En los medios

El Cronista
18/09/18

Emprendedor se hace: cómo alcanzar al futuro

En el marco de la tendencia a impulsar nuevos emprendedores, la Universidad Torcuato Di Tella ofrece "Innovación en los negocios", un programa part-time con ejemplos de organizaciones innovadoras, herramientas y modelos mentales para llevar adelante el trabajo y análisis de tecnologías exponenciales.

Por Aldana Vales
La innovación tecnológica y las universidades nunca han tenido una relación fácil. Algunos fundadores de las empresas más importantes del mundo no terminaron una carrera y muchos reniegan de lo que se puede aprender en las aulas. Las casas de estudios, por otro lado, encuentran que modificar las currículas y seguir las tendencias es un proceso difícil y regulado. Sin embargo, esta brecha puede achicarse: el mundo académico parece haber notado la necesidad que ahora tienen sus estudiantes de estar preparados para adaptarse a los cambios.
Imagen relacionada

En la Argentina, ya hay varias universidades e institutos optan por el desarrollo de iniciativas que capaciten a estudiantes en emprendedorismo y pensamiento innovador.Los hay en todo el país y las ideas son en algunos casos muy similares: incubadoras para apoyar los proyectos, capacitación transversal a diversas disciplinas o cooperación con otras casas de estudios y otros países. Para conocer las formas en las que el mundo académico se enfoca en el desarrollo del futuro, El Cronista consultó a tres responsables de distintos programas.

Para tener presencia el distrito tecnológico, el Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA) inauguró en 2016 una sede en el barrio porteño de Parque Patricios. Una decisión estratégica que, según el decano de la Escuela de Ingeniería y Gestión, Andrés Agres, les permite estar más cerca de la innovación. “El edificio en sí es completamente innovador, tiene un laboratorio de altísimo nivel y nos permite acercarnos a las empresas del distrito”, asegura él. También les permite trabajar en conjunto con el Gobierno de la Ciudad, que tiene sus oficinas en la zona.

A este edificio en el que se dictan el curso de ingreso y las materias de Ingeniería Mecánica, también asisten estudiantes de Ingeniería Informática. La innovación no está solo en los laboratorios, sino en la distribución de las instalaciones: el ITBA tiene un tercio del edificio; en el resto están la Universidad del Salvador y la Universidad CAECE. Según Agres, esto también fomenta “la actividad en espacios comunes, la sinergia y la colaboración”.

La apertura de una nueva sede no es la única iniciativa que llevó adelante recientemente el ITBA en pos de la innovación. En agosto, con el apoyo del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), anunció la competencia “100K LATAM” para incentivar el desarrollo de startups. Esto es un resultado, según Agres, de la “gran relación” entre ambas casas de estudios, mediada por la intervención de quienes se han graduado en el centro porteño y luego estudiaron en el de Cambridge, considerado uno de los más innovadores del mundo.

La competencia se llevará a cabo en la Ciudad de Buenos Aires y en ella pueden participar proyectos de base tecnológica de cualquier país latinoamericano o del Caribe por hasta u$s 100.000 en premios. Tiene tres categorías: pitch, para los emprendimientos en su fase inicial; accelerate, para aquellos que están en la etapa de primeras ventas; y lanzamiento, para los que tienen un mayor grado de desarrollo.

A través de esta iniciativa, el ITBA no solo tiene el objetivo de replicar “una experiencia exitosa de los Estados Unidos”, sino también “darle una oportunidad a los emprendedores de la región”, según Agres.
La idea principal es “generar valor económico” y lograr que estos equipos no sientan que solo pueden buscar financiamiento en otras regiones.

Cooperación internacional

La cooperación internacional en materia de innovación entre distintas universidades o centros de estudios es uno de los caminos que tienen las instituciones locales para impulsar el desarrollo en sus aulas. Eso lo sabe bien Franco Francisca, subsecretario de Innovación, Transferencia y Vinculación Tecnológica de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC). Él, además de encabezar el área encargada de promover el vínculo continuo entre los grupos de investigación, el Estado y las empresas, es el encargado de coordinar en la Argentina las actividades del proyecto LISTO.

