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La Nación
19/10/18

Más de 400.000 chicos participaron de las pruebas Aprender en todo el país

Según Claudia Romero, directora del Área de Educación de la Universidad Torcuato Di Tella, evaluar la calidad del sistema educativo es necesario para poder mejorarlo. “Hace más de 20 años que la Argentina realiza evaluaciones de los resultados de aprendizaje de los alumnos como un modo de medir la calidad del sistema y lo hizo con discontinuidades, resultados que se comunicaban tarde y debilidades técnicas de las pruebas", advirtió.

Por Soledad Vallejos
Están sentados en el patio del colegio, y la directora les recuerda que tienen una evaluación especial. Son alumnos de sexto grado de la Nueva Escuela Argentina (NEA) 2000, en Belgrano, que ayer participaron de la tercera edición de las pruebas Aprender, en las que intervinieron 428.835 estudiantes de 14.291 escuelas privadas y públicas de todo el país, con las excepciones de las provincias de Buenos Aires y de Entre Ríos, como consecuencia de los paros docente. En la primera, la evaluación se tomará el lunes próximo. En tanto, en la segunda, el operativo se hará hoy.

Los chicos rindieron examen
Los chicos de las tres divisiones que hay en la NEA 2000 escuchan con atención a la directora. Son casi 90 alumnos y, al levantarse para ir a sus respectivas aulas, uno de ellos gesticula con movimientos rápidos la señal de la cruz, como lo suelen hacer los jugadores de fútbol antes de entrar a la cancha. Las habilidades deportivas no están en juego esta mañana: habrá que demostrar cuáles son los conocimientos en Lengua y Matemática, las dos áreas que son evaluadas este año para conocer cuál es el nivel de aprendizaje de los alumnos argentinos.

Al igual que en la última edición, las actividades no fueron suspendidas. Los estudiantes asistieron a clase en sus horarios habituales, y las escuelas funcionaron con la dinámica de todos los días. “Los chicos ya saben de qué se trata, conversaron del tema con los docentes y también se les informó a los padres, para que todos estuvieran al tanto de cuál es el objetivo de esta prueba y la importancia que tiene para mejorar las prácticas educativas a futuro”, cuenta Alejandra Salonia, directora de primaria de la NEA 2000.

En todos los colegios, la modalidad es la misma. El director de cada instituto tiene la función de veedor, y los responsables de tomar las evaluaciones tienen el rol de aplicado- res, que son asignados por el Ministerio de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología de la Nación y que, en todos los casos, es un docente que no pertenece a esa escuela. Luego de abrir las cajas termo selladas, en las que están los distintos cuadernillos, cada aplicador los reparte y cuenta en detalle cómo es la modalidad.

Una vez finalizada la exposición, la advertencia es tajante: “No se puede preguntar nada, y si tienen alguna duda vuelven a leer la consigna”, dice la aplicadora Mariela Vázquez. Sin embargo, Manuel, que está sentado en la cuarta fila, levanta la mano para decir: “Una preguntita: ¿el lápiz y la goma que nos dieron para hacer la prueba nos los podemos quedar o hay que devolverlos?”. La atención se dispersa y algunos se ríen, pero en cuestión de segundos todos están inmersos en sus cuadernillos. Reina el silencio y la concentración.

En la Escuela N°9 del Distrito 1, la postal es muy parecida. De los 25 estudiantes de sexto grado que conforman el curso, faltaron cuatro, y dos, con previo aviso. Mientras la directora de la escuela, Inés Rodríguez Bazzi, completa el cuadernillo asignado al equipo directivo y docente, los alumnos trabajan en la prueba de Lengua, que, entre otras cuestiones, evalúa la comprensión de textos a partir de tres capacidades cognitivas: extraer información literal, interpretarla a partir de inferencias y reflexionar sobre la historia desde conocimientos previos.

Resultados 

En eso estaban los alumnos de la Escuela N°9 en el primer bloque de la mañana. Mientras pensaban la posible respuesta de uno de los ejercicios, que pedía marcar cuál era el significado correcto de una palabra que aparecía en un párrafo del texto, una estudiante levantó la mano. “Una pregunta. ¿Puedo usar el diccionario?”. La aplicadora María de los Ángeles Mauri le pidió que lea con atención y se tome su tiempo para responder.

El docente de grado es Darío Saboredo, y cuenta que los chicos “vienen trabajando desde mayo con distintas evaluaciones, y la verdad es que están entrenados a una situación de examen”. Juntos, agrega, conversaron sobre el objetivo de las pruebas Aprender, y una de las cuestiones que más les preocupaba, como en todos los colegios, era si el resultado tenía injerencia en sus boletines. Algo que no sucederá porque ese no es el objetivo de las evaluaciones. “No hicimos ninguna simulación, pero trabajamos todos los temas”, asume.

La última edición de Aprender no arrojó buenos resultados. De acuerdo con la difusión de los datos, se registraron graves deficiencias de aprendizaje, como que casi el 70% de los alumnos de sexto grado tenía un nivel básico o inferior en el área de Matemática. Y casi un 40% no alcanzaba satisfactoriamente los objetivos para la comprensión de textos.

Según Claudia Romero, directora del Área de Educación de la Universidad Torcuato Di Tella, evaluar la calidad del sistema educativo es necesario para poder mejorarlo. “Hace más de 20 años que la Argentina realiza evaluaciones de los resultados de aprendizaje de los alumnos como un modo de medir la calidad del sistema y lo hizo con discontinuidades, resultados que se comunicaban tarde y debilidades técnicas de las pruebas -advierte-. El gobierno de [Mauricio] Macri, en su acertada política de reconstruir los sistemas de información pública, relanzó las evaluaciones bajo el nombre de Aprender y puso énfasis en hacerlas todos los años y censales, para todos los alumnos de 6o grado y todos los que terminan la secundaria, con el compromiso de reportar los resultados con celeridad. Y hasta envió un proyecto al Congreso para conformar un Instituto de Evaluación que funcione con mayor calidad técnica e independencia política. Pero ahora, se interrumpe la frecuencia anual, la provincia de Buenos Aires (con el 40% de la matrícula de alumnos) no tomó las pruebas debido al paro docente y el proyecto de ley del Instituto de Evaluación cayó en el olvido. No son buenas noticias”.

Este año, los resultados serán devueltos a las escuelas y a toda la comunidad a partir de marzo próximo. La información, aportan desde el Ministerio de Educación, será presentada de una manera “amigable y transparente”, en cumplimiento con las normas que regulan el secreto estadístico.

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