En los medios

La Usina Social
11/06/20

Claudia Romero: “Sabemos que en la pandemia los procesos de desigualdad se van a agravar”

La profesora del Área de Educación de la Escuela de Gobierno e investigadora del CEPE participó del webinar “La Escuela: del fracaso a la catástrofe”, organizado por La Usina Social, donde analizó el rol de la educación y la escuela remota durante la pandemia.

Por Alejandro Katz


Claudia Romero, profesora del Área de Educación de la Escuela de Gobierno e investigadora del CEPE, participó del webinar “La Escuela: del fracaso de la catástrofe”, organizado por La Usina Social, donde analizó el rol de la educación y la escuela remota durante la pandemia. La especialista señaló que la pandemia hizo visible la desigualdad educativa existente especialmente en Latinoamérica y Argentina y que “sabemos que en la pandemia los procesos de desigualdad se van a agravar”. 

“En Argentina concretamente hay 11 millones de alumnos estudiando en esta educación que se llamaría escolarización remota de emergencia. Es una escolarización particular, no es educación a distancia o educación online”, explicó. Remarcó que antes de la pandemia “la mitad de los niños, niñas y jóvenes estaban debajo de la línea de pobreza y sólo un tercio, se estima que un poco más, poseía los dispositivos y calidad para poder conectarse”. El problema de la escolarización remota es, según la especialista, que tiene supuestos regresivos: “el diseño asumió que en las familias se contaba o se cuenta con un adulto con habilidades, capital cultural suficiente y conectividad suficiente. Digo que son supuestos regresivos porque lo que hacen es reforzar el efecto cuna, por el cual las oportunidades y los logros de aprendizaje se explican y dependen principalmente de las condiciones socioeconómicas y culturales de la familia”.

Romero explicó que en Argentina no hubo una preparación premeditada para la situación de cuarentena. Comentó que en la Universidad Di Tella dirige un equipo dedicado a estudiar lo que ocurre dentro de 150 escuelas de la Provincia de Buenos Aires en la cuarentena “para estimar si es que ha habido algo así como innovación y de qué órdenes, cómo funciona, cómo se produce”. 

“Al momento de suspenderse las clases tanto las escuelas que pertenecían a sectores vulnerables como las que tenían condiciones favorables estaban en la misma línea de largada en relación a su experiencia de haber desarrollado educación remota. Es decir, la enorme mayoría o nunca o muy ocasionalmente había tenido una experiencia de educación remota”, dijo. Aún así, entre nueve y diez semanas después de suspendidas las clases notó un cambio: “El 76% de las escuelas favorables ya realizaban actividades sincrónicas todos los días o dos o tres veces por semana. Prácticamente habían replicado la frecuencia de la interacción de la presencialidad. En cambio, en las escuelas vulnerables, sólo el 30% había logrado tener algún tipo de conexión diaria o dos o tres veces por semana. Es decir, habían puesto en marcha una escolaridad remota de baja intensidad”. Romero analizó la condición de las escuelas favorables y planteó que poseen una dinámica adaptativa mucho mayor, normalmente relacionada con el liderazgo directivo de estas escuelas, entre otros factores.

“La verdad que como investigadores una pregunta que con dolor nos hacemos es si sólo nos queda relevar el daño, contar las bajas, describir los despojos de lo que va a quedar y creo que no. Porque al mismo tiempo estamos viendo que, mientras se produce esta situación penosa del crecimiento de la desigualdad, ha habido situaciones que llevan a yo no sé si llamarlo todavía innovación pero a explorar nuevas formas de hacer escuela”, señaló. 

La conferencia completa acá: