En los medios

Mercado
19/03/20

Por qué no innovan las empresas locales

El Jefe de Trabajos Prácticos de la materia Desarrollo de Nuevos Negocios explica que en las empresas el cambio debe convertirse en la norma, en lugar de ser la excepción.

Por Aleksan Bayut Kurt



De un tiempo a esta parte, la palabra innovación ha inundado los medios, en especial los de negocios, y ha generado un grosor importante de bibliografía. Pero ¿qué es la innovación? La podemos definir como un proceso de iteración constante en el que se va buscando achicar la brecha entre nuestro producto o servicio y la expectativa que tiene en ese producto nuestro cliente.

Los productos digitales cambiaron la dinámica de oferta y demanda. Antes, era la oferta la que definía casi el 100% de las condiciones de esa transacción: precio, diseño, tiempos de ejecución y hasta los colores. De ahí la famosa frase de Henry Ford: “A customer can have a car painted any color he wants as long as it’s black”.

Hoy, los productos digitales tienen una velocidad de ejecución y barreras de desarrollo muy bajas, y el hecho de que exista más oferta que demanda hace que los oferentes deban iterar (repetir el proceso de búsqueda para dar con el producto adecuado) la cantidad de veces necesarias para lograr encontrar el producto y su consumidor.

Apple, por ejemplo, comenzó lanzando el iphone cada seis meses, no por una necesidad de mayores ganancias, sino por ir tras la búsqueda de ese producto que sus consumidores valoran. Con el lanzamiento del iphone 6 se vio claramente el resultado de ese camino y de ahí en adelante la curva de innovación de sus próximos lanzamientos fue más plana.

 

No quedar muy atrás

 

Hoy en día estamos viviendo la revolución de la Inteligencia Artificial, que se puede leer como una nueva Revolución industrial. Algunos países, como Estados Unidos, China y Rusia, están a la cabeza de esta competencia. Así como en su momento Inglaterra y Japón lideraron la transformación industrial del mundo, quienes tomen la delantera en el dominio de estas tecnologías son los que determinarán el paradigma y el marco de la sociedad que se viene.

Argentina no está entre esos países y, por cierto, tiene algunas dificultades frente a la incorporación de la innovación a las empresas. ¿Por qué ocurre esto? Por empezar, culturalmente no estamos acostumbrados a competir en nuestro mercado: desde un taxista que rechaza el ingreso de Uber hasta un médico que tiene reparos con profesionales que vienen a trabajar desde el exterior. Solemos quedarnos en las condiciones de oferta y demanda dadas, sin haber logrado aún –como sucede en otros mercados- que haya más y mejor oferta.

Sumado a esto, el contexto local tampoco colabora: la crisis económica, la inflación, la pérdida de empleo, más allá de la crisis actual por el coronavirus. Todo esto aumenta la percepción del riesgo asociado a lo desconocido. Y, en gran parte, esta aversión al riesgo no permite contar con fuentes de financiamiento.

 

Mirar hacia lo digital

 

Más allá de las características particulares de nuestro país, podemos decir que las empresas que, en general, tienen origen en la era digital cuentan con mayor facilidad para encarar procesos de innovación. En cambio, las más tradicionales están limitadas por su cultura.

Es habitual que el pedido de innovar provenga de las altas esferas y lo que ocurre es que estas empresas no logran implementar exitosamente programas de innovación. Muchas veces apelan a iniciativas esporádicas y poco enfocadas, mientras que para lograr un buen resultado se requiere un proceso paulatino y sostenido.

También es importante, desde la óptica de los colaboradores, poder cambiar la mentalidad y la cultura. Los que pueden innovar ya no son, como ocurría antes, los del área de sistemas o los millennials y centennials. Ahora todos lo pueden hacer, y recientes estudios han demostrado que aquellas empresas que tienen mayor diversidad entre sus colaboradores, son las que toman la delantera a la hora de innovar.

Volviendo a nuestro país, sin dudas contamos con personas extremadamente talentosas y hay muchos casos de empresas que, a pesar del contexto y las dificultades culturales que tenemos, han logrado generar procesos innovadores. Debemos aumentar el nivel de aceptación de planes de innovación dentro de las empresas para no quedar muy atrás en esta carrera.

En ese sentido, innovar debe convertirse en la norma en lugar de ser la excepción.