Roger Waters proyectó en las pantallas del escenario de su show en San Pablo la frase “Resistan al
neofascismo” acompañada de una lista de líderes del mundo que decía “En Estados Unidos, Donald Trump. En Hungría, Orbán. En Francia, Le Pen. En Austria, Kurz. En Reino Unido, Farage. En Polonia, Kaczinsky. En Rusia, ¿Putin?. En Brasil, Bolsonaro”.

Juan Negri -profesor de ciencias políticas de la Universidad Torcuato Di Tella- lo define como un movimiento actual muy nacionalista, xenófobo, racista y muy poco liberal.

Usualmente el “neofascismo” se utiliza mucho de manera muy general para identificar cualquier movimiento de derecha liberal con rasgos autoritarios.

Según Gabriel Puricelli - sociólogo y Coordinador del Programa de Política Internacional del Laboratorio de Políticas Públicas- Waters le está dando un nombre genérico a un conjunto de líderes que tienen dosis variables de rasgos autoritarios, actitudes discriminatorias y conductas antidemocráticas. Waters, usa "neofascista" más como descalificación que como descripción del fenómeno.

¿Qué tienen en común los ejemplos de Waters?

Nacionalismo y xenofobia. Algunos de los casos tienen credenciales democráticas, como es el caso de Putin (quizás por eso Waters lo escribe en forma de interrogación), otros son gobiernos de derecha pero democráticos (Kurz en Austria) y otros son democráticos pero con rasgos autoritarios (Trump en EEUU).

“Putin, Kaczinsky y Orban han limitado la expresión de la disidencia política en distintos grados. Kurz, Le Pen y Farage no han postulado esas restricciones. Trump usa el estado para descalificar a quienes se le oponen, pero no ha coartado las libertades.  Pero no creo que este conjunto configure un movimiento neofascista, ni pueda (o quiera) instalar un régimen fascista”, afirma Puricelli.

¿En qué se diferencia el neofascismo del fascismo?

Atilio Borón -politólogo, sociólogo e investigador del CONICET- define al fascismo en su libro El fascismo como categoría histórica como una categoría histórica situada exclusivamente en el contexto de la caída del imperialismo clásico, después de la Primera Guerra Mundial.

Negri sostiene que el fascismo estaba mucho más estructurado en torno a representaciones por parte de empresarios o trabajadores con un Estado no democrático como eje, enfatizando la resolución del conflicto social de manera no democrática.

Puricelli afirma que el fascismo fue un movimiento político primero y un régimen después con características históricas probablemente irrepetibles.

¿Bolsonaro es neofascista?

"Bolsonaro es una incógnita, tiene un discurso en contra de las minorías pero, por ejemplo, en cuestiones económicas propone programas más orientados a una derecha liberal antes que fascistas, en donde el Estado tenía un rol central", dice Negri.

Para Puricelli, Bolsonaro es el más extremo: trata a sus adversarios como enemigos, propone la violencia fuera del marco legal para frenar la inseguridad y además de patriarcalista (como en todos los casos previos) es misógino y homofóbico.