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TN
9/04/18

El timing del ahorro en meses de alta inflación

El primer cuatrimestre acumulará una suba de precios cercana al 9 por ciento, aunque luego el índice desacelerará. Cómo administrar las inversiones ante este escenario, consejos del profesor de la Maestría en Finanzas UTDT.

Por Federico Furiase

El timing del ahorro en meses de alta inflación

Este año, el partido entre el salario y la inflación tendrá dos tiempos muy diferentes.

En el primer tiempo, la combinación “precios nuevos” con “salarios viejos” impactará negativamente en el bolsillo de los consumidores. En el primer semestre del año tendrá lugar la “triple Nelson” para la inflación: suba de tarifas (electricidad, gas, transporte y agua), traslado a precios, en cuotas, de la suba del dólar, y efecto derrame de los “precios liberados” de las naftas.

En este contexto, probablemente la inflación de los primeros cuatro meses del año acumule un 9%, en medio de negociaciones paritarias que, en general, cierran al 15%, en algunos casos con cláusula de revisión. Mientras tanto, el Banco Central (BCRA) amortigua la presión cambiaria vendiendo dólares y aspirando pesos de la calle para enfriar las expectativas de devaluación a la espera de los dólares de la cosecha. Así, pretende ayudar a coordinar el cierre de las negociaciones paritarias en línea con la meta del 15%.

En el segundo tiempo, la expectativa apunta a una desaceleración de la inflación. La suba de tarifas tendrá un impacto menor (quedan pendientes aumentos en gas y electricidad hacia el último cuatrimestre) y la estacionalidad de los salarios empezará a jugar a favor.

Claramente, la recuperación de los salarios contra la inflación dependerá de la capacidad del BCRA para moderar la tensión cambiaria y afianzar la desaceleración de la inflación. Para ello, lo cual la autoridad monetaria necesita afianzar el canal de las expectativas y convencer que todavía tiene los grados de libertad como para subir la tasa de interés si la inflación no baja.

Final del partido

Así, al mirar la “película” del año, probablemente la carrera entre salarios e inflación termine pareja, porque a la paritaria actual se sumará el "arrastre" que deja 2017.

Al considerar el arrastre de 2017 y la paritaria de este año, los salarios crecerán un 20 por ciento anual hacia diciembre, en un año no electoral. En Eco Go proyectamos que la inflación rondará el 21,7% y que la suba de tarifas tendrá un impacto directo de 3,5 puntos en el índice de precios.

Este escenario es consistente con un dólar de $23 a fin de año y una tasa de interés de referencia en 24,5% TNA a fin de diciembre.

Lo interesante de estos números radica en que, con esta proyección de dólar e inflación, el tipo de cambio real bilateral con el dólar mantiene la competitividad ganada hasta ahora. Eso deja un colchón para que la política atrase el dólar en el año electoral para impulsar un aumento del salario real.

Crédito para consumir

En todo caso, el impulso al consumo vendrá de la mano del dinamismo del crédito al sector privado en pesos. Esto dependerá de lo que puedan hacer los bancos para aumentar la capacidad prestable. Los créditos al sector privado en pesos (48% anual) vienen creciendo muy por encima de los depósitos (25% anual).

Por eso, será clave aceitar la coordinación económica. El Banco Central y el Gobierno deben encontrar espacios para un desarme gradual de Lebacs hacia bonos del Tesoro en pesos para tapar el agujero del sector público sin atrasar el tipo de cambio real. Y deben hacerlo sin tirar de la cuerda del crowding out (efecto desplazamiento) al sector privado. Es decir, sin "secar la plaza" de los fondos que necesitan los privados para impulsar el crecimiento.

¿Cómo manejar el timing de los ahorros en este escenario?

Luego del salto del dólar y el recalentamiento de la inflación, el BCRA decidió intervenir en el mercado de cambios para ponerle un “techo transitorio” al dólar que permita atravesar el "primer tiempo" del partido entre los salarios y la inflación. En este contexto, la inversión en activos en pesos volvió a despertar el radar de los inversores.

Hasta mayo, la inflación seguirá recalentada por la suba de tarifas y el traslado a precios de la depreciación del peso. Entonces, la inversión en bonos CER (con ajuste del capital por inflación) cortos, como el Boncer 2021 que rinde una tasa real en torno a 3,65%, pareciera ser un vehículo eficiente para transitar este escenario.

A partir de junio, con una inflación desacelerando lentamente, pero con un BCRA sin margen para relajar el sesgo contractivo de la política monetaria, será el momento para rotar de bonos CER al roll over (reinversión) de Lebacs cortas. Siempre procurando maximizar la tasa real esperada contra la inflación.

Hacia 2019, se espera un proceso de desaceleración de la inflación más afianzado. Esto, debido al menor impacto inflacionario de la suba de tarifas, la menor emisión monetaria del BCRA para financiar al fisco (1% del PIB este año y 0,5% en 2019) y a que la política económica llegará con colchón cambiario para atrasar el dólar y empujar los salarios reales en el año electoral.

Entonces, podría ser buen timing para rotar desde las Lebac cortas hacia el tramo más largo de la curva de bonos en pesos, donde juegan los instrumentos del Tesoro a tasa fija. El objetivo es capitalizar un escenario de compresión de tasas consistente con las menores expectativas de inflación.

Pero la agenda del gradualismo fiscal requiere financiar la transición con deuda. Eso deja a la economía muy expuesta a shocks externos frente al déficit creciente de la cuenta corriente, mientras se intenta mantener un ritmo de crecimiento en torno al 3%, se baja el déficit fiscal, suben las tarifas y se modera la presión inflacionaria. No luce nada fácil.

Por eso, resulta clave diversificar el riesgo cambiario y de tasa de interés con bonos en dólares de corto plazo que permitan navegar los tiempos del gradualismo con mayor tranquilidad.

* Federico Furiase es economista y magister en Finanzas. Es director de la consultora Eco Go y profesor de la maestría de Finanzas de la UTDT.