Financiado por el programa Erasmus+ de la Unión Europea, el proyecto LISTO (Latin American and European Cooperation on Innovation and Entrepreneurship) busca fortalecer las relaciones entre la academia y el sector productivo. La iniciativa fue lanzada en diciembre pasado en la Universidade Federal do Rio Grande do Sul (Porto Alegre, Brasil) y en ella participan instituciones de Suecia, España, Holanda, Brasil, Uruguay y la Argentina, todas concentradas en intercambiar, a través de reuniones de trabajo en las distintas sedes, prácticas de enseñanza en materia de emprendedorismo e innovación y en fortalecer la cultura emprendedora.

“Como universidad, lo que vemos es la posibilidad de un acercamiento y de que todo lo que se genera en conocimiento y resultado de investigación científica se transforme en un beneficio concreto para la sociedad”, afirma Francisca. En octubre de este año, representantes de cada una de las instituciones participantes se reunirán en Córdoba para una serie de jornadas enfocadas principalmente en la enseñanza del emprendedorismo. Este es uno de los puntos centrales del proyecto, porque apunta a las nuevas generaciones, para fomentar en ellas una 'vocación emprendedora', ya que en el futuro serán “responsables que toman decisiones”. “Tenemos una visión de la importancia que tiene fomentar esto, porque las profesiones que fundamos son los motores del nuevo desarrollo.
La innovación permite el desarrollo tecnológico, lo que luego genera nuevos empleos”, agrega Francisca.

Según el subsecretario de Innovación, Transferencia y Vinculación Tecnológica de la institución, el trabajo centrado en la innovación es un “compromiso con la sociedad”. Por eso, allí tienen distintas convocatorias anuales de financiamiento. Por ejemplo, con subsidios para proyectos de innovación y transferencia tecnológica. Así buscan que cuando alguien tiene algún resultado que pueda ofrecer una contribución a algún sector socioproductivo, tenga la oportunidad de desarrollarlo. También brindan becas para que estudiantes, graduados o docentes puedan desarrollar un proyecto demandado por algún municipio, una organización de la sociedad civil o una empresa. “La UNC es una universidad pública y gratuita. Entonces creemos que hay que devolverle a la sociedad al menos en este aspecto algo con soluciones”, afirma Francisca.

Para quienes quieren emprender, la UNC tiene su propia incubadora con oficinas equipadas, asesoramiento legal y técnico, capacitaciones en materia de gestión de proyectos y redes de vinculación con otras instituciones de la región. No es la única casa de estudios que optó por tener este tipo de espacios.

La Facultad de Tecnología Informática de la Universidad Abierta Interamericana (UAI) tiene un programa de emprendimientos llamado UAI Tech, creado “para dar soporte a las necesidades que tienen los emprendedores y la comunidad empresarial para desarrollar sus ideas de negocios”. Centrados en identificar planes innovadores, en este espacio brindan los instrumentos y recursos necesarios para que la comunidad académica y la empresarial puedan realizar sus proyectos.

La Universidad Austral, en su sede de Rosario, también aspira a tener su propia incubadora. En ese camino, este año primero le dio forma al Laboratorio de Innovación y Emprendimientos (LINE) para trabajar de forma transversal con las carreras que tienen allí. “Nosotros nos dimos cuenta de que teníamos que cambiar el enfoque en el que estábamos educando a los estudiantes del futuro”, asegura María José Soler, la directora de este espacio.

Lo que notaron desde la Universidad Austral fue, precisamente, la brecha entre lo que el mercado iba a demandar eventualmente y las capacidades que la institución estaba fomentando en sus estudiantes. Ahora, buscan que quienes se gradúan lo hagan con “una mentalidad mucho más emprendedora”, según Soler. Eso no significa que todos lleguen a armar un emprendimiento, pero sí que tengan el pensamiento para hacerlo, tanto en una compañía como en un proyecto propio. “Hoy las corporaciones buscan eso, gente que pueda desafiar y generar innovación”, considera ella.

