En los medios

Diario de Cuyo
11/06/18

Productos de calidad para ganar mercados

De ser el "granero del mundo'' se ha pretendido que nuestro país pase a ser el "supermercado del mundo'', algo que todavía "no se ha concretado", dijo Eduardo Levy Yeyati, decano de la Escuela de Gobierno de la Di Tella, proclive a que la Argentina esté concebida bajo el concepto de "país delicatessen''.

La categoría de país industrializado, que es a lo que hay que apuntar, debe ser concebida en términos de crecimiento, en base a generar valor agregado a cada uno de los productos que se ofrecen, con el objeto de asegurar el ingreso de dólares a la economía y la generación de puestos de trabajo, una de las principales necesidades de nuestro país.


Hay varias concepciones de cómo se pueden lograr estos objetivos. Para Eduardo Levy Yeyati, reconocido economista y decano de la Escuela de Gobierno de la Universidad Torcuato Di Tella, la polarización agro versus industria no conduce a ningún lado porque ninguno de ellos, en forma particular, puede salvar nuestra economía. Señala que de ser el "granero del mundo'' se ha pretendido que nuestro país pase a ser el "supermercado del mundo'', algo que todavía no se ha concretado. Pero él es proclive a que la Argentina esté concebida bajo el concepto de "país delicatessen'' que es sinónimo de llevar productos premium a las góndolas del mundo. Para esto, gobierno y particulares deben trabajar arduamente tanto en la calidad de los productos como en su presentación, que es el valor agregado del que estamos hablando. Para esto también hace falta un sector privado que invierta en investigación y desarrollo, dos aspectos necesarios dentro de este objetivo.

La mayoría de los sectores de la producción han comprendido que la calidad de la materia prima y la presentación de los productos son la llave maestra para ganar mercados. Productos como la yerba mate, u otros que nos tocan más de cerca, como el vino o las aceitunas con su derivado del aceite de oliva, se están esforzando por alcanzar una excelencia que les permita competir a nivel mundial. Esto es posible por el cambio de paradigma referido al consumo que se ha dado a nivel mundial, en los últimos años.

En la actualidad se impone más la calidad y menos la cantidad. Según las nuevas corrientes vinculadas a la comercialización de productos agropecuarios, se sabe que disfrutar de la vida mediante el consumo cuantitativo no tiene sentido. Pensar una situación que pueda dar condiciones de vida buenas a tantas personas, reduciendo el consumo, obliga a imaginar un mundo distinto.

La agricultura periurbana está creciendo, los circuitos alimentarios se están acortando, productor y consumidor vuelven a relacionarse, las conexiones entre la ciudad y el campo se amplían cada vez más, y todo esto es sostenible desde el punto de vista físico, pero también es un valor si se reconoce como tal.

Cada vez se valoriza más la exclusividad de un producto, aunque tenga que fabricarse en serie, es por ello que también cada vez más se recurre a incorporar en cada unidad elementos distintivos que pueden estar en los envases o en sus etiquetas.

A manera de ejemplo, para disfrutar de un exquisito tomate hay que empezar por reconocer y valorar el trabajo del agricultor. Y sin ninguna duda es mejor tomar un vino un poco más caro una vez a la semana que mal vino a diario.