En los medios

La Nación
10/03/19

La actividad industrial en caída: presente y futuro de seis rubros claves

Bernardo Kosacoff, profesor de la Escuela de Negocios UTDT, fue consultado por La Nación sobre la disminución de la actividad industrial argentina, reflejada en las últimos datos publicados por el INDEC. "No se aceleró la inversión en investigación y desarrollo y no se mejoró la calificación de la fuerza laboral", afirmó.

Por Esteban Lafuente
La industria manufacturera en la Argentina arrastra años de estancamiento. Con un nivel de producción que no crece (medido de punta a punta) desde 2012 y tras ocho meses consecutivos de bajas (en la comparación interanual) como efecto de la corrida cambiaria que sacudió la economía hasta sus cimientos el año pasado, la crisis del sector atraviesa gobiernos y no encuentra por ahora caminos a la recuperación. Tras el repunte de 1,8% de 2017, que no compensó la baja de 4,6% de 2016, la industria cayó 5% en 2018. Este año arrancó con un descenso interanual de 10,8% en enero, aunque a la vez registró un avance de 4,6% respecto de diciembre.


"La industria está estancada desde 2012 y la dinámica se convirtió en caída y recesión desde 2016, especialmente en los rubros intensivos en trabajo y dependientes del consumo interno", plantea Diego Coatz, economista jefe de la Unión Industrial Argentina (UIA), quien señala que el piso llegará entre abril y mayo.

"Es un sector relevante porque genera empleos de alta calificación y otros de media calificación pero mejor remunerados. Además de la cuestión laboral y social, la industria en los próximos años es clave para generar divisas genuinas a través de la exportación de valor agregado", añade.

Más allá de la heterogeneidad que caracteriza a las manufacturas, hubo factores que tuvieron impacto en toda la actividad: la aceleración de la inflación y la consecuente caída del consumo interno, y la suba de las tasas de interés que encareció el crédito y limitó el acceso al financiamiento. "Y hay dos temas centrales que son estructurales y se mantienen. No se aceleró la inversión en investigación y desarrollo y no se mejoró la calificación de la fuerza laboral", afirma el economista Bernardo Kosacoff.

Según los especialistas, la industria recién comenzaría a ver cierto rebote a partir de julio de este año, aunque el ritmo será heterogéneo dependiendo del segmento. Además de medidas de estímulo lanzadas por el Gobierno, como el programa de créditos para pymes a tasa subsidiada por $100.000 millones o la baja de las contribuciones patronales, se espera una cierta recuperación del poder adquisitivo a partir de la renegociación de salarios en paritarias y el cobro del medio aguinaldo. "El mercado doméstico es el 75% de la generación de valor y el crecimiento debe apoyarse sobre esos activos. El problema requiere entender la diversidad y no caer en falsos eslóganes sobre sectores inviables", enfatiza Kosacoff.

En materia de empleo, mientras tanto, el escenario luce hundido y está lejos de ofrecer indicios de mejora a lo largo de este año. La industria, el segundo rubro en cantidad de puestos registrados detrás del comercio, fue el sector más afectado en 2018: la cantidad de puestos se redujo 5,1%, según datos de la Secretaría de Trabajo. El nivel de caída duplicó al dato promedio de todo el sector privado.

Los datos del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) muestran que se destruyeron 61.000 empleos formales fabriles en 2018. Es casi la mitad (47%) del total de puestos en blanco que se perdieron el año pasado. Pese a que funcionarios del Gobierno insisten en que la creación de "empleo privado de calidad" es prioridad, la caída del 0,3% en enero de este año en el sector configura un panorama sombrío, al menos para el corto plazo. "No se espera una recomposición del empleo porque todavía hay sectores ajustando. Cuando la actividad se empiece a mover, lo que van a hacer es eliminar suspensiones, sumar horas extra y recién ahí, contratar. En promedio, el empleo en la industria va a caer", añade Juan Luis Bour, economista jefe de FIEL.

Industria automotriz

La producción automotriz es una de las más golpeadas y no parece encontrarse un camino para superar la crisis. Arrastrada por la pérdida del poder adquisitivo de los salarios y la suba de tasas que encareció el financiamiento, la venta de autos nuevos cayó 47% en el primer bimestre del año. Esa caída de la demanda en el mercado local aceleró suspensiones y frenos de producción en las plantas locales, que buscan reducir sus volúmenes para ajustarse a la situación del mercado.

