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Apertura revista
21/08/19

Agenda compartida

Con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en carpeta, las empresas comienzan a trabajar de manera conjunta. Una de esas metas es la igualdad de género en las empresas impulsada por la Red de Empresas por la Diversidad de la Escuela de Negocios.

Por Juliana Monferrán
Ordenar prioridades. Esa fue una de las consecuencias directas de la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en gobiernos y, también, en las empresas.

Así, en la medida que se ve con más claridad dónde la organización puede generar mayor impacto y en qué áreas de acción su contribución sería más efectiva, la empresa puede hacer foco en iniciativas que contribuyan en lo ambiental y en lo social, a la vez que sean beneficiosas para el mismo negocio. Más aún en tiempos donde los recursos no sobran.

“La agenda de los ODS sigue liderando esta movida y hace visible subagendas que antes no estaban tan identificadas”, expone Sebastián Bigorito, director Ejecutivo del Consejo Empresario Argentino para el Desarrollo Sostenible (Ceads). Con esta afirmación, el experto, que trabaja codo a codo con 90 organizaciones multinacionales y nacionales de primer nivel, habla de una tendencia que asoma: el trabajo de las firmas a nivel sectorial, con metas comunes. “Las empresas de un mismo sector tienen problemáticas similares y pueden tener los mismo objetivos”, explica Bigorito, quien cita como uno de los tantos casos la reducción de desperdicios de alimentos.

Este avance también queda plasmado en la participación de las empresas en el mismo Ceads. Mientras en 2015 se trabajó en la sensibilización antes incluso de que se lancen los ODS, luego se pasó a una etapa de capacitación, con una plataforma que permite a las firmas identificar los ODS que tengan mayor relación con el core de la organización. "Es un test de materialidad”, señala el especialista. Finalmente, el último paso es la presentación de iniciativas o casos que las mismas compañías estén llevando a cabo.

Y aquí también se ve un salto de calidad. “En el último año no solo participa en la presentación de iniciativas el área de Sustentabilidad, sino también el área de Nuevos Negocios o de Supply Chain”, suma Bigorito. Incluso, en algunas empresas, el Ceads está realizando capacitaciones in company con áreas vinculadas al negocio. “La primera mirada es escéptica. Los ODS les resultan lejanos. Sin embargo, cuando les planteás las metas se entusiasman porque ven que son objetivos concretos, como los que tienen todos los días”, detalla el profesional.

El manejo del presupuesto en tiempos de crisis cambió. En 2001, el quiebre se vio en el alejamiento de la gerencia de Medio Ambiente que, con el auge de la norma ISO 14.000, reportaba directamente al CEO. Luego dejó de hacerlo y pasó a áreas más operativas. En 2007, por su lado, el área de RSE, que venía ganando espacio dentro de la empresa, fue reubicada en otras gerencias y se le quitó así su presupuesto independiente, hecho que hoy se revirtió parcialmente.

Ahora, en cambio, no hubo cambios estructurales. En muchas empresas existe un Comité de Sustentabilidad multidisciplinario del cual participa el top management. Y en otras se están constituyendo justamente para poder articular el trabajo con las otras compañías del sector. Sin embargo, y de cara al futuro, lo importante es que no se cambien las reglas de juego. “La condición básica es la sustentabilidad institucional del país”, señala Agustín Pesce, VP Segundo del Banco Nación. Bigorito, además, tiene una mirada más geopolítica del rol de las empresas. “Hablar de que con los ODS se puede hacer una revolución es simplista”, afirma.

En paralelo a esta agenda hay otras en la plataforma global que la Argentina y sus empresas deben tener en cuenta. Entre ellas, la del G20 y la de la OCDE, que empiezan a tener interés cuando compañías globales quieren saber si su cadena de valor está alineada o no a estos objetivos. Hoy, hay sectores a los que no les basta presentar su reporte; además, tienen que mostrar, por ejemplo, cuál es su plan de contingencia climática. ¿Qué pasa con mi negocio con una gran inundación o con una gran sequía? ¿Cómo continúa trabajando mi empresa? Son solo algunas de las preguntas.

Bajada a la realidad Así, ya hay industrias que avanzan en una hoja de ruta, es decir, en analizar cuál es el impacto de su rubro en la agenda de desarrollo sostenible. Uno de ellos es el del Petróleo y el Gas, que hace un año viene trabajando en etapas. “Desde el IAPG, junto con el Ceads, estamos trabajando en una hoja de ruta que nos valide los desafíos que tenemos como sector, para que nuestra agenda sea más pertinente y nuestras contribuciones más potentes”, explica Silvina Oberti, gerente de Sustentabilidad de YPF. Así, las 29 compañías que participan de esta iniciativa están comprometidas a presentar un primer informe entre septiembre y octubre de este año. A nivel mundial, también es conocido el caso de la industria química y el del sector forestal.

