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24/04/18

Argentina, un refugio para los sobrevivientes del genocidio armenio

El profesor del Departamento de Estudios Históricos y Sociales, Juan Pablo Artinian, escribe en el marco del 103° aniversario del Genocidio Armenio.

Por Juan Pablo Artinian


El genocidio armenio es un crimen impune. A partir de 1915 el Imperio otomano exterminó más de un millón de personas. Sin embargo, este genocidio permanece invisible para parte de la opinión pública. ¿Por qué es importante este hecho histórico? Primero, el caso armenio inspiraría en parte al jurista judío Raphael Lemkin, que perdió parientes en el Holocausto, para crear el concepto de genocidio. Segundo, la impunidad del exterminio armenio envalentonó a Adolf Hitler para cometer el Holocausto.

Los Jóvenes Turcos, el partido que realizó el genocidio, tenían como objetivo crear un imperio étnicamente homogéneo. A partir de una ideología extremista, los líderes turcos consideraron a los armenios, una minoría del imperio, como una enfermedad a extirpar. La Primera Guerra Mundial era la oportunidad para exterminar a ese antiguo pueblo cristiano.

El 24 de abril de 1915 comenzó el asesinato de intelectuales, periodistas y clérigos armenios. Al mismo tiempo, los armenios que peleaban junto a las fuerzas otomanas fueron eliminados por sus propios camaradas turcos. Los armenios se encontraban dispersos, pero la mayor parte estaba en las provincias orientales del imperio. La gendarmería turca deportó a los armenios y robó sus pertenencias. En las caravanas los asesinatos de niños y ancianos, y las violaciones de mujeres, eran ejecutados por la gendarmería y la denominada "organización especial" (asesinos sacados de las cárceles por el gobierno) y kurdos. Degollaciones, ahogamientos masivos y conversiones forzosas eran las formas de destruir a los armenios. Los pocos sobrevivientes terminaban en campos de concentración en una zona desértica de Siria llamada Der-Zor donde continuaba la masacre.

El carácter planificado del genocidio está documentado en los archivos alemanes y austrohúngaro, aliados de Turquía durante la Gran Guerra. Ahora bien, la negación del Estado turco del genocidio lo hace doblemente doloroso; perpetúa el exterminio y genera la imposibilidad del duelo. A pesar de esa negación estatal, nuevas generaciones de periodistas y académicos turcos han confrontado el relato oficial y hablan del genocidio. Sin embargo, el reconocimiento gubernamental y las reparaciones éticas y culturales siguen pendientes.

Argentina ha reconocido el genocidio por el Poder Ejecutivo, parlamentario y Judicial. Es la tierra donde los huérfanos, entre ellos, mis abuelos, pudieron trabajar y educar a sus hijos. Es aquí donde estuvieron agradecidos y honrados de habitar.