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La Nación
1/10/19

Pobreza: un alza que no sorprende y que puede empeorar en lo que queda del año

El director de la Maestría en Econometría del Dpto. de Economía analizó los datos del índice de pobreza publicado ayer por el Indec, que alcanzó el 35,4% en el primer semestre de 2019. En este análisis, González-Rozada explica las razones de este aumento y aborda las perspectivas a futuro: "No parece vislumbrarse una caída en el porcentaje de personas debajo de la línea de pobreza al menos para el segundo semestre del año", advierte.

Por Martín González-Rozada

La incidencia de la pobreza en el primer semestre de 2019 alcanzó al 35,4% de las personas con un intervalo de confianza del 90% que la ubica entre el 34,1% y el 36,7% en el total de los aglomerados urbanos. El último valor publicado por el Indec, correspondiente al segundo semestre de 2018, había sido de 32%. Esto quiere decir que hubo un incremento puntual, estadísticamente significativo, de casi 11% entre un semestre y el otro. ¿Cómo se explica este aumento?

La estimación de la tasa de pobreza se basa en la comparación de los ingresos totales familiares medidos a través de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) con un umbral de referencia, llamado línea de pobreza, que se calcula utilizando una canasta básica total de bienes y servicios (CBT), que evoluciona en el tiempo de acuerdo a la variación de la inflación.


(Fuente: La Nación - Crédito: Mariana Araujo)

La CBT aumentó, en promedio, entre el primer semestre de 2018 y el primero de 2019 casi 60% (59,3%), mientras que los ingresos familiares aumentaron en ese mismo lapso solo 32%. Si comparamos la evolución de la CBT entre el segundo semestre de 2018 y el primero de 2019, ésta se incrementó, en promedio, 25,4% y los ingresos de las familias aumentaron 19%. Los tres deciles de menores ingresos crecieron todavía menos, un 17%. No es de extrañar entonces que la incidencia de la pobreza en los aglomerados urbanos haya crecido desde el 32% medido por el Indec en el segundo semestre de 2018, hasta el 35% publicado para el primer semestre de 2019.

En general, los ingresos familiares evolucionan en el tiempo por dos factores principales: el ajuste de esos ingresos a la inflación y la composición del hogar; en particular, del número de perceptores de ingresos en el hogar.

Por ejemplo, aún si los ingresos no se ajustaran en el tiempo, si en un hogar hay cuatro perceptores y uno queda desempleado, los ingresos de ese hogar caen, mientras que si un quinto miembro consigue trabajo, el ingreso familiar crece.

Esto quiere decir que, en el agregado, los movimientos en las tasas de empleo y desempleo afectan los ingresos de las familias. Si se observa el comportamiento de estas tasas del mercado de trabajo en 2018 y 2019, surge que mientras que la tasa de empleo se mantuvo estable entre el primer trimestre de 2019 y el mismo trimestre del año anterior, y aumentó 0,7 puntos porcentuales en el segundo trimestre de 2019 y el mismo trimestre de 2018, la tasa de desempleo aumentó uno punto porcentual interanual en cada trimestre de 2019.

Claramente estos valores no resultan suficientes para explicar la evolución de los ingresos familiares, lo que sugiere que los mismos no han aumentado al ritmo del crecimiento de la inflación.


En términos regionales sobresalen las regiones del norte: la del noroeste (Catamarca, Tucumán, Jujuy, La Rioja, Salta y Santiago del Estero), donde la tasa de pobreza alcanzó el 40%, y la del noreste (Corrientes, Formosa, Gran Resistencia y Posadas), donde la incidencia de la pobreza fue de 42,5% en el primer semestre de este año. En relación a los aglomerados, la tasa de pobreza en el conurbano bonaerense pasó del 36% en el segundo semestre de 2018 al 40% en el primer semestre de 2019.

En cuanto a las perspectivas hacia el futuro, no parece vislumbrarse una caída en el porcentaje de personas debajo de la línea de pobreza al menos para el segundo semestre del año. El aumento de la inflación, sobre todo entre agosto y octubre, impactará en la evolución de la CBT y los aumentos salariales (incluidos los bonos a los trabajadores del sector privado autorizados por el Gobierno) solo compensarán en parte los efectos de la inflación en la última parte del año.

En lo que respecta a las tasas de empleo y desempleo, a lo sumo se espera un comportamiento estable hasta fines de 2019, por lo que difícilmente haya una mejora de los ingresos familiares por ese lado.

Estas características sugieren que la tasa de pobreza del segundo semestre de 2019 muy probablemente termine siendo superior al 35,4% del primer semestre.

El autor es Director, Master in Econometrics, Universidad Torcuato Di Tella


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