En los medios

Revista Ñ
2/11/19

La Justicia oportunista

"La justicia argentina, en sentido propio, no merece ser descripta como kirchnerista o macrista, sino como oportunista", sostuvo el profesor de la Escuela de Derecho en esta columna de opinión donde analiza la relación entre la Justicia y el poder político.

Por Roberto Gargarella
Hay pocos predictores tan certeros sobre la evolución política en la Argentina, como los rápidos movimientos y zigzagueos que muestra el Poder Judicial, meses antes de una elección. Históricamente, la justicia local ha demostrado una capacidad anticipatoria extraordinaria en relación con los vaivenes del poder. Sabe lo que hace, porque en buena medida vive de ello. En la academia internacional, se le ha dado un nombre específico a ese juego anticipatorio típico argentino, que sirvió para enriquecer los modos que en la literatura pensaba sobre la relación entre política y jueces. La investigadora estadounidense Gretchen Helmke creó el término “defección estratégica”, para describir un tipo de comportamiento que encontraba en la Argentina, y que la investigación académica no había tenido la oportunidad o necesidad de tematizar, en el estudio de la justicia en otros países.



La justicia argentina, en sentido propio, no merece ser descripta como kirchnerista o macrista, sino como oportunista. Goza de privilegios excepcionales, en parte creados por ella misma; sabe obtener ventajas debidas e indebidas, a partir de los poderes y capacidades con las que cuenta (que incluyen, obviamente, cartas de extorsión sobre la política); y ha desarrollado intereses propios, que protege en bloque –como familia judicial– dejando para ello de lado cualquiera de las rivalidades y diferencias que existan dentro de ella.

Por lo dicho, para anticipar cómo actuará la Justicia frente a los casos públicos relevantes, en los tiempos que vienen (i.e., en la “causa de los cuadernos”), no tiene mayor sentido examinar el elenco de jueces que existe; o la particular composición de los tribunales plurales; o los contenidos específicos del derecho; o las teorías interpretativas prevalecientes. A donde debe mirarse, lamentablemente, trágicamente, es a la política dominante. El gobierno entrante ha dado ya señales de que su preocupación central será la estabilidad y, en materia de justicia, la de revisar lo que calificó como “persecuciones políticas”. Todo ello hace prever que, por tanto, en los tiempos que llegan prevalecerán –una vez más– los pactos de ayuda mutua, frente a las reformas urgentes y necesarias.

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