En los medios
29/06/19
Caso argentino
El profesor e investigador del Área de Educación de la Escuela de Gobierno UTDT escribió acerca de los sistemas universitarios de Chile y Argentina y las diferencias entre las universidades públicas y privadas. "Si existen dos sistemas universitarios opuestos, son los de Chile y Argentina", sostuvo Rabossi.
Si existen dos sistemas universitarios opuestos en cuanto a financiamiento, admisión y distribución de alumnos entre instituciones públicas y privadas, estos son los de Chile y Argentina. Salvo durante cortos períodos de arancelamiento, desde 1949 la educación de grado en Argentina es gratuita. Mientras tanto, no existen fondos públicos para las privadas. Casi el 100% de sus ingresos proviene del cobro de aranceles. Por otro lado, en Chile, el propio Estado financia directamente a un grupo de instituciones privadas, las diez que forman parte de las denominadas Universidades Tradicionales. En cuanto al modelo de admisión, en nuestro país es libre, y aun más libre desde de fines de 2015, luego de la reforma introducida en la Ley de Educación Superior. Ahora se prohíbe cualquier mecanismo de selección de estudiantes. Así, no existe nada que se asemeje a la PSU chilena.
Chile abre su primera universidad privada en 1888, siendo el segundo país de América Latina, luego de Colombia, en permitir el ingreso al sistema de una no estatal. Argentina, luego de varios intentos fallidos desde principios del siglo XX con el fin de quebrar el monopolio público, admite la primera privada setenta años después, en 1958. En parte, estas diferencias obedecen a cuestiones políticas y, en un punto, filosóficas. En Argentina, jamás se pensó el sistema privado como salida para descomprimir la universidad pública o para diversificar la oferta académica. No extraña entonces que en Argentina apenas un poco más del 20% de los alumnos asista al sector privado. En Chile, lo opuesto, casi el 70%.
Lo dicho evidencia que en Chile la diferenciación público-privada es, en un punto, difusa, y que ambos sectores se complementan. En Argentina, la distinción entre ambos es tajante al punto de que no existen créditos públicos para estudiar en el sector privado mientras que, en Chile, sí los hay. En otras palabras, históricamente, en nuestro país el sector privado ha sido tolerado y no promovido, como sí ocurre en Chile.
Chile abre su primera universidad privada en 1888, siendo el segundo país de América Latina, luego de Colombia, en permitir el ingreso al sistema de una no estatal. Argentina, luego de varios intentos fallidos desde principios del siglo XX con el fin de quebrar el monopolio público, admite la primera privada setenta años después, en 1958. En parte, estas diferencias obedecen a cuestiones políticas y, en un punto, filosóficas. En Argentina, jamás se pensó el sistema privado como salida para descomprimir la universidad pública o para diversificar la oferta académica. No extraña entonces que en Argentina apenas un poco más del 20% de los alumnos asista al sector privado. En Chile, lo opuesto, casi el 70%.
Lo dicho evidencia que en Chile la diferenciación público-privada es, en un punto, difusa, y que ambos sectores se complementan. En Argentina, la distinción entre ambos es tajante al punto de que no existen créditos públicos para estudiar en el sector privado mientras que, en Chile, sí los hay. En otras palabras, históricamente, en nuestro país el sector privado ha sido tolerado y no promovido, como sí ocurre en Chile.