Los 1500 operarios suspendidos la pasada semana en la planta de Renault de Córdoba fueron la última novedad en un sector en el que ya se habían dispuesto medidas similares en Peugeot -1000 empleados de su centro industrial en el Palomar no trabajan durante marzo-; Honda -700 suspensiones en marzo durante tres y cuatro semanas, según su rol-, y Fiat -operó una sola jornada durante la semana pasada-.

En febrero, la producción de vehículos cayó 16,4% interanual y las ventas a concesionarios se derrumbaron 59%, según informó Adefa (Asociación de Fabricantes de Automotores). El sector no vislumbra un cambio de tendencia en el corto plazo. "Lo que vemos está ocurriendo desde octubre y se mantendrá hasta fines de marzo o abril, mientras la producción se ajusta a la caída de la demanda. Para retomar la producción, y a un ritmo más bajo que antes, primero [las empresas] tienen que desagotar su stock", explica Bour.

El nuevo ritmo proyecta una caída de 25% en el mercado, para pasar de las 800.000 unidades de 2018 a un mercado que rondará los 600.000 0km vendidos anualmente, con especial foco en el segmento de las pickups, dinamizado por la mejora en la actividad rural. "El escenario será inverso al de 2018. Tendremos un primer semestre flojo y una recuperación en la segunda mitad del año. Esperamos una cosecha récord que dinamizará el sector agroindustrial y eso va a traccionar. El mercado estará bastante atado a esa recuperación", plantean en una automotriz local.

Alimentos y bebidas

Este sector no escapó a la caída del consumo y la producción que afectó a la economía argentina durante 2018 y los primeros meses de 2019, aunque su desempeño -cayó 2,2% el año pasado, según datos de la Copal (Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios)- fue mejor al de toda la industria en promedio. Esto se explica porque el rubro incluye productos de primera necesidad, menos vinculados a los vaivenes del consumo o al costo del financiamiento, que afecta en mayor medida a los bienes durables.

Además de la pérdida del poder adquisitivo que afectó el consumo, el impacto de la sequía y de la menor producción agrícola frenaron la actividad. El año pasado hubo una caída de 8,8% en la producción de aceites vegetales, de 3,9% en harina de trigo y de 2,3% en panificados y pastas.

Más allá de la heterogeneidad que hay en el sector (algunas categorías y las economías regionales en particular tienen mayor foco en la exportación, como es el caso de vinos, limones, peras, manzanas, etcétera), la evolución del mercado interno tiene la llave para el crecimiento en la mayoría de los segmentos. En enero, entretanto, siguió la caída, que fue de 2,1% según el Indec. "Algunos sectores piensan que tocaron fondo, pero todavía hay cautela. El comportamiento no va a ser lineal y a las expectativas de rebote las vamos a ver más hacia el tercer trimestre del año", dice Daniel Funes de Rioja, titular de Copal y vicepresidente de la UIA.

Producción textil

La lista de empresas en crisis ilustra la realidad que atraviesa el negocio de la indumentaria en la Argentina. Topper, VF Corporation (Wrangler, Lee), Chocolate, Legacy y Wanama son algunas de las marcas que en los últimos meses anunciaron medidas que son reflejo de la caída de la demanda. Según estimaciones de la consultora Surreal, especializada en el rubro indumentaria, en 2018 las ventas cayeron 30% y la actividad en las fábricas se derrumbó. La producción se redujo 10,7% en 2018 y la situación se profundizó hacia fin de año. En diciembre, el desplome llegó a 36%, con las plantas operando a un tercio de su capacidad instalada.

Junto a la caída del consumo y al encarecimiento del crédito, la devaluación perjudicó al sector: si el tipo de cambio atrasado estimulaba la compra de prendas en el exterior, el salto del dólar golpeó a las empresas que habían comenzado a importar. "El mercado interno representa el 90% y su evolución va a depender de la renegociación de salarios. Eso puede ayudar a reactivar el consumo, pero no tenemos grandes expectativas", sostiene Eduardo Detoma, gerente de la Federación de Industrias Textiles Argentinas (FITA).

Metales y electrónicos

"El trimestre de diciembre de 2018 a febrero de 2019 fue de los más flacos para la demanda de acero", sostiene Martín Berardi, presidente ejecutivo de Ternium Argentina (Grupo Techint), principal productor de ese metal y sus derivados en el país. Su diagnóstico da cuenta de una merma en la actividad en el rubro de bienes durables; la demanda se desplomó por la inflación y los altos intereses.

