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La Nacion.com
26/10/18

¿Qué hago si no me gusta la maestra de mi hijo?

"Las familias tienen que poder sentir confianza y respeto por los maestros de sus hijos. Por eso es importante remover cualquier obstáculo en el vínculo entre padres y maestros. Una buena relación entre maestros y familias fortalece el aprendizaje de los estudiantes", manifestó Claudia Romero, directora del Área de Educación de la Escuela de Gobierno de la UTDT.

Por Daniel Santa Cruz
"Tuve problemas porque la maestra de mi hija, en sala de dos años de un jardín privado de Castelar, no hablaba con los padres. Era callada, no respondía lo que preguntábamos. Al principio parecía introvertida, pero luego me dio la impresión que le fastidiaban mis preguntas", cuenta Carolina Rey, y agrega: "Me pareció mal que, justo en sala de dos años, que es la primera escolarización de nuestros hijos, designaran a una maestra con ese modo, así que protesté. Como no recibí respuesta, la cambié de escuela".

"La maestra de mi hija de quinto grado se la pasaba toda la clase mirando el celular. Los chicos se mofaron de ella y la bautizaron 'telefonito'. Nos pareció mal y organicé un grupo de Whatsapp con otros padres. Coincidimos con un reclamo ante la directora, que enseguida le llamó la atención y dejó esa costumbre. Es una chica joven, quizás por eso actuaba así", cuenta Marcela Yarina, mamá de alumna de una escuela pública de Lomas de Zamora.

"La maestra de mi hijo no me gusta" es una de las quejas que suele escucharse en boca de muchos padres. Es probable que en algún momento del trayecto educativo de su hijo no se sientan a gusto con el docente asignado. Los padres saben que ellos jugarán un papel importante a lo largo de su vida, tanto en su desarrollo intelectual como emocional, y que si cuentan con el apoyo de un buen docente en la escuela, se sentirán más tranquilos.

En los últimos días aparecieron muchos rechazos a una docente al viralizarse un vídeo donde hacía cantar a sus alumnos la marcha peronista. Este tipo de comportamientos son rechazados por muchos padres y por las autoridades.

Las razones que esgrimen los padres a la hora de quejarse de los docentes suelen reiterarse. "No enseña bien"; "no presta atención a mi hijo"; "no dialoga"; "falta mucho a clase". Varias de estas quejas suelen escucharse más en escuelas privadas que en las públicas.

"Me quejé con la maestra porque no dejaba participar a mi hijo de la clase. Lo marginaba siempre y quise saber si era un problema particular con él. Como lo negaba y mi hijo se sentía incómodo, lo hablé con la directora, que organizó una charla con la docente y los padres disconformes. La situación tardó en mejorar, pero hay que hablar estos temas y no dejarlos pasar", señala Mariana Entrena, de acuerdo a su experiencia en una escuela privada de Colegiales.

"La maestra de mi hijo no enseñaba bien. Los ejercicios estaban mal explicados y hasta evaluaba mal", se queja Noelia, mamá de un alumno de nueve años de una primaria privada de Tandil. "Soy profesional y en casa podía corregir esos errores. No quise exponer a mi hijo ni que perdiera el respeto por la maestra, así que lo hablé con ella, pero no pudo refutarme nada porque no estaba preparada, no sabía. Lo que no pude tolerar fue el desinterés que tenía por su propia clase", remarca.

¿Cómo actuar cuando aparece el problema?

"Una cosa es cuando el problema se origina por motivos de violencia o maltrato, donde se trabaja con un pre-sumario al docente denunciado. Estos casos son poco frecuentes. Pero sí se da muy seguido que los padres no acuerdan con el modo de enseñanza del docente, o su forma de manejar la clase o el trato específico a su hijo", dice a LA NACION Sergio Siciliano, subsecretario de educación bonaerense.

Siciliano explica cuáles deberían ser los pasos a seguir en estos casos. "Se abren distintas instancias de diálogo. Con el docente, que es lo primero que recomendamos, y luego con el equipo de conducción de la escuela, que debe intervenir siempre y buscar estrategias didácticas, charlar con el docente y corregir su falencia con las inspecciones escolares. A esta última instancia se llega cuando el problema es grupal. Es decir, cuando son varios los padres que elevan quejas con el docente de grado".

El funcionario asegura que "este conflicto sucede y afecta a muchos padres, básicamente, porque hoy existen muchos problemas vinculares entre la familia y el docente. Es un signo de época".

Consejos a los padres

"En principio confiar, darle a los docentes el beneficio de la duda, ya que ellos son los profesionales a los cuales delegamos la educación de nuestros hijos durante muchas horas y días al año. Sin confianza no hay escuela", opina 
Mariano Narodowski, profesor de educación de la Universidad Torcuato Di Tella.

Para 
Claudia Romero, directora del Área de educación de la Universidad Torcuato Di Tella, "las familias tienen que poder sentir confianza y respeto por los maestros de sus hijos. Por eso es importante remover cualquier obstáculo en el vínculo entre padres y maestros. Una buena relación entre maestros y familias fortalece el aprendizaje de los estudiantes".

"Si falla la confianza, lo ideal sería intentar restablecerla mediante el diálogo honesto y sincero basado en el intercambio con los profesionales de la educación. Si esto fracasa y la confianza está rota, a veces es preferible un cambio de escuela antes de perjudicar al hijo cuestionando a los profesionales que lo educan", sugiere Narodowski.

"Muchas veces las familias dicen que no importa tanto la escuela sino el maestro que le toca. Pero una buena escuela es aquella donde todos los docentes desarrollan su trabajo dentro de marcos y compromisos comunes con una calidad similar. Los padres deben exigir esto a la escuela", recomienda Romero.

Finalmente, Narodowski aconseja: "Bajemos la soberbia de los grupos de Whatsapp de papis y mamis y afrontemos la educación de nuestros hijos con seriedad y respeto a las personas que se formaron en la docencia"