Puertas adentro, la empresa -que como líder en el mercado asegura tener un rol preponderante en la transformación hacia energías más limpias y sostenibles- hizo su propio mapeo hace dos años y está trabajando en la implementación de acciones con targets concretos. Al igual que a nivel sectorial, el ODS 7 -Energía Sustentable- es central para la firma privada que tiene al Gobierno como el mayor accionista. Los dos grandes ejes de trabajo que tiene la compañía son producir oil de alto valor y más eficiente en cuanto a la reducción de emisiones, e impulsar la inversión en energías renovables a través de YPF Luz, que ya provee a organizaciones como Toyota, Coca-Cola Femsa y Profertil. A nivel interno, la meta de la empresa es llegar a 2023 con el 20 por ciento de su consumo proveniente de fuentes renovables. “Hoy ya estamos en el 16 por ciento, por encima de lo que establece la ley”, señala Oberti.

En la Argentina, además del trabajo del IA- PG, la banca acaba de firmar un Protocolo de Finanzas Sostenibles: 18 entidades que representan el 75 por ciento del márket share de los préstamos bancarios y las respectivas cámaras (ABA, Abrappra y Adeba) como testigos de honor firmaron un acuerdo marco que es un punto de partida para la creación de modelos de negocios de triple impacto. La iniciativa, que fue promovida por el BID Invest y la Fundación Vida Silvestre, contará con una mesa coordinadora compuesta por dos integrantes de cada asociación. Esta mesa se encargará del monitoreo e imple- mentación de las acciones que se decidan en las reuniones periódicas y también presentará los informes.

“A fines del año pasado convocamos a un desayuno con los principales bancos del sistema. Sabíamos que en ese grupo hay muchas entidades con muchos más kilómetros andados que nosotros en este tema. Y justamente se planteó armar un protocolo para implementar y estandarizar prácticas tendientes a ir mejorando las líneas de sustentabilidad”, relata Pesce, del Banco Nación, quien asegura que el proceso les sirvió a muchas entidades y, por supuesto, también a ellos. Justamente, de cara a la firma del protocolo, el Banco Nación creó un Comité de Sustentabilidad.

El Santander, por su lado, armó un grupo de trabajo para que funcione en paralelo a las reuniones del protocolo y poder llevar aportes. "Este protocolo demuestra que el sector se puede unir dejando de lado los intereses de cada uno y así elevamos la vara de lo que pedimos desde cada entidad a nuestros posibles clientes: ser más rigurosos con lo ambiental y lo social”, admite Vanesa Marignan, gerente de Sostenibilidad de la entidad de origen español. Internamente, el banco apuesta a tres ejes: educación de calidad (superior en conjunto con universidades, primaria y secundaria), educación financiera (en alianza, por ejemplo, con Anses que, con capacidad a nivel nacional, puede llegar a adultos mayores) y sucursales de integración social. En este último punto, fueron pioneros en la instalación de sucursales en barrios vulnerables como La Juanita y, hoy con cinco de este tipo, acaban de inaugurar la del Barrio 31 y piensan abrir cinco más este año. "Con las que ya están funcionando damos servicio a medio millón de personas con el objetivo de contribuir al crecimiento inclusivo y sostenible”, asegura Marignan.
En el caso del Barrio 31, se capacitaron a 42 personas, de las cuales 13 hicieron el assessment para trabajar en la sucursal. Final- mente, quedaron tres jóvenes estudiantes universitarios que viven en el barrio. Sin embargo, se creó una base con las personas capacitadas que la entidad está dispuesta a compartir con otras empresas. "El servicio que se da en estos barrios no es solo financiero. La empresa acompaña el crecimiento de la comunidad que, así, percibe que las cosas se pueden lograr”, señala Pamela Landini, coordinadora de Programas del banco.

Paso a paso, ODS por ODS Al realizar sus análisis de materialidad, las empresas analizan los objetivos en los cuales pueden tener un mayor impacto. Así, según un relevamiento del Ceads, los ODS en los cuales las compañías que forman parte de su ecosistema trabajan son en iniciativas relacionadas a los objetivos 8 (Trabajo decente y crecimiento económico), 12 (Producción y consumo responsable) y 4 (Educación de calidad).

