Roberto Gargarella, profesor de la Escuela de Derecho de la UTDT, opinó en Radio Continental sobre la fuerte polémica en torno al quórum que el oficialismo logró en la Cámara de Diputados con la presencia de Daniel Scioli, designado embajador en Brasil, para debatir el proyecto de reforma de jubilaciones de jueces y diplomáticos.

“Las dos partes tienen un margen de maniobra importante para fijar su posición porque no hay una norma específica”, respondió el abogado a la interrogación planteada por Diego Schurman sobre la legalidad de ese quórum. Agregó que tanto el oficialismo como la oposición cuentan con argumentos para justificar sus posiciones.

“Puede decirse, con razón, que Scioli fue designado por el Senado, aceptado por Bolsonaro, que ya hizo viajes pagados por el Ministerio de Relaciones Exteriores y que no estuvo concurriendo a la Cámara de Diputados”, enumeró Gargarella los argumentos esgrimidos por la oposición. “Pero también puede argumentarse que no se publicó la renuncia en el Boletín Oficial y su renuncia aún no fue aceptada en la Cámara de Diputados”, matizó, y concluyó: “Hay argumentos de los dos lados”.

Sin embargo, aclaró que en esta polémica existe un punto central: la buena fe. “Hubo una violación a la buena fe”, alertó. Para Gargarella, la forma de proceder del oficialismo supone una degradación de la vida política. “Es jugar con fuego”, advirtió. Y agregó que tal como ya ocurrió en otros países de la región, como Bolivia o Chile, en la Argentina se verifican las condiciones para que se produzca una ruptura de la sociedad con la política, a la que consideró “desacreditada”.

Gargarella censuró el clima festivo que demostró el oficialismo por “la picardía” que hicieron, la calificó de “argentinada” y afirmó: “Es bailar sobre la cubierta del Titanic”. Además, consideró que un juez podría intervenir en el asunto aduciendo “problemas procedimentales”, aunque aclaró que es preferible que este tipo de conflictos se resuelvan políticamente.  

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