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Clarin.com
2/10/18

Moreno y la educación fallida

Claudia Romero, directora del Área de Educación de la Escuela de Gobierno de la UTDT, se manifestó acerca de la situación crítica que atraviesa la educación en el país. "Las escuelas cerradas desde hace dos meses reproducen la pobreza", advirtió.

Por Claudia Romero

Moreno, en el oeste del conurbano profundo, encabeza las necesidades básicas insatisfechas de la provincia de Buenos Aires. Calles de tierra, que vuelven todo de barro cuando llueve, inseguridad, ollas populares y pozos ciegos configuran el escenario que afecta particularmente a niños y jóvenes. Con casi 500.000 habitantes y 100 asentamientos, es el partido en el que más aumentó la matrícula en el nivel primario, pero en Moreno las escuelas están cerradas hace dos meses y así la pobreza va a seguir reproduciéndose. Porque sin educación no hay salida y menos de la pobreza.


Moreno es sin metáforas. Una escuela estalló por una pérdida de gas en agosto último y con ella estallaron virtualmente todas. No hay clases en Moreno porque todas las escuelas pueden estallar. Los chicos más pobres siguen perdiendo, ahora también la rutina escolar, y deambulan por comedores comunitarios. No usan más guardapolvos, no aprenden a leer, ni a escribir, ni a sumar. No hay escuelas para ellos y así los más vulnerables reciben los golpes más fuertes. Detrás está la corrupción de tantos años, la desidia, la ausencia de políticas públicas, la ineficiencia de la gestión que se conjugan hoy con un enrarecido clima político y siniestras amenazas a maestros.

Hace unos años en Chile, en febrero de 2010, un impresionante terremoto dañó la mitad de las escuelas del país dos días antes de que comenzara el ciclo lectivo. La presidenta Bachelet consternada por la tragedia habló de inmediato a la ciudadanía y su principal preocupación era no perder ni un solo día de clases. Se reorganizaron escuelas allí donde quedaba algún edificio en pie, se diseñaron aulas móviles y muchas otras estrategias para sostener la continuidad pedagógica mientras se reconstruían los edificios escolares. Había que proteger a toda costa el derecho a aprender. Chile dio un ejemplo al mundo, pero lamentablemente no llegó a Moreno.

Las investigaciones muestran que la cantidad de días de clase es una variable que afecta positivamente los aprendizajes y que los alumnos de los sectores más vulnerables se benefician más de las jornadas escolares extendidas. Moreno debería ser, pues, uno de los lugares con mayor cantidad de tiempo dedicado a la educación escolar. Pero no, en Moreno cerramos las escuelas.

Moreno es hoy el tristísimo ejemplo de la educación fallida. Allí estallan no sólo los edificios escolares sino el mismísimo derecho a la educación, que no es otra cosa que el derecho al futuro y a la libertad.

Claudia Romero es Directora del área de Educación de la Universidad Di Tella