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30/06/19

Cuáles son las estrategias más exitosas contra el desempleo que se aplican en el mundo

Una investigación reciente del Centro para la Evaluación de Políticas basadas en la Evidencia (CEPE) de la Escuela de Gobierno UTDT evaluó más de 100 casos de programas de empleo en 32 países y midió cuáles funcionan mejor en términos de impacto y de costo.

Por Ximena Casas


La semana pasada, se conocieron las cifras oficiales del desempleo, que en el primer trimestre del año alcanzó los dos dígitos, algo que no sucedía desde 2006. Según informó el Indec, la desocupación se ubicó en 10,1% entre enero y marzo, con una suba de 1 punto porcentual en comparación con el mismo período del año pasado.

En un contexto de caída de la actividad económica, es difícil lograr políticas de empleo que sean éxitosas. Es más probable, claro, que los programas de empleo muestren resultados positivos cuando el crecimiento del PBI del país es mayor y el desempleo es menor. Sin embargo, distintas investigaciones muestran que programas que tienen como objetivo la construcción de capital humano —como la capacitación, la asistencia a trabajadores independientes o los subsidios salariales— pueden tener un impacto positivo significativo.

En la Argentina, una investigación reciente del Centro para la Evaluación de Políticas basadas en la Evidencia (CEPE) de la Universidad Di Tella, realizada por los especialistas Eduardo Levy Yeyati, Martín Montané y Luca Sartorio, indagó sobre más 100 casos de programas de empleo en 32 países y midió cuáles funcionaron mejor en términos de impacto y de costo.

(Getty)

En todo el mundo, los países invierten en Políticas Activas para el Mercado Laboral (ALMP por sus siglas en inglés) con el objetivo de que los trabajadores tengan más probabilidades de encontrar un trabajo y mejorar sus ingreso. La duración del programa, los incentivos monetarios, el seguimiento de cada caso individual y la especialización son clave para lograr programas efectivos, según las conclusiones del estudio.

Aquí algunos casos aplicados con éxito en América Latina:

Chile: Programa de Apoyo al Microemprendimiento 

Su objetivo es mejorar la empleabilidad de personas que eran beneficiarios del programa antipobreza. Este programa de entrenamiento de microemprendedores contempla una "transferencia en especie" por USD 600, un entrenamiento en prácticas de negocios de 60 horas y un sistema de seguimiento individualizado durante de 90 días. El 93% de las personas beneficiarias de este programa eran mujeres. El programa atiende aproximadamente a 24.000 beneficiarios por año.

"El impacto sobre las horas trabajadas de las personas que tuvieron la posibilidad de participar es de un aumento del 21% con respecto a aquellas que no participaron luego del primer año de finalización del programa, y la diferencia es de 13% luego de tres años de finalizado el programa", explicó Montané, uno de los autores del estudio.

Con respecto a los ingresos laborales, aumentaron un 33% luego de un año de finalizado el programa y se mantiene en 19% luego de tres años del fin del programa.

Colombia: Jóvenes en Acción 

Es un programa orientado a jóvenes de bajos ingresos, entre 18 y 25 años y desempleados. Contaba con dos componentes: un entrenamiento "en el aula" y otro en forma de pasantía laboral. Los efectos del programa fueron positivos, y los que participaron tuvieron un aumento del 13% en los salarios del sector registrado y un 10% más de probabilidades de estar empleados luego de 6 años de finalizado el programa.

La brecha con respecto a los que no participaron se mantenía aún 10 años luego de terminado el programa. "La mejora observada en el total de los participantes en realidad obedeció a la marcada mejora en la performance laboral de las mujeres participantes, mientras que los efectos en los hombres fueron prácticamente nulos", señaló Montané.

Argentina: Programa Primer Paso 

Este programa se aplicó en la provincia de Córdoba y consistía en una pasantía laboral en el sector privado con un subsidio de aproximadamente el 90% del salario horario mínimo. Se brindó un primer trabajo formal para mejorar la empleabilidad de jóvenes de entre 16 y 25 años.

El aprendizaje se daba dentro del ambiente de trabajo, una importante diferencia con la mayor parte de los programas de entrenamiento laborales. La evaluación fue realizada con un grupo de 7.305 participantes en 2012 y los resultados fueron muy alentadores: un año después de terminado el programa, los participantes tenían un 21% más de probabilidad de tener un empleo con respecto a los que no participaron, y un 32% más de probabilidad de tener un empleo formal.

"Además, los ingresos laborales formales eran un 33% superiores con respecto a los que no participaron. Estas diferencias no se eliminaron con el paso del tiempo y seguían persistiendo luego de 3 años y medio de finalización del programa", advirtió el investigador de la Univesidad Di Tella.

(Getty)

La investigación, que fue dada a conocer esta semana, analizó políticas de todo el mundo y las dividió en cuatro grandes grupos: formación profesional, asistencia en el proceso de búsqueda de empleo, subsidios salariales o programas de obras públicas, y apoyo a microempresarios y trabajadores independientes. Entre sus conclusiones se destacan:

– Los programas de subsidios salariales son los que tienen un mayor impacto en los ingresos laborales y en el empleo, seguidos de los programas de asistencia profesional y de capacitación para profesionales independientes, mientras que la incidencia de los servicios de empleo es muy baja.

– La capacitación personalizada y el seguimiento de los participantes, así como la capacitación para una industria específica y los incentivos monetarios lograron mejores resultados en los programas de capacitación.

– Los programas de capacitación tienden a ser más efectivos para los jóvenes, aunque los investigadores no encontraron diferencias entre los géneros o los niveles educativos.

– El contexto importa: la efectividad de este tipo de programas se relaciona positivamente con el crecimiento del PBI per cápita y negativamente con la tasa de desempleo en el año de implementación.