Soler conoce el mundo emprendedor: viene de ser directora de Operaciones de Endeavor en Rosario y está convencida de la importancia “que tienen los emprendedores como fuente de riqueza en una sociedad” y resalta la generación de empleo de las startups. Por eso plantea la necesidad de dotar a estudiantes de una “caja de herramientas para aplicar a todos los proyectos” que decidan desarrollar.

A través de “entrepreneurship” como materia, Soler y su equipo brindan a las carreras contenidos teóricos sobre cómo describir una oportunidad, definir una startup o conseguir capitales. Pero sobre todo hacen hincapié en otras cuestiones prácticas, como la capacidad de trabajar en equipo y tener flexibilidad. Para eso, organizan dinámicas que permiten a los estudiantes experimentar la vida de un emprendedor desde buscar financiamiento hasta poner las ideas en marcha. “El mayor recurso que tienen son ellos mismos”, resalta.

Además, desde la universidad llevaron a cabo “ideatones” con otras universidades, para desarrollar proyectos que surjan de “miradas interdisciplinarias” entre quienes siguen las carreras empresariales de la Universidad Austral en Rosario y estudiantes de ciencias como biotecnología o agronomía de la Universidad Nacional de la misma ciudad. También llevan adelante talleres enfocados en la adopción de nuevas tecnologías para los negocios, como blockchain o cuestiones de robótica.

Pero lo más importante del trabajo del LINE tal vez sea la intención de empezar el fomento de la innovación desde antes incluso que las personas lleguen a la universidad. Por eso también llevan adelante una serie de iniciativas con alumnos de colegios secundarios de Rosario que participaron en talleres en la universidad. “Creemos que el mindset emprendedor se forma desde chicos. Cuanto antes lo aprendan, mejores emprendedores vamos a tener en el futuro”, concluye Soler.

Algunos posgrados para tener en cuenta

Cuáles son las maestrías, especializaciones o programas ejecutivos que tienen las universidades y centros de estudios para preparar a sus estudiantes para ser capaces de cambiar e innovar.

Política pública. Impulsado por el ex Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, en 2008 se creó el programa de Formación de Gerentes y Vinculadores Tecnológicos, con el que se buscó promover la creación de perfiles que pudieran crear nexos entre el sector académico y el productivo y tradujeran las soluciones pensadas en la universidad. Esta iniciativa está coordinada por la Untref y en ella participan otras instituciones educativas nacionales.

Neurociencias. El 
ITBA tiene un programa ejecutivo de Innovación y creatividad con fundamentos de neurociencias. Dura un mes y busca dar “una perspectiva diferente y desafiante sobre la creatividad”, a través del entendimiento de procesos cerebrales con componentes emocionales, motivacionales y cognitivos. Es un trabajo en equipo que mezcla, a través de una participación lúdica, experiencias, modelos de negocio y procesos empresariales.

Negocios.
La 
Universidad Torcuato Di Tella ofrece un programa abierto part-time titulado “Innovación en los negocios”, con ejemplos de organizaciones innovadoras, herramientas y modelos mentales para llevar adelante este trabajo y análisis de tecnologías exponenciales, entre otros temas. Dirigida a cualquiera interesado en la temática y especialmente a quienes quieren aportar una nueva mirada en la gestión de Pyme, startups o emprendimientos varios, la Universidad Siglo 21 también tiene una Diplomatura en Creatividad e Innovación en la sede de Córdoba.

Legales
. Para estar al día en materia de propiedad intelectual vinculada con el conocimiento y la innovación, el Departamento de Derecho de la 
Universidad de San Andrés tiene la Maestría en Propiedad Intelectual e Innovación.
Su plan de estudios atraviesa temas como patentes, derechos de autor y políticas y gobernanza de internet. El programa tiene una duración de nueve meses y, desde este año, tiene una modalidad full-time.

Mirá la nota en la edición impresa acá: