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El País Digital
28/08/18

Sol Prieto: "La masivización del feminismo permitió que el aborto llegue al Congreso"

Sol Prieto, graduada de la Maestría en Ciencia Política de la Universidad Torcuato Di Tella, dialogó con El País Digital acerca del movimiento feminista, la legalización del aborto y el rol de la iglesia. " La masivización del movimiento de mujeres permitió que el aborto llegue al recinto", aseguró.

Por Martín Astarita

"Me parece que en este período, desde el 'Ni una menos' para acá, la masivización del movimiento de mujeres o feminista permitió que el aborto llegue al recinto", sostiene la socióloga Sol Prieto en diálogo con El País Digital.


En una extensa entrevista con este medio, Prieto reivindicó la importancia del movimiento de mujeres para que el tema llegue al recinto, los avances durante el kirchnerismo, el rol de la Iglesia en la era Francisco y opinó sobre la posibilidad de una alianza de la institución religiosa con el peronismo de cara a lo que viene.

-Con el impulso del movimiento de mujeres de los últimos años, la discusión sobre el aborto llegó al Parlamento y estuvo cerca de aprobarse: ¿Qué balance hacés?

-Me parece que es un proceso que emergió ahora, después de un proceso de fuerte consolidación democrática y de autonomía en general de la política desde 1983 en adelante respecto a la matriz común de catolización integral y militarización integral de la Argentina. En ese contexto, durante el kirchnerismo hubo muchos avances en ese sentido, de mayor autonomía de las personas sobre sus cuerpos y sus decisiones personalísimas, a saber: matrimonio igualitario, ley de identidad de género, ley de muerte digna, ley de salud sexual y reproductiva, ley de educación sexual integral, programa de salud sexual y reproductiva, eso tuvo que ver con que se habilitó los métodos anticonceptivos no reversibles y esa fue una disputa muy importante. Pero me parece que en este período, desde el “Ni una menos” para acá la masivización del movimiento de mujeres o feminista permitió que el aborto llegue al recinto.

-¿Eso permite ser optimista de cara al futuro para la legalización del aborto?

-La experiencia empírica de distintos países como España, Irlanda, Italia, distintos países católicos, muestra que cuando esta agenda llega al recinto y adquiere este nivel de visibilidad, eventualmente a veces pueden ser dos años, a veces cuatro, en España fue un intervalo de quince entra la legalización por causales y legalización por plazos, pero efectivamente lo que ocurre es que se legaliza.

-También hay países donde está legalizado hace años y parece haber un rebote para volver a penalizarlo.

-En Estados Unidos es verdad que se quiere volver hacia atrás, en Polonia de la mano del nacionalismo se quiere volver hacia atrás, algo que no pudo hacer el papa Juan Pablo II. Es verdad que existe esa reacción ante la emergencia del movimiento de mujeres porque también tengamos en cuenta que el primer opositor social con fuerza al día siguiente de que asumió Donald Trump fue justamente el movimiento de mujeres. Pero me parece también que los procesos nunca son irreversibles, no son perfectos, no hay destinos históricos, depende de que exista un actor con fuerza, con peso y visibilidad y que sea un movimiento social que tenga estas características, que no sea algo superestructural, y que lo lleve adelante.

-El rol de la Iglesia en el debate sobre el aborto: ¿Cambió la estrategia y presionó más a los senadores?

-Es mucho más fácil llegar a tres senadores que a la cantidad de diputados que hay por cada provincia. Si vos tenés por ejemplo un obispo por cada provincia eclesiástica que en muchos casos es más, ¿qué es más fácil llegar a tres senadores o a doce o más diputados? Entonces hay una característica. También hay una característica que tiene que ver con que el cuerpo Senado es un cuerpo más conservador. Si vemos cómo votaron, incluso cómo votaron en la Ciudad de Buenos Aires que el aborto tenía gran aceptación social, pero vemos que dos senadores de los tres que hay votaron en contra, eso también da cuenta de esto. A su vez, la movilización por las dos vidas, al igual que con el matrimonio igualitario y otras legislaciones de este tipo, recayó sobre las iglesias evangélicas que representan al nueve por ciento de los creyentes en la Argentina, estos tienen mucha capacidad de movilización porque viven la religión de una manera más intensa, acuden más al culto, tienen más marcas de pertenencia. Por eso cuando se habló de una contraofensiva eclesiástica que habría que matizarla dentro de estos parámetros.      

-El papel de los evangélicos: hay una idea de que vienen creciendo en cantidad y que cada vez ocupan lugares relevantes en la política en América Latina. ¿Esto es así?

-Durante todos los 90 se habló del crecimiento de los evangélicos y esta primera encuesta que analiza actitudes religiosas lo que dijo fue, con 2400 casos, son el nueve por ciento. Entonces con eso hay que tener cuidado porque a veces se toman discursos y datos de otros países latinoamericanos y quizás eso no se traduce acá. Si vemos diputados evangélicos creo que hay dos. Y me parece que está claro que como toda religión tiene una vocación pública de intervenir en el mundo de las mujeres y de los hombres y no solo de huir de este mundo y relacionarse con dios, pero no se puede comparar la experiencia de acá con la de Brasil, en donde manejan municipalidades, tienen una bancada común, entre otras cosas. Algunos vínculos existen pero no se puede hablar del nivel de organicidad que tienen en otros países latinoamericanos.

-¿Exageran los políticos las represalias que puede tomar la Iglesia en caso de votar en contra de sus preceptos?

-Efectivamente esta misma encuesta de la que hablé antes una cosa que marcaba era que apenas un dos por ciento de los que respondían sostenían que un sacerdote tiene que hablar de a quién tiene que votar la gente, o sea que la postura es que los sacerdotes no se metan en política, también se vislumbraba una posición muy antifinanciamiento, que no se metan tanto en la educación, que no se financie a un solo culto, posiciones un poquito anticlericales. A pesar de que están esas posiciones en la población en general, en los políticos y las políticas aparece un temor al poder que tiene la Iglesia que no se condice con lo que muestran esos números. Yo no puedo hablar de exageración,  lo que veo que hay dos miradas que en ese punto son diferentes. Y esto se puede corroborar porque hay una encuesta que hizo Juan Esquivel en 2011 a diputados y senadores que lo que mostraba era que la mayoría de ellos se había reunido con un sacerdote a hablar al menos una vez de educación y la pobreza. Entonces existe esa diferencia de posicionamiento entre los políticos y la población en general. Aún así esto en Diputados no se corroboró tanto, hubo casos en que diputados recibieron fetitos y cartas de obispos y sin embargo mantuvieron su posición. Entonces, eso también lo pondría entre paréntesis, al menos.

-Pareciera que Francisco más allá de condenar el aborto prioriza más la agenda social a la hora de vincularse con los partidos políticos y los movimientos acá en la Argentina.

-Creo que Francisco asume con una lectura y un diagnóstico sobre el catolicismo en Argentina y Latinoamérica que no difiere tanto de este que te comenté de la encuesta. Y me parece que a partir de ahí hay una lectura acerca de que Benedicto XVI continuó de algún modo de una de las líneas de Juan Pablo II, que tenía que ver con pensar a la Iglesia como una Iglesia más pura, más de convencidos, por eso con Benedicto XVI por ejemplo se volvieron a habilitar las misas en latín, los cantos, el órgano, no se generalizó pero se volvió a habilitar, que era algo que no estaba muy presente desde el Concilio de Vaticano II y por esos mismos motivos la posición de la Iglesia se volvió muy centrada en cuestiones de moral sexual, de moral reproductiva, de moral, fundamentalmente. Y me parece Bergoglio hace un diagnóstico acerca de que eso llevó a la Iglesia no solo a alejarse de los creyentes sino sobre todo a perder peso como interlocutor mundial. Entonces, creo que desde el principio con esto de hacer encuentros con movimientos populares, apelaciones a la juventud, apelaciones a las denuncias de Juan Pablo II, que pedía que le perdonen la deuda a los países periféricos, y todas estas críticas a un capitalismo imperialista, vuelven a emerger, y por lo tanto no está el foco del discurso papal y de las acciones puesto ahí. Por supuesto, es el papa y no va a estar a favor de que las mujeres tengan mayor autonomía sobre sus cuerpos porque conduce la única institución que nadie puede decir que no es patriarcal, porque la gracia y la salvación católica es el único bien que las mujeres no pueden dispensar en todo el planeta. Tiene estas características de origen, pero me parece que el énfasis no está puesto ahí.

-¿Puede haber una confluencia más orgánica entre el peronismo y esta Iglesia que maneja Francisco?

-Siempre estuvieron muy imbrincados, cuando yo estaba haciendo la tesis entrevisté a funcionarios de las provincias y los más viejos habían pertenecido a la acción católica y cuando leyeron la doctrina peronista dijeron que era casi lo mismo. Entonces existieron muchos dislocamientos cuando apareció el peronismo porque proponía cosas similares, la doctrina social, la tercera vía, y eso mismo fue lo que lo llevó a chocar, porque el catolicismo integral a partir de esta forma movimientista proponía ser católico en todas las esferas de tu vida y a la vez el peronismo proponía ser católico en todas las esferas de tu vida. Y esto implicó una radicalización identitaria también por parte del peronismo y que ya tuvo tensiones desde el principio por todo lo que fue estatizar las sociedades de beneficiencia, fue problemático. Por todo esto, no creo que nunca exista una vinculación entre peronismo e Iglesia exento de tensiones. Pensarlo como una organicidad me cuesta un poco, o sea la Iglesia aspira a ser el todo, no a representarlo, nunca va a poder ser un partido. Sí es cierto que existen afinidades y también es verdad que para un sector del peronismo Francisco es una referencia.

-Sobre la apostasía.

-Con los avances que hubo, hay muchas personas que se presentaron para apostatar. Me parece que son espacios, tanto como los militantes por la apostación colectiva, como los militantes por un Estado laico, los militantes por una separación de la Iglesia del Estado y los militantes ateos, son todos los colectivos que ya existían y ahora por una cuestión de reacción por lo que pasó han tenido mucha visibilización. Y es una estrategia que para muchos tiene algunos límites, que son que muchas veces bregar por una laicidad desde una prédica antireligiosa es dejar afuera a la mayoría de los católicos que no coinciden con las posiciones de las jerarquías católicas pero no por eso no dejan de pertenecer a la Iglesia. Y en ese sentido me parece interesante la cuestión de la apostasía porque se ponen en juego dos miradas distintas acerca de lo sagrado.