En los medios

Revista Clarín Pymes
12/09/17

Un cambio social

La investigadora del Espacio de Negocios Inclusivos de la Di Tella compara las empresas tradicionales con los nuevos modelos de la economía circular

Por Sabrina Faur
Las llamadas Nuevas Economías (Economía Circular, Economía Azul, Economía Colaborativa, Sistema B) incorporan en sus modelos de negocios aspectos vinculados al impacto social y ambiental. Es inevitable preguntarnos: ¿Cómo es que construimos un sistema que no contemplaba estos aspectos? Tenemos que comprender, en primera instancia, que la economía es el reflejo de nuestra sociedad. Hemos construido culturas donde ser el “N° 1” es central. Este énfasis en ser el mejor se ve reflejado en la economía, donde lo importante es tener la mayor facturación, la mayor cuota de mercado, el mayor margen, el mayor valor en bolsa.

Si comparamos una empresa tradicional versus una de las nuevas economías, veremos que, en términos de su foco, la empresa tradicional se centra en un vínculo estrecho (empresa y consumidor/cliente), mientras que la empresa de la nueva economía expande el foco y considera todo el ecosistema. En términos de su objetivo, la empresa tradicional busca ser la mejor, y la de la nueva economía comprende que es una pieza de un rompecabezas que debe encajar armoniosamente con las otras piezas para formar una imagen completa. Finalmente, en términos de su lógica, la empresa tradicional sigue los principios de alcanzar la maximización, y la de la nueva economía sigue los principios de coviabilidad, donde se busca que sea, simultáneamente, viable para uno y para el otro. Realizar este pasaje parece tarea sencilla, pero ¡no lo es! Nos anteceden 400 años de estructuras tradicionales. Para que emerjan las nuevas economías debemos deconstruir nuestra sociedad: no se trata de un cambio de economía, sino de un cambio social.