Según el Indec, la caída en la industria de metales, maquinaria y equipos, se agudizó en los últimos meses, con bajas interanuales de 22% en diciembre y enero. El declive es aún más profundo en el rubro maquinarias: el derrumbe de 43% interanual en enero da cuenta del freno en la inversión y eso no augura una pronta recuperación de la actividad.

Si bien en enero la producción de maquinaria agrícola cayó 90% interanual, según el Indec, se prevé que la mejora en la cosecha impulse en parte la demanda de este rubro.

Diferente es el caso de la fabricación de electrodomésticos y otros bienes durables, cuya caída de 56% en el primer mes de este año no proyecta un cambio de tendencia en los próximos meses. "El costo del financiamiento todavía es muy alto para que haya algún tipo de dinamización del consumo", afirma Federico Hellemeyer, director ejecutivo de Afarte, entidad que nuclea a los fabricantes de equipos en Tierra del Fuego. Según sus proyecciones, caerá la producción de televisores (33%), acondicionadores de aire (28%) y teléfonos celulares (8,5%).

Insumos para construir

Sin el dinamizador de la obra pública, cuyas partidas en el Presupuesto 2019 sufrieron recortes de 30%, con la iniciativa de los proyectos PPP (Participación Público-Privada) aplazada hasta nuevo aviso y con las iniciativas privadas en baja por el desplome del crédito hipotecario, la actividad en este segmento no encuentra motivos para el repunte y anhela una recuperación de las obras asociadas con la baja en el costo de construir. "Se produjo un efecto riqueza porque la devaluación fue más rápida que el aumento de los costos, y muchos de quienes impulsan estos proyectos tienen dólares ahorrados. Los activos se revalúan y se amplía la capacidad para construir", explica Bour.

Pese a la caída interanual de 15,7% en enero (dato del Indec), el sector ve con esperanza el crecimiento de 4% frente a diciembre, algo que marcaría un cambio de tendencia. "Los números son atractivos y de a poco empiezan a aparecer ideas de nuevos proyectos, pero es un proceso todavía muy lento", plantea Spotorno.

Casi la mitad de las empresas que realizan obras privadas (47%) prevé un escenario sin recuperación al menos hasta abril, según el relevamiento del Indec. En consecuencia, la demanda seguiría en declive en el corto plazo para los productores de insumos. En enero cayeron las ventas de pisos y cerámicos (28%), ladrillos huecos (27%), mosaicos (24%), asfalto (22,8%), cemento (16%), pinturas (15,7%) y de hierro redondo (15%).

Petróleo y energía

Entre estímulos fiscales a la inversión, baja de costos, señales de precios y saldos favorables para la exportación, la explotación de los hidrocarburos estuvo entre las actividades que mejor sobrellevaron la crisis de 2018. La refinación de petróleo y sus derivados registró, según el Indec, una de las menores caídas en enero (4,9%) y, en conjunto, fue el sector que trabajó con mayor intensidad en el primer mes del año, con un 77% de uso de su capacidad instalada, frente al 56% que exhibió la industria en su conjunto.

"Con el sector financiero, el de petróleo y gas será casi el único que movilizará inversiones este año", destaca Spotorno. Con el foco en Vaca Muerta, la actividad en este rubro seguirá dando buenas noticias de demanda para proveedores de insumos que están vinculados con la industria siderúrgica y la metalmecánica.

Los números, sector por sector

Cómo les fue a diferentes ramas de la actividad fabril

16,4%

Baja interanual de la producción de autos

  • Por la caída del mercado interno, también se desplomó en febrero 59% la venta de vehículos a concesionarios

2,2%

Menor actividad en alimentos y bebidas

  • Fue la caída más leve de la industria en el año 2018; afectaron la retracción del consumo interno y la sequía

32,3%

Uso de la capacidad en las fábricas del rubro textil

  • El indicador es de enero; el segmento fue el segundo con menor actividad, detrás de la industria automotriz

43%

Caída de la producción de maquinaria en enero

  • El derrumbe interanual afecta la demanda de productos de la siderurgia y refleja la menor inversión

27%

Reducción de la venta de ladrillos huecos en enero

  • Con la obra pública bajo el signo del ajuste, la apuesta en la construcción es que se reactiven obras privadas

77%

Capacidad de producción en uso en el rubro petróleo

  • La explotación de hidrocarburos fue el sector que más trabajó en enero de este año

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