Viernes 18 de marzo de 2022.- El periodista norteamericano John Dinges dictó ayer en la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT) la conferencia “Represión transfronteriza en la época del Plan Cóndor”, que organizó el Departamento de Ciencia Política y Estudios Internacionales. Presentado por el vicerrector Juan Gabriel Tokatlian, Dinges expuso las conclusiones de su nuevo libro, “Los años del Cóndor. Operaciones internacionales de asesinato en el Cono Sur”, que describe la alianza militar establecida en la década del 70 entre ocho países latinoamericanos con el fin de perpetrar secuestros, asesinatos, torturas y otros crímenes en el Cono Sur, Norteamérica y Europa.
“Hay varios mitos en torno al Plan Cóndor. El primero es que fue responsable de hasta 60 mil muertes en América Latina. El segundo, que EEUU lo inventó y organizó, y hasta intervino en la identificación de blancos y la ejecución de personas. El tercero, que Chile fue el inventor de la operación. El primer mito es fácil de corregir: no murieron 60 mil personas en América Latina; la cifra que se puede documentar es de 20 mil casos, de los cuales un cierto porcentaje pertenece a Cóndor”. Sobre el rol de EEUU, precisó: “No es cierto que EEUU inventó, organizó ni participó en la Operación Cóndor. Yo uso la palabra ‘complicidad’ para describir su papel”. Del tercer mito explicó que “fueron Argentina y Uruguay los países más activos del plan; Chile en tercer lugar”.
Con respecto a los objetivos del Plan Cóndor, Dinges dijo que “el término general se refiere a la represión transfronteriza en operaciones fuera de las fronteras de los países”, mientras que estableció su duración “desde el golpe chileno en 1973 hasta la caída del gobierno militar en la Argentina, en 1983”. Sobre el número de víctimas, precisó que su base de datos personal registra 654 casos documentados, y que esa cifra es consistente con la estimada por Francesca Lessa, investigadora del Latin American Centre de la Universidad de Oxford.
“El Plan Cóndor fue una alianza entre seis países (Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay) a los que luego se agregaron Perú y Ecuador”, dijo el norteamericano, y aclaró que aunque el acuerdo fue establecido formalmente en Santiago de Chile en noviembre de 1975, se identifica un período anterior, más informal, al que él denomina “pre Cóndor”, que entre 1973 y 1975 registró 186 víctimas documentadas. Dinges engloba ambos momentos en el concepto “los años del Cóndor”. Estimó que la primera etapa registró unas seis víctimas por mes y que la segunda alcanzó unas doce mensuales. “Entre esos dos períodos hubo una continuidad entre los países intervinientes, en las instituciones y en los resultados”, dijo, y atribuyó al golpe argentino de 1976 una responsabilidad en el aumento de la intensidad en la represión de la segunda etapa.
Sobre el rol de EEUU, explicó que aunque la Escuela de las Américas enseñaba la doctrina geopolítica de la contrainsurgencia, no dio origen al Plan Cóndor, si bien se verifica una continuidad ideológica entre ambos. Precisó que EEUU colaboró en la “respuesta a la subversión” capacitando a los latinoamericanos en “la profesionalización de la policía y de instituciones militares, y en el desarrollo de la inteligencia y las comunicaciones (recolección y análisis de datos)”. Y agregó: “EEUU sabía que implementando esa doctrina militar iba a morir mucha gente. La tortura no era un secreto para EEUU”.
Luego explicó que fue en marzo de 1974 cuando los países que luego crearon el Plan Cóndor coordinaron el primer trabajo conjunto de sus respectivas policías para ejecutar la represión interna, pero que desde la implementación formal del plan “la policía quedó subordinada al control militar”. Detalló que en la Argentina “el Batallón 601 estaba inicialmente subordinado a la Policía y a la SIDE, pero desde octubre de 1975 ambas organizaciones quedaron subordinadas a la jerarquía militar”, y añadió que fue creado “un banco de datos computarizado, con central en Santiago de Chile, en computadoras IBM compradas en EEUU, para el análisis de datos nacionales e internacionales”. Según explicó, “hasta entonces, las policías se comunicaban por cartas, pero con la creación de Cóndor Tel, un sistema interconectado de télex, Argentina recibía de Chile listas de chilenos en Argentina. Y Argentina mandaba a Paraguay nombres de argentinos buscados allí. El intercambio de inteligencia fue muy importante y alentado por EEUU. Tenemos muchas copias de los télex, y la mayoría son pedidos de detención”.
“Una innovación importante del Plan Cóndor fue el intercambio operacional”, indicó. Es decir, que personal de cada país de la alianza estaba autorizado para trabajar en territorio de los demás países. “Desde marzo de 1976, Argentina es el centro de mando y control militar de las operaciones internacionales. Sabemos esto por documentos de la CIA. La sede central de Cóndor en Argentina estaba en un edificio de la SIDE ubicado en la calle Billinghurst. Allí se instalaron los representantes chilenos y uruguayos. Las operaciones bilaterales se lanzaron desde esa sede. Algunos casos famosos: el uruguayo Zelmar Michelini, secuestrado en 1976; Edgardo Enríquez, líder del MIR de Chile; Juan José Torres, expresidente y militar de Bolivia”.
Por fin, el periodista se refirió a las operaciones Teseo, aquellas desplegadas por Chile, Argentina y Uruguay en territorios fuera de la alianza, como Europa, México y EEUU. “El caso más famoso es el asesinato del economista chileno Orlando Letelier, en Washington, ejecutado por chilenos y cubanos anticastristas, con participación en menor grado de Paraguay y Argentina”. Agregó que su investigación concluyó que “la gran mayoría de las operaciones Teseo fracasaron” y que considera que ello se debió a que “la CIA filtraba información a Europa sobre las personas buscadas” y que así se previnieron muchas operaciones de asesinato. “De 21 operaciones en México, EEUU y Europa, fracasaron la mayoría”.
Consultado por Juan Gabriel Tokatlian sobre si Henry Kissinger o el Departamento de Estado de EEUU estaban informados del Plan Cóndor, Dinges explicó: “EEUU no reaccionó hasta que con la operación Teseo se buscó matar gente en Europa, aliado en la OTAN de EEUU. Entonces reaccionó. Pero no lo hizo en los casos de represión interna”. Y recordó que en la visita de Kissinger a Chile en 1976, el secretario de estado le dijo a Pinochet que sabía que el país tenía un problema terrorista y que le deseaba éxito en la campaña para reprimir la subversión. “Eso era luz verde en secreto, mientras en la OEA, ese mismo mes, Kissinger hablaba de derechos humanos”, distinguió. También indicó que la CIA obtenía información de detenciones e interrogatorios a 24 o 48 horas de registrados.