En este último punto, el sector público en la Argentina se destaca por su participación, hecho que no se ve con tanta relevancia en otros países. Las compañías apuestan por la educación en general y, en el último tiempo, se observa una mayor participación de las empresas de servicios públicos en la capacitación y toma de conciencia de la buena utilización de los recursos y su eficiencia.
"El año pasado también vimos un gran salto tanto cuali como cuantitativo en las iniciativas relacionadas al ODS 5 (Igualdad de género)”, remarca Ana Muro, coordinadora del área de Sociedad y Empresa del Ceads. Justamente en búsqueda de ayudar a la firmas en este proceso, el Consejo hizo una alianza con la Red de Empresas por la Diversidad de la Universidad Torcuata Di Tella. Así surgieron casos como el de Arredo. Su plan Ganar- Ganar recibió de parte de la ONU un certificado de reconocimiento por su programa de costureras emprendedoras, la confección de productos por parte de mujeres que participan en la ONG Mediapila (que enseña el oficio de la costura a mujeres en situación de vulnerabilidad) en alianza con ONU Mujeres y Enlaces Territoriales para la Equidad de Género. “Las mujeres confeccionan lapiceros, fundones y porta cuadernos, que Arredo vende en sus locales, y les paga por el trabajo realizado, lo que ayuda a su independencia económica y, por supuesto, empoderamiento”, cuenta desde la firma. Esta acción es parte del compromiso de la empresa de origen nacional con este objetivo. Así, 60 por ciento de la actual planta laboral de Arredo está integrada por mujeres, que también ocupan el 53 por ciento de los puestos de liderazgo, aseguran desde la firma.

Por su parte, Cervecería y Maltería Quilmes se puso metas concretas y medibles en iniciativas sistemáticas que buscan soluciones a las problemáticas de la actualidad. Así, con la Plataforma 100+, lanzada en 2018, la empresa busca "tener lOO.áños más de compañía". “Hoy el mundo tiene cuatro grandes desafíos: el cambio climático, el agua como recurso escaso, los residuos y la pobreza”, enumera Vanesa Vázquez, gerente de Sustentabilidad de la firma.

Con este mapa en claro, Quilmes se puso cinco objetivos y este año le agregó a la Plataforma uno más: Comunidad. "Pensamos: ¿cómo voy a hacer las cosas si aumenta la demanda de un producto en una zona? Hay que hacer más inversión. Por ejemplo, en Tucumán”, ejemplifica la responsable del área. En esa provincia decidió invertir US$ 10 millones para acondicionar una planta y fabricar allí Budweiser. “Nuestro objetivo es pensar en cómo crear valor para esa comunidad, qué impacto puede tener nuestro accionar”, explica Vázquez.

En 2016, la empresa anunció un compromiso a 2020 de invertir US$ 1800 millones y, según informa, ya se ejecutó el 50 por ciento. Además de la apuesta en Tucumán, se transformó una planta de maltería en una “fábrica verde” en Tres Arroyos, donde se buscó ajustar el proceso a la economía circular -por ejemplo, utilizando la raíz que se extrae en el malteado para alimentar el ganado. Por otro lado, la empresa está testeando en una prueba piloto en Mar del Plata - que se está lanzando también en Buenos Aires- una tarjeta posnet para el reciclado de envases. “Se deja el envase en un punto de venta, se carga la tarjeta y se puede comprar, otro día y en otro punto, con la carga obtenida”, detalla Vázquez.
La círcularidad de sus envases es también primordial para el plan de Sustentabilidad de Unilever. La empresa, a nivel global, se comprometió a que todos sus envases plásticos sean totalmente reutilizables, reciclables o aptos para compostaje para 2025. "A nivel local trabajamos en conjunto con el área de R&D (investigación y desarrollo) para desarrollar innovaciones en fórmulas y envases con el fin de reducir nuestro impacto en el ambiente y acompañar al consumidor a hacer un uso más responsable de nuestros productos”, señala Marian Re, gerente de Sustentabilidad de la firma de consumo masivo.
Así, los proyectos más recientes lanzados al mercado son Ala Ultra y CIF Active Gel, ambos fabricados con el 100 por ciento de PET reciclado y 100 por ciento reciclables. “Dejamos de introducir al mercado 800 toneladas de resina virgen, lo que significa que, además, ayudamos a reconvertir 800 toneladas de residuo PET en PET PCR, el equivalente en volumen a 35 ballenas franca austral”, compara Re. En el caso de CIF, la firma trabajó en una fórmula concentrada que asegura mayor rendimiento: consume menos agua, utiliza menos plástico y produce menos C02. Además, se bajó el gramaje de la botella sin afectar su funcionalidad e incluso se optimizó la organización de las botellas en las cajas para que pueda entrar mayor cantidad.

Paso a paso, ODS por ODS. De a poco y en cascada las empresa van integrando la sustentabilidad al core de sus negocios.

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