistió.

No obstante, Eduardo Levy Yeyati destacó que, ante las tentaciones autoritarias en medio de la pandemia, las sociedades “van a resistir este tipo de prepotencia pandémica”.

“El falta de respeto a la cuarentena gradualmente se incrementa porque la gente ya está harta y objetivamente limitada porque no puede estar sin trabajar eternamente cobrando 10.000 pesos”, enfatizó a modo de cierre.

Un segmento de la entrevista, acá: