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Clarín
10/03/19

Roberto Agosta: “Los autos robots ya son una realidad, y son más seguros que los conducidos por humanos”

El profesor de la Escuela de Gobierno UTDT fue entrevistado por Clarín sobre el impacto de vehículos autónomos en ciudades de América Latina. "El final de la película es un mundo de vehículos robots, eléctricos y conectados entre sí. Argentina, y en general América latina, se tienen que preparar para la transición, que no va a ser corta", advierte.

Por Juan Elman

“El mundo de los autos que se conducen solos no pertenece a la ficción ni al futuro lejano: están más cerca de lo que parece”. La frase es de Roberto Agosta, ingeniero, presidente de AC&A y profesor en distintas universidades argentinas, al regreso de un evento del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), con el que trabaja en conjunto en un proyecto sobre el impacto de vehículos autónomos en ciudades de América latina. Agosta pronostica una transición larga y sinuosa, donde los autos robots compartirán la calle con los autos humanos, pero que está a punto de comenzar.


¿Es el sector del transporte uno de los más afectados por la automatización?

Sí. La conducción autónoma no es nueva: los trenes sin conductor, por ejemplo, tienen cincuenta años. Pero hoy vemos a estos dispositivos básicos de conducción autónoma asociados a sistemas de percepción y procesamiento del entorno que van a permitir -y ya lo están haciendo- vehículos completamente autónomos: el auto robot. Esta percepción del entorno es lo que distingue a estos nuevos vehículos -ya sean automóviles de pasajeros, camiones o colectivos- de los trenes autónomos, y permite a su vez asimilar los riesgos para tomar decisiones de un modo mejor de lo que lo harían los humanos.

¿En qué estado se encuentra la transición hacia el mundo de los autos robots?

Los automóviles autónomos ya existen. Están funcionando operativos en varias ciudades de Estados Unidos, China, Japón promete que para las Juegos Olímpicos de 2020 van a haber taxis autónomos. Existir ya existen, pero todavía no se los ve en las calles. Son conjeturas, porque nadie puede conocer exactamente qué va a pasar, pero en algunos países desarrollados se los va a ver en la calle en los próximos cinco años. Probablemente en algunos ambientes controlados primero y después en el resto del espacio público. Se trata de un proceso progresivo en el cual van a empezar a coexistir con los otros autos. Lo que se presume es que la transición va a tomar una generación. No es que en cinco años todos los autos van a ser autónomos.

¿Y para América Latina?

Probablemente tarde más, lo cual puede ser una ventaja, porque nos va a permitir aprender de lo que pasa en el norte y en China. La autonomía viene en conjunto con el auto eléctrico, son dos procesos paralelos. Estados Unidos y China van a ser líderes en autos autónomos; Europa y China en autos eléctricos. El final de la película es un mundo de vehículos robots, eléctricos y conectados entre sí. Argentina, y en general América latina, se tienen que preparar para la transición, que no va a ser corta.

¿Cuáles son los desafíos que involucra dicha transición?

Un aspecto es el institucional o normativo: para que aparezca un vehículo autónomo en la calle vas a tener que autorizarlo en forma de legislación. Después tenés la vinculación con el desarrollo urbano, problemáticas como la congestión. Algo concreto para pensar es la reutilización de los espacios de estacionamiento, ya que estos no van a ser necesarios: el auto autónomo puede dejarte en un lugar y después pasar a buscar a otro pasajero. Se presume que no va a ser la regla tener propiedad individual del auto. Acá aparece otro aspecto central: el uso compartido. La movilidad como servicio y no como bien.

¿Que pasará con el tiempo de viaje?

En principio el tiempo de viaje debería disminuir, ya que disminuye la congestión y aumenta la capacidad vial. Pero aunque el tiempo de viaje no disminuya, lo importante acá es que el tiempo va a tener otro valor, porque no va a ser el tiempo de manejo sino que va a ser un tiempo útil.

¿Cómo será en el transporte público?

Esta es otra cuestión importante. El impacto mayor de la automatización se va a dar en los modos de transporte que usan más mano de obra, como el taxi. El costo del viaje en colectivo va a bajar algo, pero el costo del viaje en taxi va a bajar dramáticamente, porque una parte muy importante del costo de ese viaje es el “costo” del conductor. Entonces el vehículo particular va a estar más cerca del vehículo colectivo, al menos que aumentes de forma drástica los subsidios.

¿Qué sucede con los riesgos? ¿Son seguros los autos autónomos?

Hoy un auto autónomo es más seguro que un auto humano y va a seguir siéndolo exponencialmente. Como los autos autónomos van a ser conectados, esto significa que van a recoger experiencias propias y de otros vehículos a una tasa infinitamente más alta que cualquier conductor humano. Eso es parte de la inteligencia artificial: la capacidad de estos autos robots de reproducir decisiones y aprender de las experiencias propias y de otros autos conectados. Por por la seguridad yo no me preocuparía.

¿Y de qué hay que preocuparse?

El impacto urbano y los cambios en la movilidad deberían preocuparnos más. También el impacto en el empleo: como sucede en todas las industrias, hay empleos que van a desaparecer. Esto va a tener consecuencias en el corto plazo; en el mediano y largo plazo se va a resolver.

¿Cómo se prepara la Argentina?

No diría que no se está preparando lo suficiente. Pero tenemos que empezar a pensar en la transición, que es el principal desafío. Hay un aspecto que es el vehiculo en sí, otro que es el impacto que mencioné antes pero un tercer aspecto, que tal vez no tiene suficiente atención, es el del impacto en la industria: ¿Cómo podría insertarse Argentina en un mundo de vehículos cada vez más autónomos? Hay varios dispositivos y grados de autonomía. Argentina podría insertarse en alguno de esos pasos, encontrar un nicho.

Señas particulares

​Roberto Agosta es Ingeniero Civil de la Universidad Católica Argentina (UCA) y Master of Engineering de la Universidad de California. Es profesor de la UBA, la UCA y la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT). Es miembro de varios comités del Transportation Research Board de la Academia de Ciencias de los EE.UU., y del Instituto del Transporte de la Academia Nacional de Ingeniería de Argentina. Dirige el Proyecto de Investigación sobre el Futuro de la Movilidad que se realiza en la UTDT, AC&A y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). El proyecto de vehículos autónomos y movilidad urbana lo llevan adelante el CEPEDiTella con el BID.

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