La Universidad Torcuato Di Tella (UTDT) informa que el Índice de Conflictividad Laboral que elabora el CEPE (Centro de Evaluación de Políticas Basadas en la Evidencia) arrojó que la conflictividad en el bimestre marzo-abril de 2023 se ha incrementado un 39% con respecto al mismo período del año 2022.
En el primer cuatrimestre suele suceder un álgido periodo de negociación de niveles salariales en los convenios colectivos de trabajo. Si bien este proceso es esperable, el contexto macroeconómico y político acentúan o morigeran, según el caso, la incidencia de la conflictividad mientras suceden las negociaciones y los distintos sectores hacen públicos sus acuerdos. En términos generales, durante la presidencia de Alberto Fernández se dio una tendencia decreciente en el conflicto laboral. La emergencia de la pandemia en 2020 y buena parte de 2021 desescaló las demandas en un fenómeno que habíamos denominado pax pandemica. Es una notable excepción el pico de conflicto en torno al comienzo del ciclo lectivo 2021 con el debate de apertura (o no) de las escuelas en el segundo año de pandemia.
El alza de la aceleración inflacionaria, la caída del salario real registrado y el clima político de comienzos de 2023 explican este aumento de la conflictividad internaual en 2023, que comienza
a acercarse al nivel de ICL pre pandemia, con un 39% de aumento en el promedio marzo-abril del 2023 respecto de mismo periodo de 2022. La pregunta que surge es si se trata de un pico entorno a la aceleración inflacionaria y presión política por la definición de candidaturas en un año electoral, o si es un aumento que permanecerá en un plazo más largo. Lo veremos en las siguientes ediciones cuatrimestrales de este informe.